El “No A La Guerra” en diferido

Por Carlos Martínez

Es sorprendente que muchas personas u organizaciones que se denominan de izquierda pidan y digan lo mismo que los medios de comunicación y las agencias de prensa que están en manos de aquellos que quienes oprimen a los pobres de todo el mundo. Más sorprendente es el giro de personas y colectivos desde el No a la Guerra de Irak al Sí a la Guerra en Libia o Siria.

Fotografía: AP Photo/Rodrigo Abd

La Siria previa a la guerra no es una democracia homologable a las de Europa occidental (de hecho no la hay en todo oriente medio) pero no era el peor de los Estados en materia de democracia y derechos humanos. Si esos fueran el argumento para una intervención o guerra humanitaria se debería empezar por los más opresores, es decir, por Arabia Saudita y reinos satélites. En Siria los recursos naturales más importantes de ese país estaban nacionalizados. En Siria hay una amalgama de creencias, etnias y grupos humanos que han convivido  en paz durante siglos garantizada por un estado laico.  El gobierno y el pueblo sirio  han sido uno de los grandes opositores a la política genocida del estado israelí que tiene ocupado de forma ilegal parte del territorio sirio, acogiendo en su territorio a gran parte del éxodo palestino. En Siria las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres.

Los continuos llamamientos “a la comunidad internacional” que se leen y escuchan en los medios de comunicación no son sino un eufemismo para pedir bombardeos de la OTAN en auxilio de grupos terroristas afiliados a AlQaeda o al propio Daesh. Siria sufrió una invasión de militantes armados, el 90 % de los llamados “Rebeldes Sirios” son extranjeros. Todas sus armas y financiación provienen del extranjero, así como venden a compañías energéticas  el petróleo que roban en Siria e Irak.

Claro que debemos pedir el fin del conflicto, es más, tuvimos la ocasión de exigirlo cuando comenzó la invasión. No ahora en el que los terroristas  apoyados por el eje OTAN-Arabia Saudí-Israel están perdiendo la guerra frente a los aliados antiimperialistas.

Hay que hacer un esfuerzo para informarse más allá de los medios de comunicación que defienden los intereses de sus propietarios, los “rebeldes moderados” apoyados por EEUU desaparecieron hace mucho tiempo y sus armas están en manos de los terroristas. Esa situación es más evidente en el caso de Alepo Este en la que sólo había militantes de AlQaeda acompañados  asesores militares de la OTAN.

Se debe recabar información sobre las condiciones de vida y de los derechos humanos de la población siria bajo el yugo del Daesh o AlQaeda: lapidamiento de mujeres, pérdida de todos sus derechos, ejecuciones inhumanas por despeñamiento de homosexuales, crucifixiones de cristianos. Los mal llamados rebeldes no hacen prisioneros y los someten a las más aberrantes ejecuciones que registran y muestran al mundo en Internet. Debemos recordar la situación de esclavitud sexual de las mujeres hechas prisioneras yazidies. Y sobre todo recapacitar sobre la situación de la  Libia post-Gadafi donde “la comunidad internacional” intervino para la victoria militar de los llamados rebeldes, cuyo jefe militar estaba procesado en España por los horribles atentados contra los trabajadores del 11-M. Libia ha pasado de ser el país con mayor desarrollo humano en África y con unos derechos reconocidos a mujeres y minorías, a ser un escenario de una guerra inacabada donde han desaparecido toda minoría, donde los inmigrantes son maltratados y  donde las mujeres han retrocedido a la edad  media

En Siria no hay una revolución en favor de la democracia o los derechos humanos, hay una invasión de elementos reaccionarios apoyados por el gran capital USA, europeo y saudí con el ánimo de apropiarse de sus recurso y derrocar a un gobierno desobediente. La gran mayoría de la antigua oposición al gobierno no está en armas contra el gobierno o se ha unido a él, es una cuestión de vida o muerte para gran parte de ellos.

En Alepo se ha dirimido una batalla cruel, como lo son todas y no es diferente de las que se están librando en Mosul (irak), Sirte (Libia) o en muchas ciudades de Yemen cuyos ciudadanos están sufriendo bombardeos del ejército de Arabia Saudita ante el silencio de la autoproclamada Comunidad Internacional y el de algunos presuntos “activistas” y sus organizaciones  

Las carencias del estado sirio no se solucionan con una invasión de elementos reaccionarios ni con bombas de la OTAN. Dejemos a los sirios para que caminen hacia una sociedad mejor por medios pacíficos y realmente democráticos.  No es de recibo iniciar una guerra con el coste humano y material que les son inherentes para retroceder 400 años. Las guerras siempre son injustas y son doblemente injustas cuando el objetivo es la pérdida de libertades y derechos, aunque sean pocos.

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