No faltaban Iglesias y Ayuso, faltaba la democracia

Por Carmen Romero 

Once en punto de la mañana. Arranca el debate por las elecciones de la Comunidad de Madrid de la Cadena SER. No hace falta que explique lo que ocurre minutos después: Monasterio no solo no condena la violencia contra Pablo Iglesias y su familia tras recibir un sobre con cuatro balas, sino que incluso lo pone en cuestión. Tras esto, Iglesias abandona la mesa de debate y se marcha. Ayuso ni si quiera ha ido. No ha ido pero sí está, como Darth Vader cuando le habla a Kylo Ren a través del casco hecho trizas. Pero de esto hablaremos más adelante.

Doce y once de la mañana. Tras una hora y once de debate aún no se ha puesto sobre la mesa ninguna propuesta firme de ningún partido. Mónica García (Más Madrid) intenta hacerlo, pero apenas se distingue lo que dice, Monasterio no para de literalmente chillar barbaridades que no entran en la cuestión del debate. La única propuesta de Vox por la Comunidad de Madrid es esa, que no haya propuestas. Miento, sí que habló la candidata verde sobre una de sus propuestas: hacer recortes en el número de políticos del Congreso de los Diputados. Además con muy malas formas, casi a dos chupitos de decir que quiere reducir el número de políticos para que vuelva el caudillo.

No, el sobre con balas que le han enviado a Iglesias no es polarización, es fascismo. Polarización es que en Madrid haya gente que no puede ser atendida en los hospitales, colegios con falta de personal, residencias de ancianos donde mueren personas por la pésima gestión, y un largo etcétera. Mientras, en Vox actúan como matones pistoleros, presentándose como supuestos outsiders, creando problemas que no existen como el de los MENA (que son niños sin familia). Porque por mucho que vayan de outsiders y antisistemas, son sistema. Son tan poco outsiders que crean problemas inexistentes a través del odio para no ir contra el problema real: la crisis de sistema que se nos cae encima.

La política útil parece ser cosa del pasado. No haberle puesto líneas rojas a la extrema derecha tiene consecuencias. Las balas que le han enviado a Pablo Iglesias es munición reglamentaria del Ejercito y la Policía. Militares retirados ya dijeron hace pocos meses que fusilarían a “26 millones de hijos de puta”. La infiltración de la ultra derecha en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es una realidad. La élite empresarial francesa anunciaba el peligro que suponía Marine Le Pen en su país. La élite española no abre la boca sobre el tema. De hecho, desde cadenas de televisión donde tienen acciones como Telecinco llamaron “jarabe democrático” a los fascistas que fueron a Coslada a reventar un acto de Unidas Podemos. La ultraderecha no es solo Vox, la ultraderecha también pasa por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y por el Partido Popular. Desde el comienzo de la pandemia, la extrema derecha está empeñada en echar a bajo el país. Vox, incluso con jerga belicista llamando a las armas como en este tuit de Hermann Tertsch.

Ayuso sí estaba en el debate, aunque como decía al comienzo, como Darth Vader cuando le habla a Kylo Ren a través del casco hecho trizas. Las eleciones en Madrid se convocan cuando Ayuso se mueve hacia la extrema derecha y Pablo Casado hacia el supuesto centro, no en Murcia. La cerilla cae sobre la pólvora cuando Ayuso le compra el discurso a Vox, queda totalmente integrada en el Clan Aguirre y le da la espalda al rostro de derecha moderada que quiere mostrar Casado como líder de la oposición del Gobierno de España. Y digo el Clan Aguirre porque esta trifulca entre extrema derecha y derecha moderada viene desde el Congreso del PP de 2018. Viene desde el Esperanza Aguirre vs Mariano Rajoy.

El problema de la izquierda, hasta hoy, era la inmovilización de sus votantes. El de la derecha, la distribución de votos. De hecho, El PP de la Comunidad de Madrid, al finalizar el debate tuiteaba y en seguida borraba con un “Cierra al salir”, dedicado a Pablo Iglesias por marcharse del debate. Ayuso sí estaba en el debate. Ayuso y el PP tienen gran parte de culpa de todo lo ocurrido en la SER y de todo lo que está ocurriendo en nuestro país con la extrema derecha. 

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Llevamos años de blanqueamiento de un discurso de odio atroz. Vox necesita ese discurso de odio para no quedarse fuera. En lo económico son unos neoliberales de manual y unos beneficiarios del sistema que dicen repudiar (Trumpismo). Unos neoliberales de manual sin propuestas porque lo único que les importa es paralizar la crisis sistémica que tenemos, pero para que nada cambie. Por eso su única propuesta es que no haya propuestas, porque lo que hace falta en nuestro país es llevar a cabo esa política útil que ponga en el centro a la clase trabajadora y a los barrios abandonados durante décadas por las políticas neoliberales. Recordemos que el fascismo de los años 30 no era más que la ideología de las clases dirigentes para paralizar el movimiento obrero.

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