No es asistencia sexual, es prostitución encubierta

El pasado 11 de febrero Telmo Irureta recibía el Goya a mejor actor revelación por su papel en la película ‘La consagración de la primavera’. En el cierre de su discurso, el actor, con parálisis cerebral, decía: «Nosotros también existimos y nosotros también follamos».

Por Oriol Sabata

Unos días más tarde, en una entrevista concedida a la agencia de noticias Europa Press, el actor defendía abiertamente la prostitución y aseguraba que recurre a ella: «Es un pacto, un trato, un trabajo. A mucha gente le ayuda, a mí me ayuda».

Estas declaraciones han provocado la indignación del movimiento abolicionista. A raíz de estas afirmaciones, algunos sectores que defienden la legalización de la prostitución aseguran que existe el “derecho a la sexualidad” para personas con discapacidad. Lo argumentan como una especie de asistencialismo para personas con dificultades psicomotrices para mantener relaciones sexuales.

La realidad es que el sexo no solo no es un derecho, sino que el lobby putero usa este tramposo argumento para tratar de blanquear la explotación sexual. Cuando estos sectores hablan de «derecho», se refieren, en verdad, al negocio que ven en el sistema prostitucional. Lo que aparentemente se vende como un “asistencialismo solidario” no es más que prostitución pura y dura, con toda la violencia y la denigración que ello implica.

Vamos a centrarnos en un caso real: el proyecto Asistencia Sexual.org. Se trata de un grupo que en su página web publicita abiertamente la prostitución. Sin embargo, el término que usan es el de «asistentes sexuales».

Estamos sin duda alguna ante una estrategia del lobby putero para implantar el sistema prostitucional en el sector de las personas con discapacidad. Pero el falso discurso sobre los derechos y el asistencialismo se desmonta al profundizar un poco más en el tema. Rápidamente comprobamos como lo que en realidad defiende este sector es un negocio. En la web aseguran que el precio medio de la “asistencia” se sitúa en torno a 60 euros la hora. Al entrar en el apartado «asistentes sexuales» comprobamos como cada persona prostituida muestra otras tarifas. Algunas llegan a cobrar hasta 80 euros la hora. Actualmente, según anuncian en su web, están prostituyendo a más de 250 personas en varias provincias españolas y algunos países de América Latina. Una auténtica barbaridad.

El proyecto asistenciasexual.org

En esta misma línea, Montse García, quien se autodenomina como «asistente sexual», asegura en una entrevista para la emisora de radio RAC1 que ella realiza «acompañamiento sexual», recurriendo una vez más a eufemismos para encubrir lo que en realidad es prostitución.  Sin embargo, luego termina reconociendo que «una parte de la motivación es económica» y que «son unos ingresos extra que vienen muy bien». Es denigración y explotación sexual ofrecida con un nuevo envoltorio disfrazado de «derechos» y «apoyo» a personas discapacitadas.

Se está blanqueando la explotación y lo más preocupante de todo es que se está haciendo con el apoyo y la promoción de determinados medios de comunicación e instituciones públicas de carácter administrativo y académico.

En el sitio AsistenciaSexual.org podemos comprobar como se realizan conferencias y seminarios en universidades y tienen presencia en varios medios de comunicación. Este proyecto ha contado con el apoyo de instituciones públicas como la Universidad de Sevilla, la Universidad de Málaga, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), la Universidad Internacional del Mar, en Murcia, la Universidad Carlos III, la Universidad de Huelva, el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA), el Ayuntamiento de Sevilla o la Agencia de Salud Pública de Barcelona.

Medios como la Cadena Ser, 8TV, TV3, Radio Euskadi, El Diario, Radio4, Cuatro o La Vanguardia han dedicado espacios a promocionar este proyecto. Una manera de «romantizar» la prostitución desde las instituciones y los medios. Algo lamentable.

Asistimos a una clara estrategia del lobby putero para ampliar su negocio a la población con discapacidad mediante prostitución encubierta. Ni el sexo es un derecho ni la prostitución es un trabajo, lo que quieren es perpetuar el negocio de la explotación sexual. Ni la administración ni los medios son nuestros aliados. Solo contribuyendo a fortalecer el movimiento abolicionista podremos frenar esta barbaridad.

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