Náufragos en tierra firme

«Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas» Karl Marx

Luis Miguel Sánchez Seseña
Economista

La incertidumbre es un fenómeno característico de las economías de mercado, del capitalismo. Las decisiones económicas son tomadas por múltiples sujetos, en un entorno contradictorio y con información deficiente. En esas sociedades, el poder de previsión y de decisión está disperso, descentralizado, distribuido de manera desigual, y la especulación sustituye frecuentemente a la planificación.

Inspirado en la tesis de Karl Marx, Marshall Berman (1940-2013) en su libro “Todo lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia de la modernidad” (1982), construye un concepto clave sobre la modernidad. El hecho fundamental de la vida moderna es lo radicalmente contradictoria en su estructura: capaz de todo, menos de proporcionar seguridad, certeza y solidez. Menuda paradoja.

Berman, busca en Marx una nueva dimensión, recuperando su figura y pensamiento en la modernidad. En definitiva, para Berman ser modernos es “experimentar la vida personal y social como una vorágine, encontrarte y encontrar a tu mundo en perpetua desintegración y renovación, conflictos y angustias, ambigüedad y contradicción: formar parte de un universo en el que todo lo sólido se desvanece en el aire”.

De la misma forma, la realidad líquida de Zygmunt Bauman (Poznan, 1925 – Leeds, 2017) consiste en una ruptura con las instituciones y las estructuras establecidas. En el pasado, la vida estaba diseñada específicamente por modelos y pautas establecidas para tomar decisiones. En la modernidad, el filósofo polaco sostiene que las personas han conseguido desprenderse de los patrones y las estructuras heredadas, y que cada uno crea su propio molde para determinar sus decisiones y su camino. En la vida líquida, según Bauman, la sociedad se basa en el individualismo y se ha convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Todo lo que tenemos es cambiante y con fecha de caducidad, en comparación con las estructuras fijas del pasado. En la sociedad actual, no podemos aferrarnos a nada, porque todo es mutable y efímero. Todo es líquido.

Lo que el viento se llevó

Los modelos económicos basados en el ceteris paribus -expresión latina que significa manteniéndose «todo lo demás constante» – es un instrumento recurrente en el análisis económico y financiero. El origen del ceteris paribus fue la obra del economista Alfred Marshall (1842-1924) en su modelo de equilibrio parcial. Este tenía como objetivo estudiar por separado cada sector económico, considerando que los demás permanecían sin modificaciones. Una simplificación útil para el estudio teórico en la escuela neoclásica, pero muy alejado de la realidad actual.

Con la incorporación de las «expectativas” a la ciencia económica – es decir, las previsiones que los agentes económicos realizan sobre cualquier magnitud de las variables económicas en el futuro-, se abren nuevos horizontes conceptuales. Los economistas keynesianos, que elaboraron grandes modelos macroeconómicos en los años sesenta, se vieron en la obligación de añadir algo más: pensaron que los agentes económicos utilizaban los datos de los últimos años para predecir la situación de los siguientes. El enfoque más usual era el de las expectativas adaptativas. El que las expectativas sean adaptables implica simplemente suponer que los agentes económicos acomodaran sus previsiones a la vista de la experiencia anterior reciente, aprendiendo de los errores cometidos en ella. Las expectativas adaptativas utilizan sólo información contenida en los valores pasados de la variable que predice, prescindiendo de mucha información contenida en otras variables.

Profundizando en el armazón teórico de la economía, llegamos a la hipótesis de las expectativas racionales, que afirma que los agentes económicos forman racionalmente sus previsiones sobre el futuro, utilizando de forma eficiente toda la información sobre el estado pasado y presente de la economía, lo que supone, incluso anticipar correctamente cuáles serán las medidas a aplicar por los Gobiernos ante la aparición de una perturbación económica. En pura lógica, cuanto mayor preparación tienen y más información disponen los agentes económicos, mejor evaluarán la política a desarrollar y medirán sus implicaciones. Un método radicalmente distinto a una mera extrapolación de lo que ha ocurrido en el pasado, para el análisis de las políticas económicas futuras. De igual manera, insuficiente en los tiempos actuales.

Regreso al futuro

La crisis financiera de 2008 primero, y ahora la pandemia del COVID-19, ha marcado un escenario económico sin precedentes, desconocido hasta la fecha.

La pandemia ha acelerado los llamados entornos VUCA. El origen de este término se remonta a los años 90 cuando los soldados estadounidenses comenzaron a acuñar dicho acrónimo inglés. A lo largo de los años, su significado se ha trasladado a la economía y a los sectores empresariales, donde cada vez se hacen más patentes los cambios que nacen de forma más continua y rápida. Dos de las principales causas son la globalización y el auge de las nuevas tecnologías.

El concepto VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity, o Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad), es claramente trasladable a esta época en que la humanidad se ha visto gravemente afectada por la pandemia. Podemos decir que la situación actual que vivimos va más allá, refleja un entorno VUCA 360º, ya que ha afectado a todos los sectores y a la mayoría de los países.

¿A qué hace referencia VUCA? Volatilidad (Volatility): este elemento del acrónimo hace referencia a los cambios rápidos, impredecibles y que no tienen patrones claros de comportamiento. Es decir, un cambio que simplemente no podemos predecir. Incertidumbre (Uncertainty): como sabemos, la incertidumbre es lo contrario a la certeza, la falta de previsibilidad. Esto quiere decir que el entorno en el que vivimos hoy, no nos permite predecir o priorizar con exactitud qué factores influyen y en qué situaciones. Hoy, esta incertidumbre impide que sepamos qué va a pasar mañana en términos ambientales y sociales. Complejidad (Complexity): Nuestra situación tiene muchas partes interconectadas, muchos factores de influencia y múltiples variables. Tenemos información, pero es mucha, hay mucho ruido y demasiados bulos. Está tan interconectada que no podemos identificar causas y efectos. Ambigüedad (Ambiguity): Los acontecimientos son difíciles de interpretar de manera inequívoca, hay distorsión de la realidad. Nada parece ser claro, y los sucesos pasados no son aplicables para entender los actuales. Hay quienes añaden la H (VUCAH) de hiperconectividad, para completar un escenario caótico y hacer valer el antiguo proverbio chino que advierte que” el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.

De esta manera, nacen los llamados entornos BANI como respuesta a situaciones que no solo son difíciles de predecir y comprender, sino que son caóticas, completamente impredecibles e incomprensibles. Un entorno BANI es aquél que se explica por las cuatro palabras a las que corresponden dichas iniciales en inglés: Brittle (frágil, quebradizo, que puede romperse con facilidad), Anxious (impaciente, ansioso), Nonlinear (no lineal, no responde a la dinámica “causa-efecto”), e Incomprehensible (ininteligible, incomprensible).

¿Qué indica un entorno BANI? Quebradizo (Brittle): las cosas frágiles son propensas a romperse. La mayoría de sistemas son menos fuertes de lo que aparentan, ya que el rendimiento puede desplomarse si surge un imprevisto al que no saben cómo enfrentarse. Por eso, cuando las bases empiezan a tambalear nadie se lo espera, y poco a poco va formando grietas en la estructura. El objetivo de cualquier agente económico en entornos BANI debería ser construir capas para evitar puntos únicos de fallo, resistir a la aleatoriedad tomando riesgos pequeños, pero dejando de lado aquellos que podrían poner contra las cuerdas el futuro de la organización. Mantener opciones abiertas y endeudarse lo justo. Ansioso (Anxious): los entornos BANI generan miedo. Continuamente nos enfrentamos a situaciones con las que no estamos familiarizados, que no esperábamos y que nos desorientan. La incertidumbre, por lo general, es el mayor aliado de la ansiedad, así como de la sensación de impotencia. En un mundo donde reina la ansiedad cualquier decisión parece que pueda acabar en un desastre y siempre estamos esperando a que caiga la próxima desagracia. Esto hace que no nos atrevamos a tomar decisiones, pero también supone una pérdida de oportunidades. No lineal (Non-linear): como «no lineal» entendemos que no hay relación directa entre causa y efecto, y esto nos desestabiliza. Es decir, se trata de pequeños hechos que pueden desencadenar en grandes consecuencias o que entre el origen y el desenlace hay un desfase muy grande. Por eso, es importante adaptar una visión sistemática que nos ayude a ser flexibles ante estas situaciones de extrema ambigüedad. Incomprensible (Incomprehensible): el mundo es cada vez más complejo. Tendemos a buscarle a todo un por qué, una explicación de lo que ha pasado, las causas y las consecuencias. Esto, en términos generales, no tiene un matiz negativo. El problema empieza cuando las explicaciones que creamos son demasiado simples y tendemos a tomar decisiones incorrectas.

Pilotando entornos turbulentos

La clave para afrontar este tipo de entornos pasa por la construcción de soluciones resilientes, creativas, intuitivas e innovadoras; habilidades que ayuden a interpretar el momento actual. La inteligencia artificial, el internet de las cosas y el Big Data pueden ser grandes aliados si sabemos cómo apoyarnos en ellos.

Se necesita: aprendizaje continuo, trabajo colaborativo, rapidez en la reacción ante los cambios, confianza compartida, comunicación fluida, versatilidad, permanente reinvención. Autonomía, autoconocimiento, autogestión, autoestima, autodisciplina. Pragmatismo (resultados), pensamiento crítico, compromiso, negociación. Empatía, escucha activa, adaptabilidad, asertividad.

Los entornos caóticos nos invitan a ser más solidarios, a usar más la meditación, a encontrar la flexibilidad necesaria, a estudiar más para quizás entender menos. O como nos exhortaba Antonio Gramsci: “Instrúyanse, porque necesitamos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitamos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitamos de toda nuestra fuerza”.

Hay una ingente tarea por delante. No desfallezcamos.

 

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