La militancia de Nación Andaluza encontramos, en este como en otros muchos aspectos, acertadas las tesis del andalucismo revolucionario de Blas Infante que señala como Europa promovió el “feudalismo territorial” que se desarrolló en los monopolios industriales a partir del siglo XIX.
Por Nación Andaluza
Con motivo de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea se celebrará el próximo 6 de octubre una cumbre de Jefes de Estado o de Gobierno en Granada. Este evento será precedido de la III Cumbre de la Comunidad Política Europea en la misma ciudad, a la que han sido invitados 20 Estados además de los que componen actualmente la UE. Desde Nación Andaluza denunciamos esta agenda que marca una presencia directa de los mandatarios del imperialismo en nuestro país.
Desde que en 1986 la oligarquía dominante española decidió que había que entrar en la Comunidad Económica Europea en salvaguarda de sus intereses y con el beneplácito de la colaboracionista y dependiente burguesía local, la inclusión de Andalucía en la -ahora- UE ha supuesto una constante profundización en un proceso de desmantelamiento productivo. El motor de la unificación europea son los intereses de los monopolios, del gran capital, que es contrario a los intereses de la clase obrera y de los sectores populares. Su existencia se explica por la necesidad de un mercado único y de gran tamaño, que acumule y centralice el capital para establecer las mejores condiciones para los monopolios europeos.
La Unión Europea tiene un marcado acento antidemocrático y oligárquico que se acentúa en estos momentos de decadencia imperialista. El Parlamento Europeo tiene un carácter meramente decorativo y protocolario, incapaz de enfrentarse a los intereses de las burguesías europeas. El poder real y ejecutivo, reside en el Consejo de Ministros, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Instituciones todas ellas no electivas, donde los grupos de presión capitalistas influyen e intervienen en las decisiones que nos afectan a todas. Son los Estados burgueses, los instrumentos de poder sobre los que se asientan las clases explotadoras de la UE Como una nueva Santa Alianza contra ambos.
Las “ayudas europeas” enmascaran una división internacional del trabajo que determina la desaparición paulatina de nuestro escaso tejido industrial, de nuestra pesca y agricultura, así como la forzada reconversión y especialización de Andalucía como país periférico de servicios para ocio, acumulador de mano de obra barata y policía mercenaria de sus fronteras económicas. La “transición ecológica” es un timo -que ha autorizado el uso de venenos como el glifosato- cuyo objetivo es beneficiar a las grandes empresas que buscan nuevos mercados y mayor independencia energética a costa de destruir nuestro medio natural. Nos dan ayudas, para que no hagamos ni seamos más que lo que necesita Bruselas.
La militancia de Nación Andaluza encontramos, en este como en otros muchos aspectos, acertadas las tesis del andalucismo revolucionario de Blas Infante que señala como Europa promovió el “feudalismo territorial” que se desarrolló en los monopolios industriales a partir del siglo XIX. Un ente de la oligarquía que tiene su origen en la aristocracia expansionista medieval que nos conquistó para ampliar el capitalismo naciente y hoy se plasma en el imperialismo actual que nos oprime.
La categoría política de Europa -y de Unión Europea- es concebida en el siglo XIX a fin de construir un “nosotros” blanco, eurocéntrico e imperialista para facilitar el sometimiento de los pueblos de África, Asia y América que constituyen el “ellos”. Es así como facilita que la población normalice las intervenciones imperialistas en África, América Central y del Sur y sus guerras. La izquierda reformista vuelve a intentar engañarnos usando lemas como “Otra Europa es posible” que están en sintonía con las necesidades de las oligarquías de “reforzar la unidad europea”. De nuevo el andalucismo revolucionario de Blas Infante nos orienta cuando afirmaba que “jamás hemos dejado de ser lo que somos de verdad: esto es, andaluces, euro-africanos, euro-orientales, hombres universalistas, síntesis armónicas”. Los intereses de la oligarquía blanca, eurocéntrica e imperialista son contrarios a los del proletariado andaluz.
La necesidad de abandonar la Unión Europea para las clases populares empobrecidas y esclavizadas es evidente. Su seguidismo perruno de la política estadounidense está provocando un aumento desaforado de la inflación en su interés por doblegar a la Federación Rusa, mientras para las trabajadores aumenta el precio de la energía, los alimentos y escasean medicamentos y componentes electrónicos. Y de cara al futuro los ejes de la política económica de la UE son claros: profundizar en la moderación salarial y aplicar nuevas reformas estructurales que recorten el gasto público, todo lo cual hará que la recuperación de la crisis capitalista occidental recaiga en la clase trabajadora y, especialmente, la de sus países periféricos.
La alternativa no pasa por “otra Europa” para Andalucía sino por construir unas relaciones en igualdad con los pueblos del Mediterráneo en una Unidad Mediterránea, conquistando previamente nuestra soberanía política y económica plenas. En este sentido, Nación Andaluza apuesta por una República Andaluza que no podrá formar parte de la Unión Europea. Es imprescindible la salida de Andalucía de la Unión Europea, del euro y del Estado español para poder construir la República Andaluza de Trabajadoras, instrumento que a través de la independencia nos lleve a la construcción del socialismo.
Por todo ello desde Nación Andaluza rechazamos la presencia de cumbre de Jefes de Estado o de Gobierno en Granada y llamamos a nuestra militancia y simpatizantes a sumarse a las movilizaciones convocadas.
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