se incrementan los ataques del ejército azerí, utilizando el territorio conquistado tras la guerra de 2020, para amenazar las fronteras de Armenia, y esta misma semana han vuelto a bombardear con morteros la región de Tegh, en la provincia de Syunik
Por Angelo Nero
El régimen autocrático de Azerbaiyán continua en su campaña de hostigamiento al pueblo de Artsakh, después de casi seis meses de asedio, con el bloqueo del Corredor de Lachin, el único nudo de unión con Armenia, y con el resto del mundo, y de mantener como rehenes a sus habitantes, ante la inhanición de las fuerzas de paz rusas. El bloqueo, que comenzó con una falsa protesta medioambiental azerí, impidió el paso de mercancías con productos de primera necesidad, e incluso los convoys de la Cruz Roja han tenido todo tipo de trabas para poder socorrer a la población de la República de Artsakh, nucleada en torno a la capital Stepanakert, donde se encuentran refugiadas muchas personas desalojadas después de la invasión del ejército azerí, en diciembre de 2020, de otras poblaciones como Shushi o Hadrut.
La situación es dramática, ya que al bloqueo se le han añadido cortes del suministro de gas y de electricidad, lo que se está traduciendo también en una caída en picado de la economía de la pequeña república. Tal como nos informaba hace unos días nuestra compañera Siranush Sargsián, desde Stepanakert: “En los primeros tres meses de 2023, el volumen de construcción cayó casi un 84 por ciento en comparación con el año pasado: se congelaron los trabajos en carreteras, líneas de agua y los sistemas de riego de miles de hectáreas de tierra. El volumen de negocios del comercio exterior se ha interrumpido y la inflación se ha disparado debido a la falta de oferta.A medida que las empresas dejaron de operar, el desempleo se disparó: casi 11.000 personas están ahora oficialmente desempleadas, más de la mitad en el sector privado.”
Como nos contaba también nuestra colaboradora Lilit Shahverdyan: “Los autodenominados activistas azerbaiyanos concluyeron su protesta a fines de abril, pero solo después de que la instalación de un puesto de control fronterizo introdujera un tipo diferente de restricción de movimiento entre Armenia y Karabaj. Aquellos que viajan de ida y vuelta ahora deben presentar sus pasaportes a los guardias fronterizos de Azerbaiyán para viajar entre Armenia y Karabaj. Pocos lo han hecho hasta ahora, y la mayoría de los que lo han hecho han estado acompañados por las fuerzas de paz rusas o el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).”
Azerbaiyán también impide el transporte humanitario de personas para su reunificación familiar, ya que es muy frecuente que jóvenes de Artsakh cursen estudios superiores en Ereván, o que algún miembro de una familia karabají trabaje en la república de Armenia, prohibiendo su retorno, y asimismo, como ha informado este pasado 15 de junio el Centro de Información de Artsakh, ha impedido el paso a “25 pacientes y sus familiares que estaban siendo transportados por el Comité Internacional de la Cruz Roja de Artsakh a Armenia, pero se prohibió el movimiento posterior de los vehículos en el puesto de control ilegal azerbaiyano que funciona en el corredor de Kashatagh (Lachin), lo que obligó a para que regresen a Stepanakert. Además, también fue cancelado un transporte de pasajeros de decenas de personas para necesidades humanitarias urgentes previsto para hoy en la ruta Stepanakert-Goris-Stepanakert que debía realizarse por las fuerzas de paz rusas. También se suspendió el movimiento de camiones de carga de las fuerzas de paz rusas que viajan a Goris para el transporte de carga humanitaria”.
Mientras tanto se incrementan los ataques del ejército azerí, utilizando el territorio conquistado tras la guerra de 2020, para amenazar las fronteras de Armenia, y esta misma semana han vuelto a bombardear con morteros la región de Tegh, en la provincia de Syunik, contra unidades de las fuerzas armadas armenias, que repelieron el ataque, mientras otro grupo de soldados azerís intentó avanzar por el puente Hakari, desde su puesto de control, para poner una bandera en territorio armenio, lo que también tuvo una respuesta armada por parte de las tropas de la parte Armenia. También se informó de ataques con drones de combate azerís en la región de Kapan. En esta misma semana dos trabajadores indios fueron víctimas de disparos azerís mientras trabajaban en la planta metalúrgica de Yeraskh, que se construye con inversión extranjera.
De ello informaba la periodista argentina Betty Arslanian desde su cuenta de twitter: “Día 186 de bloqueo de Artsakh. Guardias fronterizos de Azerbaiyán quisieron colocar una bandera de su país avanzando sobre territorio de Armenia desde su puesto de control en el puente Hakari. Horas antes Azerbaiyán difundió la información de que su puesto fue atacado por la parte armenia y atacó la zona fronteriza de Tegh en Armenia.”
Mientras siguen sonando tambores de guerra en el sur del país, la Asamblea Nacional Armenia aprobó un proyecto para el servicio militar voluntario para las mujeres de 18 a 27 años, que después de un periodo de seis meses de instrucción podrán firmar un contrato de cinco años para continuar en el ejército.
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