México | La «foto borrosa» del escenario electoral 2016

Por Miguel Carranza Guasch @MiguelCarranz10

El fenómeno en el que gobernar se vuelve una campaña perpetua”, así resume Blumenthal en su obra Permanent Campaing el funcionamiento de las democracias occidentales a principios de los años 80.

Dicha idea, surge en un contexto totalmente distinto al escenario de los gobiernos representativos contemporáneos, ya que, hay que tomar en consideración que en casi todos los sistemas electorales del mundo se da la reelección, con lo que adquiere un mínimo sentido la campaña permanente pues “hay que destacar la labor hecha” para continuar gobernando, y no es una característica propia de las democracias posteriores a los 80´s, desde Roosvelt y el New Deal en contra de las empresas y sus continuos baños de masas para legitimar la labor hecha para salir reelegido en las siguientes elecciones, aaahhh, que eso es populismo… ¿ o no?.

Casi 40 años después de que surgiera el término de la Permanent Campaign, en México, un siglo atrás nos encontrábamos con el lema de la Revolución mexicana de la “no Reelección”, un principio que, aunque necesario en su momento nos ha llevado a querer volver a lo que había antes de, es decir, un gobierno autoritario, otro porfiriato. En qué me sustento para decir semejante barbaridad, en el hecho de que según el Informe País, a 4 de cada 10 mexicanos les da igual vivir en democracia o dictadura, y de esos 4, 2, anhelan una dictadura.

De momento un panorama grisáceo… a esto le añadimos que, la principal preocupación de los mexicanos es la seguridad, que va de la mano de la legalidad, en este aspecto, es destacable que en las encuestas de cultura política en México se comienza con todo un apartado referido a la ley, y podríamos resumir la postura del mexicano en este sentido en la siguiente frase: “3 de cada 10 mexicanos dice que las leyes no son NADA respetadas en México”, no satisfechos con la inutilidad de la ley, a estos les sumamos otros 4 de cada 10 mexicanos que creen que las leyes son POCO respetadas, tenemos la sorprendente cifra de 7 de cada 10 mexicanos que creen que son NADA o POCO respetadas las leyes, y he ahí el principal problema de este país, que la ley es dura con algunos, pero con los más dañinos para la sociedad – la ingente cantidad de secretarios (el equivalente al ministro) en el Estado de Oaxaca que se han dedicado a robar, no hace falta mirar muy atrás, ni tan siquiera mirar al “Antiguo Régimen” (años de la Democradura del PRI en México), con ver al equipo de Gobierno de Gabino Cué, en sólo el Estado de Oaxaca se ve el sentir mexicano reflejado en las encuestas – la impunidad impera, y lo grave es que no sólo son dañinos para la sociedad, sino que también para la vida democrática.

En uno de los 12 Estados de la República Mexicana donde se elegirá al Gobernador del Estado, Oaxaca, siendo que las elecciones son en junio del año que viene, y que nos encontramos en “veda electoral”, la situación no puede ser más deplorable e insultante para la democracia y los ciudadanos, los candidatos (o candidateables a la gubernatura del Estado de Oaxaca) se acusan el uno al otro constantemente de caer en la ilegalidad con actos anticipados de campaña (el cinismo es patente cuando se mira al calendario electoral y se observa que faltan casi 5 meses para que comience… ¡La campaña!), a uno ya le dicen “El Tigre” emulando al “Bronco” de Nuevo León – que poca originalidad en ese equipo de campaña, como analista político está destinado al fracaso si se queda en ese carro – , el otro, intentando por todos los medios que la ley Federal Electoral no se cumpla para que se modifique la residencia exigida a los candidatos, en fin, si de por sí nos encontramos ante una terna de impresentables que desconocen lo que es el servicio público o siquiera la democracia, bien conocidos por la sociedad oaxaqueña, consiguen generar ese sentimiento de antipatía que se refleja en los índices de participación que continuarán a la baja, nos gobernaran “mayorías minoritarias”, y para acabarla, el PRI regresará a Oaxaca tras darle 6 años de… ¿respiro?

Resumiendo, como ya escribí en 2013, en México la democracia es muy cara, y se encarece cuando vemos que la ley no se respeta y candidatos de todos los colores actúan al margen de la ley en sus actos anticipados de campaña, campañas que en México no sólo son permanentes, sino que son campañas que no se basan en la labor pública hecha, sino en el fomento al clientelismo de este pobre país, ya que entre las muchas cosas de que presumen los pseudolegisladores en sus “pre-campañas” son labores que distan mucho de ser la de un representante territorial – senador – o similar siquiera a un diputado, generando así unos gastos considerables que únicamente sangran a la ciudadanía a través de impuestos sin ver siquiera unos servicios a cambio, y como no, un distanciamiento de los valores democráticos como se mencionó al inicio.

A lo mencionado le sumamos la creciente desconfianza al otro – por no hablar de las instituciones – y la impunidad creciente ante la corrupción y el fraude, para tener unos ingredientes perfectos para la ensalada electoral que prepara el PRI, y ganar así los comicios en los 12 estados donde se presenta.

Duro panorama que siembra e inyecta a modo intravenoso frases en el mexicano como “así son las cosas” “a veces hay que comer caca” “el que no tranza no avanza”, y que hace que el escenario político mexicano diste mucho de países occidentales envueltos en procesos democratizadores y de cambio ante el status quo patente de la sociedad globalizada; duro panorama que fomenta el sentir apático de la ciudadanía hacia la democracia, o ¿podríamos decirles súbditos?

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