México | El infierno mexicano

El presidente Enrique Peña Nieto traicionó la Declaración de Principios de su Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para poder despojar del petróleo a la nación y prácticamente regalarlo a capitales extranjeros, mayoritariamente estadounidenses.
Y ahora, cobardemente, sin dar la cara al pueblo, «informó» a un pequeño grupo de periodistas incondicionales del sistema, que los precios de las gasolinas importadas de Estados Unidos se elevarán constantemente, que México sólo tiene reservas de gasolina para 3 días y que se corre el riesgo del desabasto. Eso sí, hace semanas emitió la salomónica sentencia: «No es lo mismo ser un país petrolero, que tener petróleo».
Allá por los años setenta había un chiste muy recurrente: «Si a México lo dejaran administrar el Sahara, en una semana nos quedábamos sin arena»…..Pues la plutocracia mexicana, que formó a sus hijos en el neoliberalismo salvaje inculcado en las universidades yanquis y que a partir de los años ochenta se hizo del poder, logró lo increíble: ¡dejó sin petróleo a uno de los principales productores de petróleo en el mundo! Esto fue posible gracias a la corrupción y a la traición de una banda de miserables, conjunto de ruines que poco a poco, entre 1988 y 2016 remataron a los grandes capitalistas Teléfonos de México, Ferrocarriles Ncionales de México, Mexicana de Aviación, Petróleos Mexicanos, entre muchos otros entes económicos, con la connivencia de un Congreso servil, lacayuno, cobarde y traidor al pueblo.
Hoy México vive un verdadero infierno: el peso se deprecia día a día y el precio de la gasolina importada de Estados Unidos aumenta todos los días. Por partida doble el golpe a la economía de las familias es ya brutal. El gran ganador es Estados Unidos, quien de entrada obtiene de México una ganancia de 25 mil millones de dólares, cantidad que hacia 2018 podrá duplicarse, según lo estima, sensatamente,  el doctor  Alfredo Jalife,el mejor analista geopolítico mexicano. Toda esta traición operada desde Estados Unidos hace décadas, usando a los títeres «presidentes» mexicanos Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se inscribe en la estratagema de la integración energética de Norteamérica.
Todos los riesgos han sido fríamente calculados por los traidores, incluida la posibilidad de un brote social de violencia. Por ello, el cobarde Congreso está presto a aprobar una Ley de Seguridad Interior que facultaría «legalmente» al Ejército a reprimir al pueblo, cosa que desde luego hace cotidianamente con impunidad absoluta (recordemos el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de los 43 jóvenes normalistas rurales de Ayotzinapa). Pero no sólo eso: al Ejército se otorgan las mejores prebendas de la burocracia y a pesar de poseer deficitarias instalaciones médicas y educativas estatales, en los últimos cinco años México fue el  país de América Latina que importó más  equipo militar, en momentos en que las naciones iberoamericanas han reducido sus niveles de adquisición de materiales bélicos extranjeros.
Tan evidente es el miedo al pueblo por tanta traición cometida en su perjuicio, que el gobierno mexicano aumentó en un 180% el valor del equipamiento militar importado para el Ejército, sin olvidar que dicho instituto armado está encuadrado en la doctrina del Comando Norte del Ejército yanqui, y que inclusive hace unos pocos días los jefes de los Comandos Norte y Sur gringos viajaron a Chiapas para SUPERVISAR las medidas de seguridad y contención en la frontera mexicana con Guatemala, a efecto de impedir el ingreso de emigrantes centroamericanos a la República Mexicana.
Hasta el más ingenuo sabe que México ya no es soberano y que sufre un auténtico infierno.

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