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Lázaro Cárdenas y el exilio republicano español

Por María Torres «Cuando España se recobre se alzará en Madrid un monumento en cuya base de granito del Guadarrama se leerá la inscripción siguiente: “Extranjero, detente y descúbrete: este es el Presidente de México, Lázaro

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Don Dióscoro Galindo, maestro

A las dos de la mañana del 18 de agosto de 1936 los pistoleros de Falange lo detuvieron en su casa y le trasladaron al Gobierno Civil, donde coincidió con García Lorca. Unas horas más tarde, ambos fueron llevados a La Colonia, un cortijo de Víznar convertido en antesala de la muerte, donde compartieron sus últimas horas de vida.

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Viva Madrid que es mi pueblo, 3. Los años sesenta

De lunes a sábado, a trabajar por 350 pesetas al mes (2,10 euros de hoy). El billete de metro costaba una peseta, el cine de barrio siete, el periódico una cincuenta, el alquiler de un piso mil ochocientas y un 600, sesenta mil.

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Castronuño, Franco y la vaca lechera

Según relata Almudena Grandes en «El lector de Julio Verne», la vaca lechera era el canto subversivo que utilizaban en la Sierra Sur de Jaén cuando la guerrilla de El Cencerro hacía algún acto heroico. Una especie de Internacional en los años cuarenta que la Guardia Civil había prohibido cantar.

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Constantino Vidal Villaverde. La memoria de Porriño

Nunca pensó que la dictadura fuese tan larga. No perdona que al pueblo, tras la muerte del dictador, no se le permitiera elegir entre monarquía o república, porque para él esa hubiese sido la auténtica democracia.

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EXILIO IV – Campo de Argelès-sur-mer

Sin barracas, sin agua potable, sin electricidad, sin comida, sin servicio médico, sin letrinas, sin lo mínimo para la supervivencia humana, el campo se convirtió para los refugiados en un infierno en el que tenían que intentar sobrevivir. El rancho durante los primeros días consistía en mendrugos de pan que les lanzaban desde un camión y legumbres que cocinan con agua de mar.

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Viva Madrid que es mi pueblo, 2. Mis primeros años

Al siguiente año de morir mi padre −yo tenía ocho años−, ingresé en el colegio Santa Ana y San Rafael, de los marianistas, filial de El Pilar, pero para los niños pobres y con pocos recursos. No pagábamos nada y nos daban los libros. Una cuestión de clases y diferencias; si en El Pilar estudiaron José María Aznar, Juan Luis Cebrían, los hermanos Garrigues Walker o Javier Solana; del Santa Ana y San Rafael salimos, El Dioni y yo mismo.