En la sociedad vasca no hay fracturas graves. Quienes hablan constantemente de rupturas y de guerras, no son sino los egoístas políticos, que pretenden aprovecharse de esas miserias.
Fueron socialistas dedicadas y defensoras de la igualdad, las vidas de estas mujeres ejemplifican las contradicciones de un sistema definido por la opresión generalizada, pero también por conquistas sociales reales. Por Liza Featherstone / Jacobin
Las cloacas del Estado, en complicidad con los residuos de la extrema derecha, empezaban a funcionar a pleno rendimiento. Y la espiral de violencia iba a ser imparable.
La huelga de Granada tuvo un coste muy alto, pero tuvo unos efectos que despertaron a buena parte de la Sociedad Civil a nivel nacional. El precio fue la vida sesgada de tres albañiles y de sus familias, que sólo querían mejorar sus condiciones de vida y las de sus compañeros.
En las islas Cies anduvieron huidos un grupo de 7 u 8 personas hasta bien entrado 1937, la mayoría destacados cenetistas de la zona, a la espera de un barco que los sacara de allí, que finalmente no llegó.
La fecha de inicio del golpe de Estado, nada tuvo que ver con el asesinato de Calvo Sotelo. Todo estaba previsto con antelación, ligado a los contratos de compra de armas y al apoyo italiano prometido.
Á par do papel maioritario dos homes na resistencia armada, reivindicamos o protagonismo das mulleres na loita antifranquista, na fronte do monte e na fronte da chaira.