Megalitismo en el Sáhara Occidental

456 monumentos milenarios en 9 km²: un legado arqueológico que reclama su lugar en el patrimonio mundial de la UNESCO

Por Héctor Bujari Santorum | 11/02/2025

El Sáhara Occidental alberga un tesoro arqueológico, se han descubierto numerosas estructuras de piedra de diversos tamaños y formas, con miles de años de antigüedad. Un equipo de arqueólogos halló 456 de estas estructuras en un área de 9 km² cerca de Tifariti.

La función de muchas de estas formaciones sigue siendo un enigma; algunas podrían haber sido utilizadas por pastores nómadas para señalar enterramientos o demarcar la propiedad del terreno.

Entre 2002 y 2009, Joanne Clarke, profesora de la Universidad de East Anglia, y Nick Brooks, investigador independiente, llevaron a cabo estudios arqueológicos en los Territorios Liberados del Sáhara Occidental. Durante este periodo, realizaron observaciones del paisaje, excavaciones e investigaciones mediante imágenes satelitales de Google Earth. Sus hallazgos se recopilan en el libro «The Archaeology of Western Sahara: A Synthesis of Fieldwork, 2002 to 2009» (Oxbow Books, 2018)

Las estructuras megalíticas del Sáhara Occidental, predominantemente preislámicas, se manifiestan principalmente en forma de túmulos funerarios, que son las construcciones más comunes en el actual desierto.

En sus expediciones, identificaron estructuras de piedra de diversas tipologías: algunas de estas estructuras son de perfil bajo, como los goulets, mientras que otras, como los túmulos, alcanzan mayor altura. Existen también formaciones complejas que combinan elementos como túmulos con piedras en posición vertical. Estas construcciones se sitúan en áreas especiales, generalmente determinadas por su topografía o geografía. Incluso se han documentado complejos que integran diseños variados, como líneas rectas, círculos de piedra, plataformas y acumulaciones de rocas, formando conjuntos de aproximadamente 630 metros de longitud.

Las formas más simples de arquitectura megalítica en la región son los menhires y crómlech, que funcionaban como hitos en el paisaje. Aunque no eran estructuras funerarias en sí mismas, con frecuencia se encuentran asociadas a túmulos y otras sepulturas, lo que sugiere su uso en ceremonias o delimitaciones de espacios sagrados.

Según Clarke, estas construcciones fueron probablemente erigidas por pastores nómadas que recorrían largas distancias con sus animales, pero que no residían permanentemente en el desierto.

Entre los pocos yacimientos que se han podido excavar hay dos «túmulos» (montones de roca) que contienen entierros humanos que datan de alrededor de 1.500 años.

En cambio, otros monumentos son un misterio. «No sabemos por qué los hacían pero asumimos que era para marcar la propiedad de las tierras por las que viajaban», señala la arqueóloga. «En términos generales, los vivos han dejado muy poco rastro de su existencia, mientras que los monumentos funerarios perduran, marcando el paisaje con una atemporalidad cultural que marca a ciertas regiones del desierto como ‘especiales’», escriben los autores sobre su obra.

Los montones de piedra podrían ser objeto de una mayor investigación, pero no es fácil, ya que los problemas de seguridad en la región hacen este trabajo de alto riesgo. Sin embargo, Clarke está convencida de que hay cientos e incluso miles de estas estructuras en diferentes áreas, pero «probablemente siempre en áreas que son topográficamente especiales donde los monumentos como estos tienden a agruparse».

Estas edificaciones se encuentran dispersas en diversas ubicaciones, como zonas montañosas, pequeñas mesetas (smeilas) y las riberas de antiguos ríos, cuyos cauces hoy funcionan como ramblas.

A pesar de su distribución, no están situadas al azar. Se agrupan en necrópolis definidas, ubicadas estratégicamente junto a los relieves y conectadas a las antiguas vías de comunicación, que en la prehistoria eran los ríos y sus afluentes. Estas rutas fluviales conectaban el interior del territorio con la costa atlántica, facilitando el movimiento y las interacciones entre diferentes comunidades.

«El mapa arqueológico del Sáhara Occidental permanece literal y figurativamente casi en blanco en lo que concierne a la comunidad internacional de investigación arqueológica, particularmente lejos de la costa atlántica», escribieron Clarke y Brooks.

Existen también estructuras aún más complejas, con plantas cuadrangulares o poligonales. Estas edificaciones están construidas con paredes de piedra cuidadosamente dispuestas en seco, utilizando losas extraídas de canteras cercanas. Todas ellas cuentan con corredores de acceso y puertas adinteladas, y su tipología varía desde formas escalonadas, similares a una tarta, hasta pequeñas capillas. En algunos casos, se ha identificado el uso de rocas provenientes de lugares distantes, lo que podría indicar un simbolismo especial en la elección de los materiales.

Otro tipo de estructura megalítica es el «gran creciente», caracterizado por su forma curvada. Este monumento presenta un túmulo central de planta ovalada y dos largas alineaciones de piedras que parten de sus extremos y pueden extenderse hasta un kilómetro. Su función exacta aún no está clara, pero su escala y orientación sugieren un uso ritual o territorial significativo.

Independientemente de su función, todos estos monumentos comparten un rasgo común: la presencia de fragmentos de cuarzo blanco distribuidos sobre sus superficies. Esta disposición sugiere que estos elementos formaban parte de los rituales funerarios y tenían un significado simbólico.

El carácter monumental de estos sitios sugiere una evolución en la organización social de las comunidades prehistóricas del Sáhara Occidental. La construcción de grandes estructuras visibles desde la distancia implica la existencia de sociedades cada vez más complejas, en las que las élites emergentes buscaban proyectar su poder más allá de la vida.

Un aspecto relevante en el estudio de estos monumentos es su orientación. La mayoría de los túmulos analizados muestran una alineación hacia el este, en dirección al orto solar. Esta preferencia sugiere la existencia de creencias relacionadas con los ciclos astronómicos, los solsticios y los equinoccios.

Hasta el momento, no se han realizado excavaciones arqueológicas en estos sitios, por lo que aún desconocemos aspectos clave como los rituales de enterramiento, la composición de los ajuares funerarios o las cronologías precisas obtenidas mediante dataciones.

Los estudios arqueológicos realizados en las regiones de Meheris y Tifariti han revelado un importante desarrollo megalítico en África Occidental, un fenómeno monumental aún poco conocido en el ámbito arqueológico occidental. La magnitud y singularidad de estas estructuras en el Sáhara Occidental refuerzan la necesidad de su conservación. En este sentido, su monumentalismo justifica una propuesta formal para su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial Megalítico de la UNESCO.


Fuentes consultadas:

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