Me dan 15, me quitan 40. No he ganado nada, pierdo 25

 La realidad es que la clase obrera de este país sigue caminando por la senda de la constante pérdida del poder adquisitivo de sus salarios.

Por Kike Parra

Estos últimos meses hemos presenciado una pequeña comedia en relación a la revisión del importe del SMI. El final de esa escenografía ha sido la subida del SMI en 15,00 €. Subida 1,6 %, de los 950,00 € anteriores a los 965,00 € actuales. No hay que olvidar que este es un dato válido para quienes tienen un contrato de cuarenta horas a la semana, pero existen hoy tres millones de miembros de la clase obrera con empleo a tiempo parcial que no cobrarán esa cantidad en ningún caso.

Esto no sería una noticia, si no fuera porque algunos grupos interesados han presentado esta “subida” como una victoria, consecuencia de su “política progresista”. Producto de su firmeza en la coalición de Gobierno o de su acción sindical comprometida con la clase obrera.

La patronal realizó algunos amagos “oponiéndose a ese disparate”, pero la sangre no llegó al río. Los sindicatos firmantes se mostraron intransigentes y, acordaron con el Gobierno ese incremento de 15 €, y… además un calendario a futuro para los años 2022 y 2023, con nuevas subidas.

Un déjà vu que resulta cansino. Luego vienen los incumplimientos de los compromisos incluidos en ese calendario a futuro, que ha servido de coartada para aceptar lo inaceptable. Siempre igual. La realidad es que la clase obrera de este país sigue caminando por la senda de la constante pérdida del poder adquisitivo de sus salarios.

Pero, además, en esta ocasión se dan circunstancias concretas que hacen el tema más hiriente.

Evidentemente en un momento que parece ser un cierre de ciclo de la pandemia de la Covid-19, con un notable alivio de la incidencia en la población. Y donde diferentes fuentes aseveran que este período ha significado una inmensa ventaja para los grandes monopolios, las grandes fortunas, que han incrementado sus ganancias de forma escandalosa. Un dato como ejemplo, Amazon tuvo un incremento de sus ventas en el primer trimestre de 2021 del 47 %, con unas ganancias estimadas de 6.700 millones de €.

Como en estos tiempos se produce una avalancha de publicaciones de datos económicos, imposibles de gestionar por una opinión pública saturada de cifras, en este texto las cifras que uso no hay que tomarlas como las decisivas o totalizadoras, sino como indicadores de situación y tendencias, ello permite definir el escenario sin pretensiones pontificadoras. Se pueden usar igualmente otras diferentes de las que aquí se citan, pero lo importante para la finalidad de este artículo es la tendencia o el dato dominante que se constata.

Una vez conocida la buena nueva del SMI, veamos en qué contexto se da. No solo el incremento de las inmensas ganancias del capital monopolista y de las grandes fortunas. Sino que se da en un escenario de incremento generalizado de los precios en servicios y productos básicos estratégicos.

El suministro de electricidad es el que está en primer lugar de los espacios informativos. El dato, si comparamos el periodo enero-septiembre del año 2021 con el de 2020, es que el incremento de la factura doméstica ha sido de un 27,8 %. El hogar medio ha tenido que pagar en estos meses 138,00 € más, 15,33 € más cada mes. ¡Vaya! se podría pensar que justo la subida del SMI va directamente a garantizarle el cobro de la factura a los monopolios eléctricos.

Pero los carburantes no se quedan atrás. En el último año la gasolina ha subido un 23,6 % y el gasoil un 25,3 %. La repercusión en la economía familiar en este caso es muy variable, vinculada al tipo de empleo, a la situación geográfica o a la facilidad del uso del transporte colectivo. Pero en cualquier caso es una repercusión significativa.

Estos factores están teniendo una repercusión inmediata en la cesta de la compra. Así el IPC del último año (septiembre a septiembre) ha sido del 4 %, el IPC correspondiente a los primeros nueve meses del año se eleva al 3,1 %, y el del último mes un 0,8 %. Los precios de algunos productos básicos de alimentación participan de forma destacada en esta subida del indicador. Si comparamos con el 1,6 % de subida del SMI los comentarios sobran.

Pero este proceso afecta también a otras mercancías fundamentales. El aluminio empezó el año 2021 a 1.978 $/TM, y terminó septiembre a 2.850,75 $/TM. Una subida del 69 %. La variación del precio del acero en ese mismo período está en el rango del 40 %. El índice The Economist de precios de materias primas industriales ha evolucionado desde los 153 puntos de enero de 2021 a los 201,3 puntos en agosto, una variación de 48,3 puntos porcentuales. Esto afectará especialmente al precio de la vivienda, entre otros.

España enfrenta, además, una situación que silencia, cuál es la tensa situación que se desarrolla en el extremo noroccidental africano, incluidas las Islas Canarias. Guerra, ruptura de relaciones diplomáticas Argelia-Marruecos, gas Argelino como principal suministrador, congelación de las relaciones España-Marruecos, inmigración irregular, militarización, etc. Este cuadro también está determinando la evolución de nuestra economía.

Una diversidad de factores determina la evolución de estos precios, pero para este artículo nos quedamos con la importancia de la estructura internacionalizada de la producción de mercancías, en lo que hoy se conoce como “las cadenas de valor”. Estos circuitos son expresión del grado de concentración y centralización del capital, así como del alto desarrollo de las fuerzas productivas a nivel mundial. En los mismos se insertan la misma clase obrera, el capital industrial y financiero, y los grandes monopolios de la distribución y la venta con, un poder especial en la fijación de los salarios y de los precios.

Hoy no es posible escapar de esta lógica que determina todo como una férrea camisa de fuerza.

Si a ello sumamos las políticas monetarias implementadas por las principales potencias que, en el escenario de la crisis actual que se agudizó más aun por la pandemia, y de las que forma parte no solo la línea de Mario Draghi durante su presidencia del BCE, sino también los Fondos Europeos New Generation, nos encontramos ante la tormenta perfecta.

Esa ingente cantidad de dinero “lanzado desde el helicóptero”, conlleva un incremento gigantesco de la ya colosal deuda, y viene a añadir una dinámica aun mayor de encarecimiento de todo, en tanto en cuanto parte de ese ingente dinero a va financiar cambios estratégicos con la coartada de la descarbonización y la digitalización.

A lo que interesa. ¿Qué hacer desde las organizaciones obreras, sindicales y políticas, ante esta situación?

La línea de colaboración de clases de CC OO-UGT, en esta situación, queda más evidente como línea sindical contraria a los intereses de la clase obrera.

Las otras estructuras sindicales aún no han reaccionado, y el tiempo se les pasa, la situación les desborda.

Será desde el campo de la política de las organizaciones revolucionarias desde donde tengan que surgir las propuestas para unir las fuerzas, organizarlas y lanzar el contraataque.

El capitalismo no puede caminar por un camino diferente del que va. Sus leyes internas no permiten otra alternativa.

Las fuerzas obreras, con conciencia del momento deben tomar la iniciativa y lanzar sus propuestas.

Unidad de todas las luchas obreras. Combate al actual proceso de recomposición capitalista que se impulsa al amparo de los Fondos Europeos. Y, en lo más concreto, una plataforma de lucha para el movimiento obrero con propuestas como una subida salarial lineal de 150 €, que sería una compensación todavía parcial de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios desde 2008 y que caminaría en la dirección de amortiguar las diferencias salariales en favor de los salarios más bajos. Esta subida por importante que parezca es tan solo un 15 % para un salario de 1.000 €, que en este tiempo ha perdido más poder adquisitivo que ese. Derogación de las contrarreformas laborales, movilización general contra las privatizaciones y por la defensa de las pensiones públicas.

Junto a ello hay que situar unas propuestas más políticas que debe asumir la clase obrera como propias. Por la reducción del gasto militar para destinarlo a Sanidad, Educación y Servicios Sociales, salida de la UE y de la OTAN. Políticas de igualdad para la mujer, especialmente en el trabajo. Plan Urgente de Empleo Juvenil con el objetivo de dar trabajo a toda la población joven en paro en un plazo de tres años… Todo ello con el objetivo superior de una República Socialista que reconozca el derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones del Estado.

Entender las coordenadas más concretas del momento y responder con una propuesta de movilización y de lucha ajustada a los intereses más concretos de la clase obrera, con capacidad para sintonizar, organizar y movilizar. Recuperando la Huelga General como la herramienta más potente de lucha que las trabajadoras y los trabajadores de este país tenemos en nuestras manos.

Cuanto antes recorramos ese camino mejor, menos sufrimiento y menos explotación.

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