Matar al mensajero

Daniel Seixo | Ilustración de ElKoko


“El poder para moldear el futuro de una República estará en manos del periodismo de las generaciones futuras.” 

Joseph Pulitzer


“Ser un empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya, es algo terrible.” 

Luis del Olmo


«La verdad absoluta es una mercancía muy rara y peligrosa en el contexto del periodismo profesional.»

Hunter S. Thompson


Resulta curioso comprobar como el amor entre Pablo Iglesias y la cadena dirigida por Antonio García Ferreras se ha terminado súbitamente. No se trata tanto de una relación que se haya terminado por el desgaste del tiempo, las incompatibilidades o por terceras personas, sino que más bien nos encontramos ante el fin de uno de esos amores de verano cortos pero intensos.

Ninguno de nosotros puede negar que la llegada de La Sexta a las parrillas televisivas supuso un soplo de aire fresco para nuestras pantallas. Huérfanos recientes de un canal que centraba su búsqueda de audiencia en los informativos tras la substitución de la CNN de Iñaki Gabilondo por la emisión de Gran Hermano 24 horas, nacía ante nosotros un canal en abierto que desde muy pronto apostó por el periodismo como una herramienta para crear audiencia y equipo. No son pocos los grandes periodistas que en todos estos años han pasado por sus programas: Antonio Maestre, Fernando Berlín, Esther Palomera, Ana Pastor, Jesús Maraña, Manuel Rico y así podríamos continuar hasta completar quizás una lista de cientos de nombres que con sus defectos y sus virtudes han llevado la pasión de su oficio hasta nuestras casas día tras día y año tras año. Quizás, muchos hoy no seamos conscientes de la dificultad que supone eso en una sociedad en la que Sálvame Deluxe, Gran Hermano o Mujeres Hombres y Viceversa pueden pulverizar fácilmente en audiencia a cualquier especial sobre Siria, los desahucios o el hambre en Yemen.

Muchos de vosotros os preguntaréis a estas alturas en donde ha quedado mi sentido crítico con la profesión o, más concretamente, con La Sexta. Pues bien, aquí sigue intacto. No voy a ser yo el que os diga que la cadena propiedad de Atresmedia Corporación sea el paradigma de periodismo libre e imparcial, ni el que defienda a capa y espada los argumentos de Ferreras contra algunas verdades y otras medias verdades de Pablo Iglesias, pero tampoco esperen que compre diligentemente un discurso político en el que el espectador pasa simplemente a ser un sujeto pasivo en medio de una gran conspiración que pretende arrebatarle su derecho a la información.

Claro que resulta obvio para cualquiera que conserve cierta decencia y visión crítica, que las grandes empresas, los partidos políticos y las instituciones gozan de una gran influencia sobre las cabeceras o las redacciones de cualquier país, pero esto no es algo nuevo. Desde siempre la información ha tenido un dueño, nunca ha existido algo así como un periodismo imparcial o un periodismo neutral frente a la sociedad y la forma de interpretar el desarrollo de la misma. Tal y como el expresidente de Ecuador Rafael Correa le dijo en su momento a la entonces periodista de TVE Ana Pastor, desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es del dueño de la imprenta.

Resulta obvio que las grandes empresas, los partidos políticos y las instituciones gozan de una gran influencia sobre las cabeceras o las redacciones de cualquier país

Al igual que le sucede al resto del conjunto de los trabajadores de nuestro país, hoy el periodista español es un poco menos libre. Pero no es menos libre por tener mayores presiones sobre su cabeza, sino que lo es porque las alternativas son mucho menores. Al constante cierre de cabeceras y a los continuos expedientes de regulación de empleo, le tenemos que sumar la precariedad de una profesión que en la mayor parte de las ocasiones se ha tenido que centrar en la inmediatez y la espectacularidad de la información en busca de la fuente de salvación que suponen hoy en día los cliks y el acceso a la publicidad como fuente principal de ingresos.Ferreras y en general la mayor parte de los compañeros y compañeras, saben que en el discurso de Pablo Iglesias se esconden grandes verdades. Es cierto que la precariedad y la llegada de las nuevas tecnologías ha destrozado la profesión hasta dejarla en una situación de debilidad continua en la que las presiones siempre existentes se han convertido ahora en una espada de damocles potenciada por la constante amenaza del despido.No nos sorprendamos entonces cuando Pablo Iglesias señala con nombres y apellidos a algunos de los grandes dueños de las imprentas de este país. No nos enforcemos, ni enaltezcamos repentinamente nuestros discursos en una especie de falso corporativismo para salir en defensa de la profesión, cuando en realidad simplemente estamos intentando conservar un poco de orgullo profesional y personal saltando a la defensiva contra un rival al que actualmente resulta sencillo devolver los golpes.

 Desde siempre la información ha tenido un dueño, nunca ha existido algo así como un periodismo imparcial o un periodismo neutral frente a la sociedad

Sí amigos, nuestra forma de consumir periodismo y nuestra dejadez a la hora de buscar calidad y no amarillismo también ha influido directamente en el devenir de la profesión.  Claro que las grandes empresas de la comunicación tienen intereses políticos y claro que existen estrategias plenamente estructuradas para influir en la opinión política y social del conjunto de los espectadores/lectores, pero no olvidemos que en la efervescencia del 15M o durante la irrupción fulgurante de Podemos, existían en el estado español mayores alternativas informativas y mayor presencia de periodistas críticos con el sistema que en la actualidad. No somos un sujeto meramente pasivo, nuestro consumo de información, nuestra visión del mundo y nuestra voz puede verse reflejada en las parrillas televisivas y en las cabeceras de los diarios. Simplemente debemos exigirlo con una voz fuerte, ninguna empresa tira piedras contra su propio tejado, ni da voz a los excluidos del sistema si eso no resulta cuanto menos rentable.

Pablo Iglesias ha acudido a los grandes medios de comunicación para denunciar las reglas del juego, lo comprendo y comparto su indignación ante un periodismo en ciertos momentos dócil que ha soportado ruedas de prensa en televisiones de plasma, despidos, llamadas telefónicas de partidos a redacciones, la presencia continua de compañeros y compañeras que ejercen de voceros de partidos e incluso la difusión continua de mentiras y manipulaciones sin que nadie haya llegado a pedir perdón por ello. Comprendo totalmente las quejas y las críticas del líder de Podemos, pero no puedo compartir totalmente esa visión pasiva del espectador, ni puedo comprender que el mismo político y la misma formación que hoy vuelve a señalar a los grandes conglomerados informativos de nuestro país, siga acudiendo puntualmente a ellos para trasladar su mensaje.

Me gustaría que esa supuesta izquierda contestataria, esa izquierda que quiere cambiar las cosas, comience a hacerlo de verdad, comience a apoyar a aquellos que queremos hacer periodismo de otra forma.

Sé que los medios pequeños somos insignificantes en términos de audiencia e influencia en comparación con los grandes medios y en ningún caso se me ocurriría pedirle a una formación que renuncie a esos grandes extrados para centrarse en las pequeñas plazas de la información en las que nosotros nos movemos. Pero sí me gustaría que esa supuesta izquierda contestataria, esa izquierda que quiere cambiar las cosas, comience a hacerlo de verdad, comience a apoyar a aquellos que queremos hacer periodismo de otra forma y hoy todavía no nos vemos sometidos a las presiones que ellos tanto denuncia. Son cientos los proyectos independientes que en nuestro país nacen por convicción o por necesidad, miles los periodistas que dejan su alma, su ilusión y su esfuerzo en ellos y muy pocas las oportunidades que los grandes líderes políticos nos ofrecen.

Desde este humilde pero digno foro, pido una vez más a Pablo Iglesias un breve espacio de su tiempo para que conceda una entrevista a Nueva Revolución, para que conozca el periodismo al otro lado del muro. Y vosotros lectores, un pequeño tirón de orejas desde el cariño y el respeto, consuman periodismo, crean en el periodismo, resulta a todas luces imposible un periodismo libre e independiente sin unos lectores comprometidos y fieles. Por mucho que otros se lo quieran poner fácil, ustedes también tienen una gran responsabilidad en todo esto. El camino para el cambio nunca es sencillo, pero podemos hacerlo juntos.

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