Desde NR hemos seguido recabando las primeras impresiones sobre la liberación de Pablo González desde el mundo del periodismo alternativo, y también hemos querido contar con el testimonio de sus allegados.
Por Angelo Nero | 7/08/2024
Durante los 900 días que nuestro compañero, el periodista Pablo González, ha estado encarcelado en una prisión polaca, sin que la fiscalía formulase cargos formales, y sin que se le pusiera fecha para un juicio, con la imposibilidad de ver a su familia -su mujer apenas pudo verle tres veces en todo este periodo-, e incluso con dificultades para poder ser asistido por su abogado, han sido muchos los medios que han guardado silencio, los mismos medios que ahora señalan a Pablo, sin aportar ninguna prueba, de ser espía ruso, tan solo porque su liberación ha sido gracias a un canje de prisioneros -entre los que había varios periodistas- entre Rusia y varios países de la OTAN. Desde NR hemos seguido recabando las primeras impresiones sobre la liberación de Pablo González desde el mundo del periodismo alternativo, y también hemos querido contar con el testimonio de sus allegados.
Miguel Urbán, ex-eurodiputado y miembro del consejo asesor de Viento Sur, que en el parlamento europeo impulsó varias iniciativas para denunciar la vulneración del periodista español, nos ha hecho llegar la siguiente declaración:
“Creo que lo primero es alegrarse por la liberación del periodista Pablo González y por su familia que lo ha pasado francamente mal durante los 28 meses de detención en un régimen de aislamiento sin poder tan siquiera comunicarse con sus hijos.
Lo segundo es denunciar como a un ciudadano español no se le han respetado sus derechos básicos y procesales. Por muy graves que fueran las acusaciones contra Pablo, tiene una serie de derechos humanos que han sido conculcados. Esto es intolerable pero si además se da en el marco de un país de la UE es imperdonable. El gobierno español ha sido cómplice de esta situación y esto no se puede olvidar por mucho que Pablo esté en libertad. Se debe de seguir exigiendo explicaciones al gobierno.
Uno de esos derechos conculcado es el derecho a ser considerado inocente hasta que se demuestre lo contrario. Y Pablo ha sido demasiadas veces condenado públicamente sin que se concretara una denuncia clara contra el o tan siquiera sin pasar por un juzgado. El neomacartismo imperante en europa funciona así, no necesita pruebas o juicios, todo aquel que disiente del clima militarista actual es sospechoso.
A pesar de que Pablo esté libre, su Libertad no puede maquillar la figura de un autocrata de extrema derecha como es Putin, un enemigo de la libertad de expresión y de información.
Pablo tiene mucho que contar, dejémosle tiempo para hacerlo y no le condenemos de antemano porque estaríamos condenando el derecho a ser inocente mientras no se demuestre lo contrario.”
Por su parte la periodista, escritora y analista internacional, Carmen Parejo, directora del medio digital revista La Comuna, a la que entrevistamos recientemente en NR, por su papel como Observadora Internacional en las pasadas elecciones presidenciales en Venezuela, señala:
“Pablo González se encontraba en prisión en Polonia desde el 28 de febrero de 2024. Fue detenido mientras realizaba su labor como periodista cubriendo para distintos medios del Estado Español, la llegada de refugiados ucranianos al Estado polaco.
El motivo de su detención fue el hecho de tener dos pasaportes, uno ruso y otro español. González nació en Rusia, de padre ruso y madre vasca. De niño se fue junto a su madre al País Vasco. En ese sentido, tiene dos nacionalidades y dos pasaportes.
Este hecho, que sirvió para detenerlo, sin embargo, no ha sido suficiente como para armar una causa en su contra. En dos años y medio no han presentado una acusación concreta ni se ha producido un juicio. Polonia utilizó para mantenerle retenido distintas prórrogas de prisión preventiva.
Ante este atropello a la libertad de expresión y de prensa, el Estado Español no hizo absolutamente nada para la liberación de este ciudadano. En ese sentido, la Federación de Rusia, su otra nacionalidad sí que ha intercedido por él.
Dentro de los acuerdos para el intercambio de presos que Rusia acordó con distintos países europeos, el caso de Pablo González, se acordó como un intercambio de «periodista por periodista».
Los medios de comunicación españoles, que durante estos dos años y medio, no se han preocupado por el estado de un colega de profesión como González, ahora aprovechan su liberación para acusarle de espía, de nuevo sin prueba alguna, y seguir haciendo daño a su familia.
El caso de Pablo González ha demostrado la indecencia del Estado español, que protege a ciudadanos presos que asesinan en otros países (como el caso del descuartizador de Tailandia), pero que es incapaz de haber exigido garantías jurídicas para un periodista retenido sin pruebas en un Estado de la Unión Europea. También es la demostración palpable de la decadencia de los medios de comunicación, concentrados en muy pocas manos y más ocupados por defender intereses geopolíticos de sus financiadores, que por defender su profesión y el derecho de todos los ciudadanos a poder acceder a una información veraz. Igualmente, transmite un mensaje triste sobre la falta de solidaridad entre colegas de profesión ya que si el silencio cómplice de estos años no hubiese sido lo suficientemente atroz, los discursos de odio de estos días, han dibujado una escena aún más lamentable.
Cómo directora de un medio alternativo, y colaboradora en distintos espacios mediáticos y comunicacionales, me alegro de la liberación del compañero Pablo González y creo que ahora nos toca seguir señalando la situación de inseguridad que viven todos aquellos comprometidos con el periodismo como una profesión digna y puesta al servicio del pueblo.”
Iñaki Alrui fue uno de los primeros en responder a nuestra llamada, como editor de la web alternativa loquesomos.org, y como miembro de la iniciativa #FreePablo, para darnos su análisis sobre la liberación de nuestro compañero:
“Hablar u opinar ahora mismo sobre Pablo se me hace más difícil que nunca, después de dos años y medio escribiendo y recopilando información sobre el tema. Cuando escribo esto, Pablo no ha realizado todavía ninguna declaración, algo que espero con ansiedad, y es que no lleva ni 24 horas en libertad. Lo que sí sé es que ya ha hablado con su esposa e hijos, ha vuelto a oír su voz después de dos años y medio. Muy pronto podremos escuchar de los labios de Pablo su propia versión de toda esta historia.
Lo primero que quiero expresar es felicidad, celebrar que una persona que estaba presa y viviendo una constante violación de Derechos Humanos, ahora vuelve a ser libre, sin ninguna acusación ni cargo en su contra, es motivo de alegría, por él, por Oihana, los hijos, por toda la sociedad, pues detrás de esto había una injusticia.
Ahora mismo solo pesa sobre él toda la basura mediática que están esparciendo los tenderos de la comunicación, pero es basura periodística, sin fundamento, sin datos, sin pruebas, simples filfas. Y no es nuevo, desde el principio de su detención se utilizó cualquier dato de su vida en su contra, cosas que son normales para cualquiera, para Pablo se convertían en acusaciones: su doble nacionalidad, su posición ante las guerras, sus viajes como reportero, su vida personal o los 350€ que recibía de su padre como ayuda económica, por transferencia desde donde reside, Moscú… cualquier nimio detalle lo han convertido en argumento incriminatorio.
En 886 días que ha permanecido detenido (¿secuestrado?) en la cárcel de Radom, conocida como el “Guantánamo polaco”, el gobierno polaco no ha aportado una sola prueba ni ha concretado la acusación; Polonia se ha limitado a decretar prórrogas, cada tres meses, de la prisión preventiva para mantener en prisión a González. Y en todo este tiempo ni el estado español, ni ninguno de los países de la UE han puesto en duda las nulas garantías procesales del caso o el abuso de la prisión preventiva. Hasta su liberación, era el único periodista encarcelado de la Unión Europea en la Unión Europea. Y un dato más: en todo este tiempo, nadie, absolutamente nadie del gobierno o del Ministerio de Asuntos Exteriores se ha puesto en contacto con la familia de Pablo.
Pablo era un preso político, un preso de la OTAN, y nadie ha movido nada ni dicho ni “mu” hasta que el amo del Norte ha dado instrucciones para este canje a los países lacayos, y como nos ha contado su abogado Gonzalo Boye, intercambio de periodista por periodista. Rusia ha realizado un gran trabajo diplomático, cada cual que saque sus conclusiones.
Pablo González, o Pável Rubtsov en ruso, es libre y eso hay que celebrarlo siempre, los amigos, compañeros y familiares que en torno al grupo #FreePablo hemos estado peleando por su libertad (conformándonos con que se celebrara un juicio justo) estamos exultantes y celebramos su liberación. Pablo a partir de ahora se podrá defender de los insultos y ataques, al mismo tiempo que nos podrá contar su versión de lo vivido en este infierno de dos años y medio.
El periplo de Pablo deja un aviso a navegantes: cuidado con lo que informas, lo que dices, lo que opinas, te podemos meter preso de inmediato y hacer que caigas en el agujero del olvido, vivimos en una democracia vigilada y con unos niveles de manipulación que pueden dar a tu vida un giro de 180 grados; no importa que no hayas cometido ningún delito, lo importante es seguir la dirección de la corriente que marca el estado, no disentir, no cuestionar, y preguntas las justas. Cada vez tenemos más ejemplos de represión y castigo en la Europa de las “libertades”. Recuerden “solo los peces muertos nadan a favor de la corriente”.
Otro de los medios digitales que ha querido manifestarse sobre la liberación de Pablo, como ya hicieran en una reciente editorial, ha sido el medio digital Insurgente:
La liberación de Pablo González ha suscitado una gran alegría en nuestro equipo así como en el activismo cercano. Y un gran alivio. Porque con cierto pesimismo lo veíamos secuestrado en el contexto de una situación cada vez más bélica donde las peticiones de justicia estrictamente de orden legal eran interesadamente canceladas, en línea con esa burda imposición de “cancelar todo lo ruso”.
Pero si Pablo era un preso culpable sin prueba alguna, y aquí ni gobierno ni prensa dominante hicieron nada por impedirlo, ahora resulta que de forma miserable han encontrado retroactivamente la prueba que no encontraban. Lo ha liberado Satán Putin. No tienen vergüenza. Sólo hay que ver ese indecente final con que El País ha “celebrado” que un colega suyo no siga secuestrado por una Polonia, que se sabe que no es muy presentable en términos de exquisitices democráticas, pero que tiene el «mérito» de postularse como pocos para servir de ariete contra Rusia.
Una reflexión se impone en medio de la alegría. La liberación de Pablo pone de relieve que la libertad de todo aquel que se cruce en el camino de los verdaderos provocadores de guerra dependerá de la relación de fuerzas de que se disponga. Menos mal que este “Occidente colectivo”, sobrado de soberbia imperial, ya no tiene en exclusiva el monopolio de la fuerza. La justicia para Pablo ha tenido que abrirse camino por otros derroteros. Intercambiemos nuestros brindis por su libertad recobrada. En cualquier caso.”
Por último hemos querido recabar las primeras impresiones de su gente más cercana, de su cuadrilla de Elantxove, y para ello hemos hablado con su amigo Unai Cuevas:
“El juicio que no se le hizo en Polonia a Pablo, parece que se le está haciendo ahora, indirectamente, sin saber nada, porque en ningún sitio han mostrado pruebas de su culpabilidad.
La liberación nos pilló a todos por sorpresa, no nos lo esperábamos, de hecho, el día anterior estuve con Oihana, y ella le estaba escribiendo una carta, y le dije que le diera recuerdos de parte de todos, y a ella también le ha cogido por sorpresa. Pero, evidentemente, estamos muy contentos de que lo hayan sacado a la calle, de que lo hayan liberado, dicen que sin ninguna carga, así que esperemos que todo vaya bien. Estos días hemos intentado hacer mini celebraciones, la gente está muy contenta, con ilusión y con ganas de verlo.
Ahora estamos a la expectativa, sabemos que está en Moscú, y lo que nos ha trasladado su padre, es que todavía no ha podido estar con él, que ha hablado por vía telefónica, y lo ha notado bien, con sentido del humor, y nos imaginamos que ya estará con muchas ganas de poder estar con la familia, y con los amigos, y nosotros también con muchas ganas de poder estar con él. De momento no tenemos ninguna novedad más. Estamos a la expectativa de su regreso para organizar un gran evento.
Señalar que hay gente que, como vosotros, se ha preocupado por Pablo desde el principio, y que hay otra gente que no se ha preocupado y ahora están pidiendo entrevistas y exclusivas.”
Todo mi reconocimiento a los que día a día minuto a minuto habeis denunciado el secuestro de Estado de Pablo.Un periodista que no ha cometido delito alguno.
Vosotr@as habeis sido la moneda de cambio más importante para conseguir la libertad de Pablo. Sin vuestra voz, Pablo seguiría preso.
Putín, no es gilipollas…..