Más de 900 millones de animales sacrificados en España en el 2018

Manuel López Arrabal


La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que trata a sus animales. Yo siento que el progreso espiritual requiere que en algún momento dejemos de matar a nuestras criaturas hermanas para la satisfacción de nuestros deseos corporales.”

– Mahatma Gandhi

El acto de comer es, con diferencia, la actividad individual que diariamente ejercemos con mayores consecuencias morales, ambientales, económicas y para la salud, debido a que la industria alimentaria es de las más contaminantes que existen (deforestación para cultivo de pastos y agricultura intensiva, granjas y ganadería intensiva, pesca extractiva y de piscifactorías, preparados alimenticios, envasado y transporte, recogida y gestión de la basura, etc). No obstante, por sus enormes implicaciones para la vida sobre este planeta, voy a centrarme principalmente en los aspectos éticos de nuestra alimentación. Pero antes de desarrollar estos importantes aspectos morales, ecológicos y de salud, quiero hacer un breve repaso de la historia de la vida sobre la Tierra hasta llegar a la injusta situación en la que se encuentran los animales actuales, analizando a continuación la mayor injusticia que los seres humanos cometemos para con nuestros compañeros no humanos: EL ESPECISMO.

Hace aproximadamente 4.000 millones de años aparecieron las primeras células marinas. Tras una lenta organización y desarrollo de la vida en la Tierra, hace unos 500 millones de años, aparecen los primeros animales marinos. Unos 25 millones de años más tarde se empiezan a extender las plantas terrestres hasta que 100 millones de años después aparecen los primeros árboles y bosques, coincidiendo este hecho con la salida de los primeros vertebrados del agua a la tierra. Por tanto, desde hace 380 millones de años hasta la desaparición de los dinosaurios reinaron sobre la Tierra y por este orden, los anfibios, los reptiles y los grandes saurios, apareciendo las primeras aves y los primeros mamíferos pocos millones de años antes de la extinción de los más grandes animales que poblaron este planeta. Coincidiendo con dicha desaparición, hace 65 millones de años aparecieron los primeros mamíferos con placenta. 60 millones de años más tarde aparecen los primeros homínidos. Hace 2,5 millones de años aparecen los Homo Habilis, nuestros antecesores capaces de fabricar y utilizar herramientas sencillas, así como dominar el fuego. Y, por último, aparecemos nosotros en escena hace tan solo unos 200.000 años.

Comparativamente hablando, nosotros los Homo Sapiens Sapiens llevamos en la Tierra 25 segundos si lo trasladamos a un día de 24 horas en comparación al tiempo transcurrido desde el origen de la vida en la Tierra. Con la misma regla de proporcionalidad, si los primeros animales marinos llegaron hace solo un día, nosotros llevamos aquí solo 1 minuto y 43 segundos. En relación a las primeras aves solo llevamos aquí 5 minutos y 45 segundos. Y en relación a los primeros mamíferos, únicamente 13 minutos y 12 segundos.

Por otra parte, las especies animales identificadas en el año 2009 ascendían a 1.424.153, de las que 64.788 son especies vertebradas y de estas, 5487 son mamíferos, siendo nosotros tan solo una de esas especies. Y antes de entrar en el tema del especismo, conviene recordar que los seres humanos hemos reducido drásticamente y exterminado directa o indirectamente a numerosísimas especies que compartían hábitat con nosotros, sobre todo en los últimos siglos. Como ejemplo de reducción drástica tenemos al bisonte americano que fue reducido a unos 750 ejemplares hacia el año 1890, cuando se estima que antes de que llegaran los europeos a América podían existir en Norteamérica entre 60 y 100 millones de bisontes (actualmente existen unos 350.000, principalmente para consumo humano). En relación a lo anterior y según un estudio científico internacional, Las tasas de extinción de especies actuales son mil veces más altas que las tasas naturales de extinción, y las tasas de extinción futuras probablemente serán a medio plazo 10.000 veces más altas de lo normal.”

Por otro lado, podemos deducir también que, desde que llegamos como especie a este planeta hasta que se inició la ganadería hace unos 10.000 años, la inmensa mayoría de animales del mundo vivían en libertad formando parte de un vasto ecosistema inmensamente diverso que había evolucionado hasta ese momento sin la intervención humana. Pero será en los últimos siglos, con la aparición de las armas de fuego, cuando el exterminio de animales salvajes por cazadores, muchas veces de manera indiscriminada por mera diversión, junto a la domesticación de cada vez más especies para nuestro aprovechamiento, lo que hará que el número de animales terrestres cautivos aumente con respecto a los animales en libertad. Pero, en las últimas décadas y debido principalmente al gran aumento de la población mundial de seres humanos, así como por los avances tecnológicos y de producción de la industria ganadera, el número de animales que están siendo privados de libertad para ser explotados y sacrificados, aumenta en mucha mayor proporción a como lo hace la propia población humana.

Y en el mundo salvaje, los frágiles equilibrios de los ecosistemas donde viven o malviven las especies que “disfrutan” de libertad, si con suerte no son pescados, ni cazados ni son víctimas de los devastadores incendios forestales, sufrirán entonces las graves consecuencias de la contaminación de las aguas, del aire y de la tierra, así como los efectos del cambio climático, en parte producido por la explotación masiva de los recursos naturales del planeta y de la excesiva explotación y uso de los combustibles fósiles. Todo esto, por desgracia, provoca tremendo dolor y sufrimiento a muchísimos individuos de muchísimas especies que morirán prematuramente en la naturaleza y de manera agónica por diversos motivos: enfermedades, desnutrición, sed, víctimas de trampas furtivas…, todo ello acompañado de un gran estrés, tristeza, miedo y angustia.

Pasemos ahora a las cifras de nuestros compañeros de planeta que son sacrificados en un año, principalmente para la alimentación humana, aunque también para ropa, calzado y otros menesteres como pueden ser el ocio (la caza) y la experimentación.

Según la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España se sacrificaron en el año 2018, la friolera de 900.009.159 animales (35.691.372 más que en el año 2017), pero únicamente contemplándose a las siete categorías ganaderas más importantes: bovina (2.526.890), ovina (10.011.406), caprina (1.378.071), porcina (52.412.380), equina (40.412), aves (790.278.000) y conejos (43.362.000). A estas cantidades habría que sumarles muchas más, de otras especies terrestres de menor importancia ganadera, así como las víctimas por causa de la caza y de la pesca.  Si las cantidades indicadas, las dividimos por el número de habitantes que había en España en el año 2018 (46.733.038), obtenemos que por cada habitante se sacrifican 19,26 animales, únicamente de las siete categorías mencionadas.

Pero, si nos vamos a las estadísticas de Estados Unidos, en el año 2013 el número de animales sacrificados en tan solo seis categorías (bovino, ovino, caprino, porcino, aves y bisonte) ascendieron a la tremenda cantidad de 9.061.378.100 para una población de estadounidenses de 316.668.567 en dicho año 2013. Esto supone que por cada ciudadano USA se sacrifican 28,61 animales, en tan solo 6 categorías.

Y, si nos vamos a las estadísticas del mundo, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en el año 2007 se sacrificaron la inimaginable cantidad de 57.827 millones de animales dentro de las 7 categorías mencionadas para España, lo que supone una media de 8,6 animales por persona, teniendo en cuenta que en el año 2007 había 6.722 millones de personas en el mundo. Hay que tener en cuenta que la mayoría de países no tiene la capacidad (ni la necesidad) de producir y sacrificar tantísimos animales terrestres, basando principalmente su alimentación en la agricultura y la pesca. Téngase en cuenta que la FAO también contempla en sus estadísticas, el sacrificio de roedores, búfalos, camellos y perros (éstos últimos se consumen habitualmente en China, Suiza, Vietnan, Corea del Sur, Hawai…, y en lugares fríos como Alaska, Canadá o el Artico). Y ahora, teniendo como referencia la inimaginable cantidad antes indicada, pasemos a conocer cuántas vacas, ovejas, cabras, cerdos, caballos, aves y conejos son sacrificados actualmente en el mundo, de manera aproximada, en fracciones de tiempo más cortas. En un día como hoy, morirán sacrificados unos 172 millones de animales de las 7 categorías mencionadas; esto supone que cada minuto sacrificamos unos 120.000 individuos, o lo que es lo mismo, ¡2.000 animales por segundo!, sin contar otras muchas categorías de ganado ni la ingente cantidad de animales que son cazados o pescados.

En cuanto a la pesca, aquí no se puede hablar de número de individuos, sino de toneladas de ellos. Según la FAO, en el año 2001 la captura total de peces, extraídos del mar o de los  ríos,  ascendió a 91,3 millones de toneladas (Mt), que sumadas a las 37,5 Mt procedentes de la acuicultura, dan un resultado global de 128,8 Mt. Igualmente, la FAO estableció en el año 2007 un global de 140Mt. Si extrapolamos estas cantidades al año 2018, obtendremos que en el planeta este año se sacrificarán para nuestro consumo más de 150Mt de animales marinos, que divididos entre 7.500 millones de habitantes, cabemos a más de 20 kilos de pescado por persona y año, teniendo en cuenta que en esos 20 kilos o más puede haber decenas o cientos de pescados. Esto significa que el sacrificio de animales marinos, en número de individuos, es muy superior al número de animales terrestres que se sacrifican anualmente en el mundo.

Otro dato a tener muy en cuenta, es el de la esperanza de vida de estos animales. Sabemos que la industria cárnica, como cualquier otra industria capitalista, busca maximizar sus beneficios en el menor tiempo posible. Para ello emplea dos estrategias fundamentales: por un lado, la del engorde acelerado del animal mediante medicamentos y concentrados alimenticios que permitan cebarlo en espacios muy reducidos, evitando así su movilidad y, por otro lado, su sacrificio temprano en cuanto alcanza el tamaño y el peso deseado. Como ejemplos, tenemos que la ternera puede vivir entre 25 y 30 años, siendo sin embargo sacrificadas con tan solo 1 ó 2; el cerdo que alcanzaría los 15 años se sacrifica con 3 a 6 meses de vida; la oveja también viviría hasta 15 años, pero se sacrifica con 3 a 10 meses; y el pollo que llegaría hasta los 10 años de vida podría ser la carne más rentable de todas (de ahí las cifras records en matanzas) puesto que crecen y engordan muy rápido pudiendo ser sacrificadas con tan solo 6 semanas.

Y un dato más, muy importante. Si la FAO reconoce que se sacrifican al año más de 60.000 millones de animales terrestres en todo el mundo, ¿cuántos animales vivos están siendo explotados en el planeta actualmente antes de llegar la hora de su muerte? Teniendo en cuenta que también hay animales que se les permite vivir más tiempo mientras produzcan huevos, leche, lana, etc., o bien se les mantiene en reservas de caza o, incluso, enjaulados en laboratorios de experimentación, aparte de los conocidos zoológicos, circos, acuarios, animales de carga, animales exóticos y mascotas en tiendas de animales…, aunque se mantenga a cada uno de ellos con un coste muy reducido, esto supondría finalmente un montante económico elevadísimo, que destinándolo en una pequeña parte a programas de nutrición solucionaría el problema del hambre en el mundo. Si estimamos que en la actualidad puede haber unos 100.000 millones de animales terrestres que mantenemos en cautividad con un coste medio aproximado de 0,1€ por día y animal, resulta que nos gastamos por tal motivo 10.000 millones de euros al día, lo que equivale a 3,65 billones al año. Si tenemos en cuenta que en el reciente informe sobre el hambre en el mundo publicado por la FAO se dice que “el hambre en el mundo aumenta: se estima que el número de personas subalimentadas pasó de 777 millones en 2015 a 815 millones en 2016” y que, para llegar al objetivo “HambreCero” sería necesario destinar anualmente unos 54.000 millones de euros a programas de nutrición, es decir, lo que equivale al coste de alimentar y mantener con vida durante cinco días y medio a estos 100.000 millones de seres cautivos, o lo que es lo mismo, el 1,47% del coste anual.

Por ahora, estos datos son más que suficientes para hacernos reflexionar acerca del daño que los seres humanos continuamente infligimos a los animales y, por ende, a nosotros mismos. Tengamos más presente la vida animal en general. Sin discriminar a los de granja respecto a los silvestres o los de compañía. Todos tienen el mismo derecho a una vida digna. Vivamos más por ellos. Todos saldremos beneficiados.

1 Comment

  1. Cuando hacemos esta salvajada tan atroz , no es que no respetemos a nuestro planeta ,ni a los animales ,esque no nos resperamos a nosotros mismos.Porque este ritmo desorbitado,esta siendo insostenible, y alguien tendra que pagarlo, ,si no es antes sera despues.

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