Marruecos-Argelia, ¿una guerra a la vuelta de la esquina?

Argelia, histórico aliado de los saharauis, rompió relaciones diplomáticas con Marruecos el pasado agosto, mientras que a fines de octubre cortó el gasoducto Magreb-Europa (GME) que hace veinticinco años abastece a España y Portugal, atravesando territorio marroquí.

Por Guadi Calvo / Línea Internacional

El obsceno régimen marroquí, a la vista de todo el mundo, continúa reprimiendo al pueblo saharaui, al que sigue asesinando sin contemplaciones, no conforme de haber usurpado el ochenta por ciento de su territorio y seguir usufructuando desde 1975, sus yacimientos de fosfato, los más importantes del mundo, y también uno de los bancos de pesca más grandes del mundo, con la anuncia de la corona española, socio fundamental del despojo a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

El conflicto si bien se ha mantenido larvado durante casi treinta años, en noviembre del 2020, tras un intercambio de disparos entre el Ejército marroquí y milicianos saharauis en El Guerguerat, una zona bajo control saharaui, junto a la frontera con Mauritania, el Polisario (Frente Popular por la Liberación de Saguia, el Hamra, y Río de Oro) decretó la ruptura del alto el fuego, lo que ha provocado numerosos incidentes, según los saharauis, desde entonces de manera diaria, en las áreas usurpadas por el reino y que amenazan con incrementar, semana a semana. (Ver: Sahara occidental: Un mapa trazado con napalm y fósforo blanco).

En las últimas horas se ha conocido la denuncia del Frente Polisario sobre la muerte de once civiles en dos ataques, aparentemente realizados por drones israelíes tipo Hermes 450 equipados con misiles Hellfire, dirigidos por efectivos del ejército marroquí, que habrían despegados desde una base aérea marroquí, en Smara, (territorio saharaui bajo la ocupación marroquí) a 230 kilómetros del punto del ataque en la zona de Miyek, a unos cien kilómetros al este de la gran muralla de arena que Rabat, comenzó a construir en 1980, y se extiende por 2700 kilómetros desde el Atlántico, hasta la frontera con Argelia, reforzado por tecnología de última generación, cámaras, sensores, torretas de vigilancia, drones y un gigantesco plantío de millones de minas antipersonales, para impedir las incursiones de los combatientes del Ejército Popular de Liberación Saharaui (APLS).

El muro corta en dos a la antigua colonia española, que había alcanzado su independencia en 1975 tras las negociaciones llegadas después de la resistencia armada contra Franco, las que fueron ignoradas con la llegada del borbón, que ha contado desde siempre con el apoyo del Makhzen, como se conoce a las élites enquistadas en el gobierno marroquí.

Por su parte, las autoridades del reino alauita, fiel a sus políticas de invisibilización del conflicto, uno de los más asimétricos de la historia, no han confirmado ni desmentido la noticia.

Según la información brindada por el Polisario, el primer ataque, se habría producido al atardecer del pasado domingo catorce, cuando fueron atacadas cuatro personas que acaban de abandonar uno de los dos vehículos, que se desplazaban en esa área, en busca de un yacimiento de oro que se localizan en ese sector. Al refugiarse en el otro, una camioneta Toyota, un nuevo disparo dio contra la unidad, cuando intentaba escapar, matando en el acto a todos los ocupantes, ocho en total. El pasado tres de noviembre, habían sido asesinados tres camioneros argelinos, en Bir-Lahlou, en los territorios liberados del Sáhara occidental, cuando cubrían el trayecto desde Nuakchot la capital mauritana a la ciudad argelina de Uargla. Por lo que Argel emitió un comunicado donde denunciaba que el “bárbaro bombardeo, había sido ejecutado por las fuerzas de ocupación marroquíes en el Sáhara Occidental” para terminar advirtiendo que el crimen no quedaría impune. El hecho se produce en un momento en que las históricas muy tensas relaciones entre Rabat y Argel, se encuentran en un punto de aproximación al de no retorno, lo que ha provocado que muchos analistas consideren que para que estalle una guerra de gran escala, es solo cuestión de tiempo.

Respecto al “incidente” de los camiones, fuentes marroquíes, señalan que se produjo cuando los vehículos atravesaron un campo minado con material militar para ser entregado al Polisario. Las agresiones del reino alauita, no terminaron allí, sino que, en la extensa declaración del Frente Polisario, también se denuncia que paramilitares marroquíes, atacaron, en su casa de la ciudad de Bojador, en este momento bajo control de Marruecos, a la militante saharaui Sultana Jaya, el pasado día quince. Jaya denunció que fue violada por los efectivos marroquíes en su propia casa, en la que vive junto a su madre y una hermana. La activista ya había denunciado que está siendo acosada desde hace un año, tiempo en que sufrió cinco allanamientos, además de impedirle que las visitas, sin que medie ninguna resolución judicial.

Argelia, histórico aliado de los saharauis, rompió relaciones diplomáticas con Marruecos el pasado agosto, mientras que a fines de octubre cortó el gasoducto Magreb-Europa (GME) que hace veinticinco años abastece a España y Portugal, atravesando territorio marroquí. Agregando más dramatismo a la situación, que amenaza con encender el Magreb.

Para Naciones Unidas, la República Árabe Saharaui Democrática, más allá de sus casi cincuenta años de lucha sigue siendo un “territorio no autónomo”. A espera que se resuelva desde hace décadas el referéndum del Sahara Occidental, para el que acaba de ser nombrado Staffan de Mistura, después de casi tres años el puesto estuviera vacante.

Teoría sostenida firmemente tanto por los Estados Unidos, como por Francia, ya que sus intereses políticos, estratégicos y fundamentalmente económicos con la autocracia de Mohamed VI, los obligan a mantener esa línea, al precio de ignorar los derechos de un pueblo.

La llegada de Joe Biden a la Casablanca, no ha revertido, hasta una de las últimas jugadas de su predecesor Donad Trump en diciembre del 2020, que reconoció la autoridad de Rabat, sobre los territorios saharauis, a cambio de que Marruecos adhiriera a los “Acuerdos de Abraham” con lo que consiguió que varias naciones musulmanas establecieran relaciones diplomáticas con el enclave sionista que ocupa ilegalmente Palestina. Además de que el reino alauita es el más importante comprador de armas, fundamentalmente norteamericanas y francesas de África y uno de los mayores del mundo.

Un horizonte de guerra.

Si bien Argelia ha sido un aliado imprescindible para la resistencia saharaui, incluso acogiendo ciento de miles de refugiados establecidos en Tinduf al sur del país, como también lo fue la Libia del coronel Gaddafi, la creciente crisis entre Rabat y Argel, no se le puede adjudicar únicamente a este apoyo, sino que las raíces del conflicto son todavía más profundas.

Por lo que las declaraciones argelinas tras la muerte de los tres camioneros a principios de noviembre, tienen connotaciones más antiguas y no están montadas en la urgencia de dar respuesta a estos hechos de por sí extremadamente graves.

El conflicto entre ambas naciones que comparten una frontera de 1700 kilómetros, y que entre los dos países importan más del sesenta por ciento de las armas del continente, comienza en 1963, a partir de cuestiones fronterizas tras independizarse de Francia, coyuntura que en todos estos años no ha sido resuelta. en lo que se conoció como la “Guerra de las Arenas” y desde entonces las relaciones han sido extremadamente tensas, incrementado esa condición a partir de 1975 en plena competencia por el liderazgo regional, lo que la cuestión del Sáhara Occidental, fue muy bien utilizada por Argel provocando una ruptura de relaciones diplomáticas desde 1976, hasta 1988. En 1994, Argelia cerró la frontera terrestre con Marruecos después de que Rabat impusiera el visado para los argelinos, tras las acusaciones de que los servicios secretos argelinos habían estado detrás del ataque contra el hotel Atlas Asni de Marrakech, en el que dos turistas españoles fueron asesinados, lo que se continuó con la expulsión de argelinos que vivían en Marruecos. El cierre de fronteras, que técnicamente continúa, a pesar de las solicitudes de apertura de Mohamed VI, por lo que el incidente de los camiones y las posteriores declaraciones no son para tomar a la ligera, mucho menos para Europa, que tendría una guerra de proporciones a tiro de piedra de sus fronteras.

Por ahora, más allá del corte de relaciones diplomáticas Argelia, ha tenido una acción casi burocrática exponiendo la situación a Naciones Unidas, a la Comisión de la Unión Africana, la Liga Árabe, a la Organización de la Cooperación Islámica, (OCI), Denunciando a Rabat, de emplear armamento avanzado para impedir la libre circulación de vehículos por un “territorio sobre el que no tiene derechos”. Asegurando que el ataque lleva “riesgos inminentes para la seguridad en el Sáhara Occidental y toda la región” además de confirmar que: “Argelia es capaz de defender a sus ciudadanos y sus intereses en todas las circunstancias”.

Mientras que Marruecos, solo ha contestado “que no se dejará arrastrar a una guerra”, más allá de que en la acción demuestra la dirección inversa. Mientras que los medios marroquíes bajo un control absoluto por parte del estado, iniciaron una campaña contra Argelia.

El pasado sábado seis en recordación del 46ª aniversario del inicio de la Marcha Verde, una impostada toma por parte de Marruecos de los territorios saharauis, aprovechando que el dictador Franco agonizaba y ya tenía la complacencia del borbón prófugo y el Departamento de Estado (el orden en realidad es inverso) la monarca Mohamed VI, ha dejado claro que para Marruecos el Sáhara es “innegociable”. Al tiempo que amenazó con suspender relaciones comerciales con quienes no reconozcan la marroquinidad del Sáhara.

La actual situación entre ambas naciones se encuentra muy lejos de ser resuelta y dado los antecedentes, la posibilidad de una guerra pareciera estar a la vuelta de la esquina.

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