María Luisa López Municio: “El cambio de paradigma fundamental es dejar de pensar que Europa o EE.UU. son el centro del universo”

Entrevistamos a la historiadora y antropóloga María Luisa López Municio, autora del libro “Otra Mirada”.

Por Sol Gómez Arteaga | 3/07/2024

María Luisa López Municio es licenciada en Historia y en Antropología Social y Cultural. Es especialista en DDHH en un Mundo Global y Máster en Cooperación Internacional y Educación Emancipadora de Hegoa (UPV/EHU). Socia fundadora de Dialogasex, miembro de la Cátedra de Estudios de Género de la Uva, socia de AIBR (Antropólogos/as Iberoamericanos/as en Red).

Actualmente trabaja como gestora cultural de la Fundación Jesús Pereda de CC.OO CyL y como profesora asociada de Antropología en la Universidad de Valladolid.

Ha trabajado en gestión cultural en diferentes lugares, como el Ministerio de Cultura, y como consultora y formadora en Educación para la Transformación Social, Igualdad o Diversidad Sexual para diferentes ONG e instituciones.

Autora del libro “Otra Mirada”, I premio de ensayo foro de la cultura, editado por Difacil, 2023.

El feminismo se define como un movimiento político y social, una teoría política y una perspectiva filosófica que postula el principio de igualdad de derechos de la mujer y del hombre. Como experta en la materia, ¿qué definición darías del feminismo?

No me atrevería a llamarme experta, porque para mí el feminismo es un proceso de aprendizaje, pero tratando de acercarme a una definición de feminismo, probablemente influya la mirada desde los activismos. El feminismo efectivamente es una teoría política y un movimiento social que busca la igualdad de las mujeres en su conjunto atendiendo a la interseccionalidad, es decir, a las diferentes opresiones producidas por la pobreza, la etnia, la orientación sexual, etc. Precisamente por estar atravesadas por diferentes realidades, el feminismo no es ajeno a los problemas que rodean el mundo actual, por lo que se vincula con la justicia social, climática, el antirracismo, etc.

La teoría política lógicamente ha ido evolucionando y hay muchas autoras interesantes a las que leer como pueden ser Kate Millett, Bell Hooks o Rita Segato, entre otras muchas. Seguimos asistiendo en la actualidad a muchos debates y diferentes corrientes en su seno, lo cual parece lógico por la complejidad de la realidad, la multicausalidad de las opresiones y la necesidad de ir más allá de la igualdad de oportunidades, por eso en muchas ocasiones hablamos de feminismos. Debemos ser capaces de seguir construyendo un movimiento social reivindicativo que haga frente a toda la reacción de la ultraderecha a nivel internacional que estamos sufriendo y que trata constantemente de denostar el feminismo, probablemente por sus logros.

¿Qué logros destacarías del feminismo y qué problemas internos? ¿En qué momento crees que se encuentra?

Hay muchos logros que han supuesto más derechos y han venido promovidos precisamente por este movimiento. Si pensamos que en la España franquista el modelo del ángel del hogar convertía a las mujeres en personas de segunda categoría, ya vemos ese salto. Se han logrado importantes derechos relacionados con el ámbito laboral y legislativo, en el laboral el acceso a oficios vetados para las mujeres, sueldos más justos o ascenso laboral, entre otros, aunque sigue habiendo brecha laboral y la conciliación y corresponsabilidad siguen siendo la asignatura pendiente. En el legislativo, la normativa ha evolucionado ampliamente en la igualdad formal como el divorcio, la propiedad o dentro de los derechos sexuales el aborto, a pesar del movimiento reaccionario actual que quiere prohibirlo, de hecho sigue habiendo una rémora en la interpretación de leyes y se percibe aún una justicia patriarcal, que se evidenció con las sentencias relacionadas con las violencias sexuales, especialmente la de la manada que dio paso a un proceso de transformación.

Estamos en un momento en el que mucha gente joven, especialmente las mujeres, se sienten cercanas al feminismo y reivindican atender las realidades específicas de las mujeres, incluso los valores que se asociaban habitualmente, y cada vez hay más hombres cercanos. A pesar de eso, vivimos un momento de reacción muy fuerte contra el feminismo, que cala en el imaginario colectivo en el que aún pesaba mucho el machismo, de manera que ahora incluso se victimiza a los hombres en entornos de ultraderecha y manosfera. A eso se le suman disensiones en el seno del feminismo muy recientes, que a veces parecen cismáticas y que interesadamente se han potenciado, pero el feminismo no es un dogma y es lógico que surjan conflictos o diferentes visiones. En ese sentido, es necesario el diálogo siempre, y en mi caso considero que lo importante es ampliar derechos y ser capaces de empatizar.

¿Cómo estamos educando? ¿Reproducimos roles que hemos adquirido o transformamos? ¿En qué consiste la educación para la transformación social de la que eres consultora y formadora?

A veces consideramos que la educación es algo que se da solo en el ámbito formal y cargamos todo el peso en la escuela. Lo cierto es que todo lo que hacemos educa, y por eso está en muchos casos tan ligado al comportamiento propio. En ese sentido, tendemos a reproducir roles de una manera inconsciente, por eso precisamente los cambios culturales, y más relacionados con el machismo, son complicados de cambiar.

En ese sentido, la educación para la transformación social tiene como objetivo lograr una sociedad que promueva el feminismo, la inclusión y la justicia social y global, en el que se dote de valor a los cuidados, tanto a otras personas y culturas como al mundo en el que vivimos, donde se promueva la cooperación y la paz trabajando desde el sentipensar. Las transformaciones que han logrado derechos a lo largo de nuestra Historia han venido promovidas por movimientos sociales, y aunque se ensalza la imagen de la competencia y la lucha como sinónimo de avance, en realidad las sociedades que han logrado pervivir son aquellas que han promovido el apoyo mutuo, los cuidados, el respeto por la naturaleza, etc.

¿Qué es la Asociación Dialogasex de la que eres socia fundadora, y qué necesidades detectasteis a hora de formarla? En la actualidad, ¿qué tipo de actividades lleváis a cabo?

La asociación Dialogasex surgió por la necesidad detectada de promover una educación sexual integral e igualitaria en el ámbito de Castilla y León tal y como promueve la UNESCO, para trabajar en todas las edades aspectos relacionados con la sexualidad que no se tocaban, a pesar de que estaban contemplados en la legislación española, y que se veían necesarios especialmente en jóvenes.

Actualmente desarrollamos diferentes programas relacionados con la educación sexual y con la igualdad. Así, mis compañeras sexólogas, en el ámbito formal trabajan con toda la comunidad educativa, ya que consideran importante incluir a familias y profesorado en la estrategia, y se trabaja desde la autoestima hacia el propio cuerpo, a la diversidad o la prevención de las violencias sexuales, en la educación informal se trabaja con diferentes edades y colectivos ya que una de las cuestiones importantes es crear red. A esto se le suman unas jornadas de educación sexual que realizamos anualmente en la Facultad de Educación y Trabajo Social de Valladolid. En igualdad trabajamos desde el ámbito cultural con cine fórum o unas jornadas anuales que llamamos Voces de Mujer/es donde se visibiliza el trabajo de las mujeres a través de la experiencia propia en el ámbito local.

La sociedad en la que vivimos se mueve en grandes contradicciones. Frente a los progresos en investigación o comunicaciones, asistimos cada vez a un mayor aislamiento social, a un capitalismo atroz, al auge de los fascismos, guerras ¿qué análisis harías de la sociedad global actual?

El análisis global de nuestra actualidad es desesperanzador, por todos esos motivos y porque el planeta ya no da más de sí en cuanto a los recursos que ha dejado el extractivismo feroz o las consecuencias del cambio climático. Parece claro que estamos asistiendo a un cambio de ciclo histórico que se acerca a la distopía, donde la desigualdad y los extremismos parecen tener más cabida. El populismo de las élites genera análisis y soluciones simplonas que enfrentan a unos grupos sociales con otros, y esto parece calar en un parte de la población, que atiende más a ese imaginario en el que se culpabiliza a los que menos tienen o a los de fuera, donde no se habla de clases sociales ni de democracia, si no enfrentamiento y nacionalismos gloriosos.

A pesar de ese análisis global, no podemos dejar de lado el análisis local ni todas las transformaciones sociales que se han producido en el siglo XX y XXI, conviviendo con guerras atroces, y que han ido generando derechos, promoviendo el trabajo en común, la cooperación, la resistencia, la sostenibilidad o la solidaridad. No parece que haya cabida para la esperanza, y sin embargo es el único motor real de cambio que tenemos, porque si creemos que no podemos hacer nada o que las cosas siempre han sido como son, aunque no sea real, nos inmovilizará, y ahora es muy importante tener claras las prioridades, porque la ola reaccionaria es muy fuerte.

Cuando hablamos de la sociedad, lo hacemos casi siempre en clave egocentrista, desde el llamado primer mundo, omitiendo que hay otros mundos y otras realidades. Como especialista en DD.HH en un Mundo Global y Cooperación Internacional ¿Crees que se hace necesario un cambio de paradigma o mirada? ¿Qué acciones consideras que para mejorar como sociedad podemos llevar a cabo tanto individual como colectivamente?

El cambio de paradigma fundamental es dejar de pensar que Europa o EE.UU. son el centro del universo. Estamos asistiendo a la caída de EE.UU. como potencia a pesar de su poder armamentístico y económico que dominó el siglo XX, y en Europa conviven la defensa de los DDHH con el rechazo a migrantes que vienen de las antiguas colonias europeas. El feminismo sin duda aportó un cambio de mirada en cuanto a procesos decoloniales, y la antropología nos ayudó a conocer otras culturas, otras formas de entender y relacionarse con el planeta, que a su vez nos ayudaron a analizar nuestra propia cultura. Además la globalización también trajo la necesidad de extender los Derechos Humanos a todas las sociedades, y la inmensa tarea de defender y ampliar esos avances.

Si analizamos la Historia y nuestro presente desde la mirada de las élites internacionales queriendo parecernos a ellas, nos será complicado entender el mundo en el que vivimos y nos impedirá movilizarnos para que la igualdad social, la paz o la sostenibilidad nos ayuden a vivir vidas que merezca la pena ser vividas. Solo la acción individual ligada a la colectiva y poniendo como objetivos estas cuestiones, puede lograr un mundo más habitable para todas las personas.

¿Hay esperanza en el futuro? ¿Qué mensaje le trasmitirías a las generaciones jóvenes?

A lo largo de la Historia ha habido etapas complicadas, ahora vivimos una etapa con fecha de caducidad y no hemos construido alternativas sólidas, o por lo menos parecen más convincentes los relatos distópicos. El futuro lo estamos construyendo ahora, y debemos dejar de mirar otros planetas como alternativas de vida, y hacer habitable el planeta que tenemos para todas. Vamos a vivir cambios en nuestros modos de vida, pero solo atendiendo al bien común y haciendo que lo individual sea complementario de lo colectivo, tendremos posibilidades de no autodestruirnos como especie. La gente más joven se ha encontrado el final de una etapa, y tiene que construir un nuevo rumbo, por eso es fundamental la esperanza, sabiendo que sin empatía, conciencia de clase, o ser conscientes de la interdependencia, diversidad o la necesidad de cuidados, no podremos vivirla.

Qué opinas de la frase de Simone de Beauvoir: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.

Ahora está más vigente que nunca, parece que los derechos que tenemos son inamovibles y, sin embargo, si algo nos ha enseñado el siglo XX, es que si no los defendemos, los perdemos, como ocurrió con la Guerra del 36 en España. Y precisamente este ataque constante al feminismo por parte de los sectores reaccionarios, nos transmite la idea de que ya se ha iniciado ese cuestionamiento, y debemos ser capaces de entender de dónde viene ese cuestionamiento, cómo nos afecta a las mujeres pero también a la sociedad en general, y defender y seguir ampliando los derechos de las mujeres en todos los países del mundo y en todos los colectivos sociales.

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