Entrevistamos a María Huelva Salas, militante de la memoria histórica y miembro de la asociación ‘Somos la Huía’.
Por Sol Gómez Arteaga | 7/02/2024
Entrevista a María Huelva Salas, de Sevilla, perteneciente a la asociación “Somos la Huía”, que se define a sí misma como militante de la vida y la memoria histórica. Ella nos cuenta para Nueva Revolución en qué consistió el hecho histórico conocido como “La Desbandá”, que estos días cumple 87 años. Para que no se olvide dicha masacre en torno a la primera quincena de febrero se celebran desde el año 2017 diversos actos de memoria, entre los que destacan “Las Marchas” que reproducen el recorrido de miles de personas del bando republicano, mujeres y niños sobre todo, en la carretera Málaga-Almería, conocida como la carretera de la muerte.
Cuéntanos, María, en qué consistió el hecho histórico conocido como “La Desbandá”.
Habría que retroceder al mes de julio y el comienzo de la Guerra Civil desde que comienza la Desbanda/Huía para contextualizar la concentración de personas en Málaga.
A partir del 18 de Julio del 36 y ante el fracaso del golpe de estado, las tropas dirigidas por los militares golpistas avanzan por el oeste de Andalucía hacia Madrid, dejando a su paso una ola de terror y exterminio. El general Mola en una de sus directivas dice: “Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros”.
Ante estas directrices parte de la población de las provincias de Cádiz, Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada comienzan a huir de sus pueblos y ciudades en dirección a Málaga -ciudad que permanecía leal al gobierno de la República-, temerosas por las amenazas del ejército golpista y las arengas de Queipo de Llano desde radio Sevilla.
En septiembre del 36 fueron llegando a Málaga cientos de personas buscando refugio. Fue de tal magnitud el aumento de población que el alcalde ordenó la apertura de la catedral y de algunas iglesias para dar cobijo a los refugiados. Málaga estaba desbordada con problemas sanitarios y de abastecimiento y además militarmente desprotegida, el gobierno de la República no preveía un ataque inminente y las tropas estaban concentradas en la defensa de Madrid.
Esa era la situación cuando a finales de enero del 37 Queipo de Llano junto al general italiano Roatta deciden tomar Málaga. Jesús Majada, investigador, narra cómo Los frentes republicanos cayeron enseguida. Sin armas, ni munición, ni defensa, la población huye por la única salida que tenían, la carretera de la costa, la nacional 340 en dirección Almería, todavía gobernada por la República.
El 8 de febrero, el ejército del Sur, mandado por Queipo de Llano y Francisco Borbón y de la Torre, primo de Alfonso XIII, conquista Málaga con gran facilidad.
Comienza así lo que sería el mayor genocidio contra la población civil conocido hasta el momento, el primer ataque de un ejército moderno contra la población indefensa.
En la publicación “Éxodo Málaga Almería” la historiadora Maribel Brenes junto con el arqueólogo e investigador Andrés Fernández concluyen que en torno a 300.000 personas pudieron huir por la carretera Málaga Almería, según documentos de la Fundación Juan Negrín. Por otra parte Encarnación Barranquero, historiadora y profesora de la UMA estima que el número de personas desplazadas está alrededor de 150.000, si bien advierte que es muy difícil establecer una cifra precisa ante la ausencia de registros y el caos de la huida.
La gran mayoría de personas que huían eran mujeres con personas mayores y criaturas, con los pocos enseres que podían acarrear, algunos vehículos y bastantes burros. Se fueron agregando gente de los pueblos y comarcas aledañas, especialmente de la Axarquía malagueña por la penetración del ejército italiano por Zafarraya.
El ataque a la población civil fue perpetrado por los tres ejércitos: alemán, español golpista e italiano, por tierra, mar y aire.
Por tierra 10.000 camisas negras italianos del XIII cuerpo voluntario con carros de combates y autos blindados, más la fuerza del ejército del sur, artillería, con los tabores de regulares y legionarios.
Por mar tres cruceros franquistas: El Canarias, el Baleares y el Almirante Cervera lanzando obuses a muy corta distancia, directamente contra la población o provocando desprendimientos de roca de los acantilados sobre la carretera para que cayeran sobre las personas en su huida.
Por aire 100 aviones de la aviación legionaria italiana y aviones alemanes.
La gente corría de noche y se ocultaba durante el día en unas duras condiciones climáticas, fue un febrero muy lluvioso y la carretera era muy estrecha al borde de acantilados, difícilmente se podían esconder y protegerse.
Los alimentos enseguida escasearon, la caña de azúcar, importante cultivo de la zona, era lo poco que algunas personas podían llevarse a la boca. Las más mayores y las enfermas iban quedando en los lados de la carretera junto a los muertos por los bombardeos. No había posibilidad de recoger los cadáveres, quienes caían heridos no podían ser auxiliados.
Max Aub en su texto narrativo “El Cojo” ambientado en La Desbandá describe la carretera: “Poco a poco ha ido creciendo su caudal, primero fueron grupos, ahora es desfile…. Venían en islotes o archipiélagos, agrupados tras una carretilla o un mulo, de pronto aquello se asemejó a un río… Perdían el color de su indumentaria al socaire de su expresión, los colores se esfumaban tras el cansancio, el espanto, el sueño que traían retratado en las arrugas del rostro, porque en aquellas horas hasta los niños tenían caras de viejos”.
Norman Bethune, cirujano canadiense que vino de voluntario a defender la República, al tener conocimiento del avance fascista se dirigió a Almería para avanzar por la carretera N340 hacia Málaga con su furgón quirúrgico para hacer transfusiones. Le acompañaban Hazen Sise y Thomas Worsley, periodista británico, que al ver el aluvión de personas huyendo, vaciaron el furgón y durante tres días y tres noches estuvieron llevando sin parar gente a Almería, especialmente criaturas.
Fotografiaron y escribieron lo que vieron en aquella carretera de la muerte. Worsley publicó en el 39 “Los ecos de la batalla”, testimonio imprescindible de los hechos. Size hizo la mayoría de las fotos que se conocen de la tragedia y con ellas y sus propias notas Bethune publicó una pequeña obra editada en español, francés e inglés titulada” El crimen de la carretera Málaga Almería”
El doctor Bethune escribió:
“España es una herida en mi corazón. Una herida que nunca cicatrizará. El dolor permanecerá conmigo, recordándome siempre las cosas que he visto”.
A esta zona del frente entre los días 14 y 18 de febrero acuden Gerda Taro y Rober Capa que con su cámara inmortalizan escenas y fotos como la de una miliciana a caballo en la playa de Calahonda.
Se calcula que entre 5.000 y 15.000 personas fueron asesinadas durante su éxodo en la carretera de Málaga a Almería, pero las cifras exactas son difíciles de calcular, como ocurre con el número de refugiados. Muchas de ellas fueron fusiladas al regresar a Málaga al no poder cruzar el rio Guadalfeo en su desbordamiento a la altura de Motril, otras se ahogaron al intentar cruzarlo.
Muchas criaturas se perdieron de sus familias y no las volvieron a encontrar.
A las personas muertas no se les enterraba ni se les contaba. Algunas fueron tiradas al mar, otras apartadas entre las cañas, otras simplemente se quedaron en las cunetas.
Las primeras personas refugiadas llegan a Almería el día 12 de febrero. El Socorro Rojo Internacional deja constancia de unas 100.000. Esto provocó una situación muy complicada pues no había infraestructura para acogerlas, los hospitales se vieron desbordados y mucha gente tuvo que dormir en la calle, lo que produjo nuevas muertes, ya que Almería fue reiteradamente bombardeada por aviones alemanes durante esos días.
Entre las personas que llegaron con el Socorro Rojo Internacional se encontraban Tina Modotti y Matilde Landa.
Para mucha gente que consiguió llegar a Almería comenzó un nuevo Éxodo hacia Murcia, Alicante, Valencia, Barcelona. Otras embarcaron hacia Orán como Ana Pomares y su familia, recogido en el libro “La guerra en mis ojos. Los cuatro exilios de Ana” de Fran Martín y Sonia Cervantes. Muchas otras en el 39 continuaron su huida hacia Francia donde les esperaban campos de concentración como el de Argelés-sur-Mer, deportaciones a campos de exterminio alemanes, exilio…
La Huida, el éxodo de la población concentrada en Málaga es un hecho histórico muy poco conocido que se ha comenzado a investigar desde hace pocos años.
Perteneces a la asociación memorialista “Somos la Huía”, ¿porqué y cuando surge? ¿Qué objetivos persigue? ¿Qué otros movimientos asociativos se han creado en torno a la masacre de “La Desbandá?
Hay varias asociaciones, tanto locales como a nivel Andaluz. Las primeras asociaciones surgen a nivel local, en los pueblos donde se sufrió el éxodo. La Asociación de Memoria Histórica 14 de Abril (Comarca de la costa de Granada) surge legalmente desde el 2012 aunque venían trabajando años antes sobre éste y otros hechos de memoria, realizando marchas parciales y distintas actividades en torno a la Huía/Desbandá.
En 2014 la asociación “La Volaera” de Nerja, mas tarde “Entre Cañas”, organizó la primera jornada sobre Memoria Histórica que culminó con la primera marcha al barranco de Maro para rendir homenaje a las víctimas del crimen de la carretera. Posteriormente se crea la asociación sociocultural La Desbandá que organiza la marcha integral de Málaga a Almería. Este año 2024 será la octava marcha. Desde la Plataforma Málaga Republicana se organiza cada año la marcha urbana al Peñón del Cuervo en memoria y homenaje a la población civil que sufrió la masacre.
Pertenezco a la asociación “Somos la Huía”. Esta asociación se ha creado recientemente y nuestros objetivos son dar a conoce y difundir la Huía/Desbandá desde el rigor histórico, potenciar la investigación académica sobre el mismo, homenajear y recordar a las víctimas de la carretera de la muerte, entre otros. Queremos una asociación donde impere la democracia participativa, el diálogo, la diversidad, la transparencia, donde las discrepancias sirvan para enriquecernos y no para enfrentarnos, porque el hecho histórico la Huía/Desbandá no es patrimonio de nadie y es de todos.
Personalmente mi vinculación a este movimiento memorialista me llega con el conocimiento de la historia. En mi familia no hay personas represaliadas ni nadie que hiciera la Huía, pero a medida que vas conociendo lo ocurrido, que conoces a gente que siendo niños y niñas sufrieron la carretera, que escuchas sus testimonios, que te emocionas con sus palabras, que lees y te informas… A medida que eso va ocurriendo, te agarra el corazón y rabiosamente te sientes con el compromiso de que esta parte oscura y desconocida de nuestra historia se conozca.
¿Recibís algún tipo de ayuda o subvención estatal o particular por vuestro trabajo?. ¿Cómo os financiáis, qué proyectos de futuro tenéis como asociación?
Como he comentado antes, Somos la Huía es una asociación creada recientemente, nos constituimos como tal al salirnos un numeroso grupo de personas de la Asociación sociocultural La Desbanda por diversos motivos y ante la imposibilidad para solventar los problemas internos dentro de la Junta Directiva, cuyo núcleo directivo no ha variado desde su constitución. Por supuesto, no dudamos en que los objetivos de esa asociación vienen a ser similares a los nuestros, diferimos en las formas y en los conceptos anteriormente mencionados de democracia participativa, transparencia, diálogo. Pero sin ninguna duda, todas las asociaciones trabajamos por difundir y homenajear a las víctimas, aún con nuestras diferencias.
Aún no hemos pedido ningún tipo de subvención, nuestro trabajo es militancia, nos financiamos con aportaciones personales, venta de camisetas, libros.
Actualmente estamos trabajando conjuntamente con la asociación “14 de Abril” en un proyecto de creación de un mural que se realizará en Motril por el artista gráfico y muralista Roc Blackblock sobre la Huía/Desbandá. En ese mural, entre otras imágenes, irá una foto de Gerda Taro y rendirá homenaje a las Brigadas Internacionales, ya que gracias a ellas se consiguió estabilizar el frente en una línea desde Sierra Nevada hasta la zona de Calahonda-Castell de Ferro, que se mantuvo hasta el final de la guerra. El crimen de la carretera fue mitigado en parte por la defensa de las Brigadas Internacionales, como cuenta el documental “Hasta pronto, hermanos” dirigido por Fernando Alcalde y producido por la asociación 14 de Abril, con archivos sacados de museos de varios países y fotografías tomadas por Gerda Taro y Rober Capa.
¿Qué petición le harías al estado Español en materia de Memoria Histórica?
Aunque la actual ley supone un avance en materia simbólica: condena del régimen franquista, retirada de títulos nobiliarios que concedió Franco, anulación de juicios del periodo franquista… pediríamos una ley con medidas reales. Con esta ley se sigue impidiendo investigar los crímenes del franquismo, muy diferente a lo que hizo Alemania con los crímenes nazis.
Pedimos VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN para las víctimas, pedimos que nuestra historia sea estudiada en los colegios, institutos, que se investigue en las universidades y, por supuesto, con medios públicos para llevarlo a cabo.
¿Cuál sería tu mensaje a las generaciones más jóvenes en materia de Memoria Histórica?
La Memoria Histórica es necesaria para poder cerrar heridas abiertas, para esclarecer los hechos y dignificar a las víctimas, sin ello es imposible una paz sostenible. A las generaciones jóvenes les pediría exigir conocer para no repetir.
Me llena de satisfacción leer que se está sacando a la luz, estos crímenes cometidos en nuestra reciente história.
Animo a seguir peleando por ello.
El desconocimiento de esta parte de la historia, es necesario que salga a la luz y que todo el mundo sepa todo lo ocurrido.
Mucho ánimo.