Tara Buakamsri
Estamos viviendo unas semanas tenebrosas para nuestros ecosistemas. Perú, Ecuador y ahora desde Tailandia nos llegan noticias de otro vertido de petróleo. Otra historia de encubrimientos, mentiras y negligencia donde la industria de los combustibles fósiles se resiste a hacerse responsable y apagar la cuenta de su destructivo negocio
En la noche del 25 de enero de 2022, se informó que un oleoducto submarino de petróleo crudo tenía una fuga en un punto de transferencia de petróleo en alta mar a unos 20 kilómetros al sureste del puerto y polígono industrial de Map Ta Phut. El oleoducto pertenecía a Star Petroleum Refining Public Company Limited (SPRC), propiedad de Chevron. El incidente resultó en un derrame masivo de petróleo que desde entonces ha ennegrecido nuestras aguas y playas, y ahora amenaza la vida silvestre local y las comunidades que dependen del mar.
Anteriormente, el día 25, un análisis realizado por la Agencia de Desarrollo de Tecnología Espacial y Geoinformática (GISTDA), utilizando imágenes del satélite Sentinel-2, descubrió que el derrame de petróleo cubría un área de 11,65 kilómetros cuadrados.
El 28 de enero, SPRC emitió un comunicado diciendo que no se descubrió ninguna mancha de petróleo en las playas, incluso cuando el petróleo se alejó flotando del lugar del derrame. Ese mismo día, el monitoreo de GISTDA mostró cómo la mancha de petróleo creció hasta 16 kilómetros cuadrados y se desplazó hacia la playa de Mae Ramphueng. Al día siguiente, la marea negra se vio en la playa de Mae Ramphueng, lo que interrumpió el turismo y detuvo las actividades pesqueras locales.
Mares tailandeses en peligro
Los derrames de petróleo y otras formas de contaminación marina son una lacra que aunque ocultados y menospreciados son intrínsecos a la actividad fosil. En el Golfo de Tailandia, desde 1974, ha habido al menos 240 incidentes de derrames de petróleo.
Baile de mentiras
Desde el principio, la información proporcionada por la SPRC y otras agencias gubernamentales, incluido el Ministro de Industria, el Sr. Suriya Jungrungruangkit, fue ambigua e inconsistente, particularmente sobre la cantidad de petróleo crudo que se vertió.
Según el Sr. Jungrungruangkit, la estimación inicial de la fuga de crudo era de 400.000 litros. A SPRC se le ocurrió la cifra la primera noche que descubrió la fuga. A la mañana siguiente, se descubrió que la fuga era de 160.000 litros. Luego se envió un equipo de buceo de SPRC al lugar y, posteriormente, se estimó que la fuga era de 50.000 litros.
Luego, el Ministro de Industria continuó diciendo que la marea negra ahora se había reducido a solo 5,000 litros como resultado de los esfuerzos de contención por parte de SPRC y las agencias gubernamentales. En los medios, se citó al Sr. Jungrungruangkit diciendo: “Les aseguro que el derrame de petróleo definitivamente no tendrá ningún efecto sobre el turismo o la zona costera”.
Según SPRC, sus acciones estuvieron de acuerdo con el Plan Nacional de Prevención y Eliminación de la Contaminación por Petróleo y el Centro de Comando de Recuperación de Derrames de Petróleo. La empresa tiene previsto eliminar la contaminación por petróleo del medio ambiente marino de la forma más rápida y eficiente posible mediante la identificación y distribución de responsabilidades entre las diversas organizaciones involucradas.
Esos son esfuerzos notables, pero el SPRC está pisando aguas turbias. Desde el día 1 del incidente, ha habido una falta de claridad y transparencia por parte de la empresa: no se divulgaron al público detalles claros ni información precisa sobre el derrame de petróleo. La gente necesita saber la verdad.
Greenpeace Tailandia exige que se forme un panel independiente para evaluar el alcance real del daño causado por el derrame de petróleo de SPRC. Es fundamental que tengamos datos precisos sobre la cantidad de petróleo que se ha filtrado. La empresa también debe proporcionar información sobre los dispersantes que se están empleando. Los dispersantes son productos químicos que se rocían sobre las manchas de petróleo para descomponerlas en gotas más pequeñas. Para la operación de SPRC, el Departamento de Control de Contaminación aprobó 85,400 litros de dispersante. El uso de dispersantes tendrá consecuencias ambientales peligrosas, particularmente en la vida marina y los seres humanos.
Un futuro incierto
Los combustibles fósiles como el petróleo y el gas tienen doble impacto sobe los ecosistemas. Por un lado, al quemarse generan CO2 y otros gases que calientan el planeta. Por otro lados los vertidos contaminan irreversiblemente la vida acuática, particularmente en los hábitats de varios animales acuáticos como peces, camarones y mariscos que pueden ser fatales si se contaminan con petróleo en el agua en una concentración de 1-3 mg/l durante más de cuatro días. La contaminación por marea negra en el agua de mar también impide la entrada de luz, lo que afecta el proceso de fotosíntesis de las algas fitoplanctónicas y otras plantas acuáticas, que es la principal fuente de sustento del resto de las especies acuáticas y por lo tanto es perjudicial para la pesca y la acuicultura.
Aparte de los ecosistemas marinos, la marea negra ahora ha ennegrecido las playas de Mae Ramphueng con suciedad y mal olor, contaminando esta popular atracción turística que ha sido una fuente de ingresos para la comunidad local.
Hora de #BreakFreeFromFossilFuels
Ha pasado más de una semana desde que se descubrió la fuga de petróleo en Rayong. El SPRC de Chevron debe rendir cuentas no solo por el daño ambiental causado por su contaminación por petróleo, sino también por su información errónea y falta de transparencia con respecto al incidente.
- Greenpeace solicita que el SPRC proporcione información precisa y clara al público sobre el alcance del derrame de petróleo y sus impactos negativos a largo plazo en los ecosistemas locales, las comunidades pesqueras costeras y el turismo.
- Con la emergencia climática en curso, es imperativo que se abandone progresivamente el uso de combustibles fósiles como el petróleo y el gas para mantener la temperatura por debajo del grado y medio sobre niveles preindustriales para limitar sus efectos perjudiciales para las personas y el planeta.
- Greenpeace pide al gobierno que forme un comité independiente para investigar este desastre de contaminación por petróleo, que revise con urgencia el Plan Nacional de Energía para que el país abandone los peligrosos combustibles fósiles y que detenga los planes para expandir la industria del petróleo y el gas que pone en peligro nuestro medio marino. medio ambiente, así como la vida y el sustento de millones.
Tara Buakamsri es directora nacional de Greenpeace Tailandia.
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