El metalúrgico soriano habló acerca del modelo sindical de las CCOO, el papel de la clase obrera en la conquista de las libertades y sobre la represión y el asesinato de trabajadores.
Por Alejandro Martínez
“Somos legales porque hemos luchado para conquistar el derecho a la legalidad. Nada nos han regalado” expresaba Marcelino Camacho el 28 de abril de 1977, al día siguiente de la legalización de los sindicatos de clase. Lo cierto es que no le faltaba razón. Los derechos sociales, las libertades sindicales y políticas no se regalaron, se lucharon y se conquistaron y para ello hubo muchas personas que pagaron un alto precio. Hoy, cuando se cumplen 45 años, conviene recordarlo.
El 6 de abril, 21 días antes de legalización, Marcelino Camacho acude a Ponferrada para la celebración de una asamblea con trabajadores de las Comisiones Obreras de El Bierzo y Laciana. Habían pasado 5 días desde que se aprobase la Ley reguladora del Derecho de Asociación Sindical, que preveía la legalización de los sindicatos. Al día siguiente, el 7, comienza el congreso legal de la USO en Madrid, un año antes había tenido lugar el de UGT. Y sin embargo, el Gobierno Civil de León prohíbe el acto de CCOO en Ponferrada. Las CCOO, que llevaban tiempo implantando por la vía de los hechos las prácticas democráticas que una dictadura en crisis terminal prohíbe, deciden que la asamblea se va a llevar a cabo.
El acto se traslada de un cine de la localidad a la Asociación de Antiguos Alumnos de Escuelas Sindicales. Esta asociación es una tapadera para las reuniones de las CCOO y el PCE que aprovechan los resquicios de la legislación franquista. Su presidente, Daniel Fernández Taladriz, es militante comunista y el Secretario General de las CCOO de Ponferrada. En su sede social José Álvarez de Paz, José Ramón López Gabela o Francisco Beltrán impartieron charlas sobre relaciones laborales o como serían los sindicatos democráticos. Allí, además, tienen una multicopista de forma legal.
A pesar de la prohibición, la expectación por ver y escuchar al líder de las Comisiones Obreras es máxima. Varios autobuses de los pueblos mineros de El Bierzo y Laciana llegan a Ponferrada. En torno al pequeño local de la Avenida de Los Andes se agolpan unas 500 personas. La organización tiene que colocar megafonía para que se pueda escuchar. Taladriz recuerda que “estaba la calle de los Andes…ufff… por eso pusimos altavoces a la calle… aquello eran un gentío”. Leonardo Mastache, forma parte del servicio de seguridad y recuerda que temían que hubiese jaleo por parte de la policía y la extrema derecha.
En el mitin interviene Daniel Fernández Taladriz representando a Ponferrada, Manuel Velasco de la Unión Provincial, Benjamín Rubio de Laciana y Marcelino Camacho, el Secretario General. El metalúrgico soriano habló acerca del modelo sindical de las CCOO, el papel de la clase obrera en la conquista de las libertades y sobre la represión y el asesinato de trabajadores, como los obreros de Vitoria en marzo de 1976 o los abogados de Atocha ese mismo mes de enero de 1977.
“No se cortó de nada… habló de todo”, expresa Taladriz. A pesar de ello la policía no intervino para impedir el acto. Sin embargo, una semana después el Gobierno Civil de León notifica una multa de 500.000 pts. al sindicalista de la siderurgia Roldán. Hecho del que se hacen eco los principales diarios del momento, ABC, El País o Diario 16. La persecución a las CCOO llegó hasta el día de su legalización, a diferencia de UGT que era una organización ilegal pero tolerada.
En octubre de 1977 se aprueba la Ley de Amnistía que dejará sin efecto la sanción y finalmente el sindicalista berciano no tiene que pagar la multa.
El día 27 de abril los sindicatos de clase son legalizados. Poco tiempo después la Confederación Sindical de Comisiones Obreras distribuye un cartel con el lema “Ya somos legales”. Más que un eslogan, refleja la culminación de un proceso de lucha.
Marcelino Camacho enfatiza que en esa frase “se encierra todo un proceso de cuarenta años de lucha de la clase obrera de nuestro país, que con enormes sacrificios y con cárceles y despidos ha rehecho, huelga a huelga, despido a despido, su organización de clase en condiciones históricamente diferentes al pasado, y ha creado, a través de Comisiones Obreras, un sindicato de nuevo tipo… Queremos recordar a los que han caído en este duro y difícil camino, no por encender rencores o querellas (la clase obrera es generosa), sino por demostrar que, si primero conseguimos la tolerancia y ahora la legalidad en marcha a la libertad sindical plena, no ha sido un regalo”.
A juzgar por los sucesos de Ponferrada, la conquista de los derechos y libertades no fueron ningún regalo. Tuvieron un alto precio, aunque en este caso, no tuviesen que abonarlo.
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