Entrevistamos a Marc Muñoz, miembro del Colectivo de los Olvidados de la Transición y hermano de Gustau Muñoz, asesinado por la policía el 11 de septiembre de 1978
Por Angelo Nero
A Marc Muñoz, cada once de septiembre, desde hace 45 años, le sangra una herida. Una herida que no ha cerrado nunca. Una herida que le recuerda a su hermano Gustau, que entonces contaba solo 16 primaveras. 16 primaveras que un policía español cortó de un disparo, mientras celebraran juntos, Gustau y Marc, la Diada Nacional de Catalunya. Dicen aquellos a los que incomoda la memoria, tal vez porque la memoria nos enseña los porqués del presente, que hay que dejar en paz las cicatrices. Pero la herida de Marc, como la de tantas víctimas del franquismo y de la transición, no cicatrizó jamás. Es una herida que sigue abierta, y que con su boca de sangre nos demanda: Verdad, Justicia y Reparación.
Marc, en 1978 tenías 17 años -todavía no tenías la mayoría de edad, entonces fijada a los 21-, y Gustau tenía un año menos, pero ibais juntos a todas partes, compartías su gran pasión, la montaña, y salíais juntos a tomar cañas a la Plaza Real. ¿Cómo era tu hermano Gustau, el ambiente familiar, y la relación de complicidad que había entre vosotros?
Gustau era un chico normal, no era introvertido, no tenía mala leche, pero bueno, éramos cinco hermanos en un piso de cincuenta metros cuadrados, la relación era constante, la complicidad era total, al colegio íbamos todos juntos, en diferentes cursos. El era muy divertido, siempre actuaba con mucho desparpajo, siempre de broma, era muy echado para adelante, a esa edad la mayoría de la gente lo único que quiere es divertirse, pero el era serio cuando se ponía a hacer alguna cosa. En el ambiente familiar, mi padre era el único que trabajaba, con catorce años comencé a trabajar y después también Gustau, con la autorización de nuestro padre, mi hermana Yolanda se colocó después del asesinato de Gustau. Mi padre trabajaba en una agencia de viajes, no es que se hiciera de oro, pero nos podía mantener a todos. Mi madre en casa, que ya tenía bastante faena con cinco hijos. Éramos una familia de clase media.
Políticamente no había implicación, mi padre nunca se había metido en política. Mi madre, con el tiempo, me habló de que su padre o su abuelo había participado en la formación del PSOE con Pablo Iglesias. Pero en casa no se hablaba de política, Franco todavía estaba vivo. De hecho, cuando mataron a Gustau, sorprendió en casa nuestra militancia y nuestra implicación. Yo militaba en la CNT, Gustau era simpatizante, pero se movía mucho, el me llevaba a mí a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. La complicidad era total, el me enseñaba cosas a mí, y yo le enseñaba cosas a él. El cuando empezó a trabajar, vino a donde estaba yo, luego nos separamos, yo me fui a una agencia mayorista, y el se colocó en la agencia de viajes donde trabajaba mi padre. Salíamos también juntos a la montaña. Lo único que no hacíamos juntos era la noche de fin de año, que el se iba con unos amigos a esquiar a Nuria. Lo hizo dos años. Pero a mi la nieve no me gustaba. Tenía novia, una compañera, empezaron a juntos, antes que yo, era un poco más lanzado.
Esa camaradería vuestra también se extendía al compromiso político, y los dos comenzasteis a militar en Unión de Juventudes Marxistas-Leninistas, las juventudes del PCE (i), una organización maoísta, que tenía su origen en una escisión del PSUC, si no me equivoco. ¿Cómo comenzó vuestra militancia en el PCE (i), y porqué os decidisteis por esta organización?
Si, el PCE (i) es una escisión del PSUC, que tuvieron más escisiones. De una escisión del PCE (i) salió el Partido de los Trabajadores de España (PTE), y luego el PCE (i), donde estaba yo, volvió a recuperar las siglas. Nos hicimos de esta organización porque era la más coherente con todo lo que decía, sus acciones y sus compromisos eran los que nosotros creíamos que tenían que ser, los que más se ajustaban a nuestro perfil. No divagaban, no andaban con medias tintas. Era una organización con las cosas comprometidas y claras.
Tengo leído que antes de militar en el PCE (i), Gustau se movía en el entorno de la CNT, un sindicato con fuerte implantación en Cataluña, y que participó en las movilizaciones contra la represión desatada por el Caso Scala, un montaje policial destinado a desactivar el poderoso movimiento anarco-sindicalista. ¿Es correcta esta información?
Si, eso venía a colofón mío, yo era el que militaba en la CNT. Yo trabajaba también en una agencia de viajes, como él, y me hice enlace sindical por la CNT. La movilizaciones del Caso Scala -que se produjo en enero del 78-, con el montaje aquel que acabó con el incendio de la sala de fiestas Scala, y todos los detenidos, y con el compromiso tanto por el partido, por un lado, y por el sindicato, donde estábamos militando, íbamos a las movilizaciones por un lado y por el otro. El PCE (i) se comprometió denunciándolo y se apuntó a las demandas de libertad de los detenidos. Y si, fue una operación orquestada por el Ministerio del Interior, ya se demostró en el juicio, que el confidente trabajaba para la policía en Valencia, lo hicieron subir y montó esta historia para cargarse la CNT, como así hicieron. Entonces la CNT tenía 800.000 militantes. Ese día veníamos de una manifestación del Paralelo, de dos huelgas generales, del metal y de la construcción, y acabamos en la plaza de España, y era una demostración de fuerza importantísima, la gente llevaba varios días en huelga. No habíamos llegado a casa y ya nos enteramos que habían cometido aquella acción tan bestia que, además, acabó matando a cuatro personas, tres de ellas militantes de la CNT. Así se cargaron la CNT.
Su habilidad como escalador le hizo participar en una acción por la libertad de expresión, en la que se colgaron del techo del Monasterio de Montserrat. Creo que, además, consiguió escapar de la policía sin ser detenido. ¿Cómo fue esta espectacular acción y a que fue debida?
Bueno, les tocó a ellos, era como una lotería, de hecho era una pancarta que habíamos hecho salir en alguna manifestación, y la colgó allí arriba. Eran los tiempos del Consejo de Guerra contra Els Joglars, que era un grupo de teatro, que el director era Boadella, que ya ves como ha acabado este también. Y si, subieron arriba, desde el techo de Montserrat, que tiene una vista panorámica impresionante y colgaron la pancarta, y cuando bajaron no llegaron a tocar pie donde se inicia la vía de escalada, que es en el patio del monasterio, llegas antes, sales por un lado y sales por la montaña, y vas por otro camino, que cuando la guardia civil reaccionó ya ni los vio. Y una vez abajo por otro camino, ya ni conocerlos. Tuvieron mucha suerte. Fue algo que salió redondo.
Ese once de septiembre, en el que fue asesinado Gustau, lo habrás rememorado en incontables ocasiones, pero nos gustaría que volvieras a hacer contar lo que pasó en aquella trágica jornada, para aquellos que no conocen en que circunstancias mataron a tu hermano.
Nosotros formábamos parte de los piquetes de defensa de las manifestaciones, y cuando quisimos llegar a la plaza de Sant Jaume, había un cordón policial y ya no nos dejaban acceder. Quisimos entrar en la plaza de Sant Miquel, que es una plaza pequeñita, que tiene una entrada a la plaza de Sant Jaume, y allí hubo el intento de detención, a mí me golpearon en la espalda con un revolver, nos giramos, ¡Quietos, policía!, nos defendimos y salimos todos corriendo, como pudimos, y ahí ya empezaron a sonar los disparos. Yo siempre he creído que mi hermano salió por otro lado, pero no, por la reconstrucción de los hechos hemos visto que salió hacia el Carrer Ferrán, por dónde habíamos entrado. Yo corrí por otra calle, hacia otro lado, y seguía oyendo los disparos, pero nadie venia detrás mío. Salí de la plaza de Sant Miquel por otra callejuela, y mi hermano y otros tres compañeros del PCE (i) salieron por otra calle hacia el Carrer Ferrán, y ahí ya se produjo el disparo que lo mató.
Jaume Doménech reconstruyó ese once de septiembre de 1978 en el documental “Gustau, la Transición al descubierto”. ¿Crees que la película se ajusta fielmente a los hechos?
El documental es muy fidedigno, está lleno de anécdotas humanas, muy interesantes, hemos encontrado gente que hacía 40 años que no sabíamos nada de ellos, gente que lleva 40 años tomando antidepresivos, y tomando pastillas para dormir, que fueron testigos de los hechos. Encontramos a la chica que resultó herida en la calle Sant Miquel con dos disparos, en la carrera, detrás de mi hermano, la pillaron a ella por medio. Ella está bien, ha seguido trabajando, es abogada.
El documental nos ha servido para reconstruir los hechos, señalar al culpable, y crear el relato de lo que allí pasó, porque había gente que iba explicando por ahí cosas muy raras, que no tenían nada que ver. El documental si, se ajusta fielmente. De hecho, yo he acudido a todos los rodajes, y he hablado mucho con el director, Jaume Domènech, aunque a mí me hubiera gustado algo más contundente, acusando con el dedo, pero ya se señalan en los documentos que añadimos sobre la implicación de la corona, sobre los testimonios, y creemos que es fidedigno.
El entierro de Gustau también estuvo marcado por una fuerte presencia policial, que desató una represión indiscriminada contra los que querían rendirle un último homenaje, que se saldó con más de 30 detenidos. ¿A que se debió esta reacción policial, y quién fue responsable de que se produjera?
Sobre el entierro de Gustau, se presentó el comisario Rubio, un día antes. Yo estaba en otro piso, donde vivíamos con mis padres era un bloque inmenso de pisos. El comisario Rubio era el que dirigió la entrada de la policía nacional en la plaza de toros de Pamplona, en los Sanfermines, y se presentó en casa con otro policía, diciendo que ellos no tenían intención de matar, que no habían disparado a nadie, que si estos son comunistas, y les metieron miedo a mis padres y los convencieron de adelantar el entierro. Estaba convocado para las cuatro de la tarde y lo adelantaron a las doce y media, en una maniobra para tener a todos los miembros del PCE (i) a solas en el cementerio por la tarde, como así sucedió. Hubo más de treinta detenciones.
Unos días después del asesinato de Gustau, se desata también una dura represión contra el PCE (i), con medio centenar de detenidos, muchos de los cuales son condenados a largas penas de prisión. ¿Puede pensarse que el asesinato de Gustau, la explosión que mató a Jordi Martínez de Foix solo un mes más tarde, y la ola de detenciones que continuaron a estos hechos, formaran parte de una estrategia diseñada desde el ministerio que dirigía Martín Villa para acabar con un partido que no encajaba en el nuevo régimen como el PCE (i)?
Si, yo creo que todo fue una operación para acabar con el partido. Matas a alguien, localizas a todos en su sitio… la policía no los llevó a todos a Vía Layetana, los estuvo repartiendo por todas las comisarias de Barcelona, dificultando a sus familiares, y una defensa letrada de todos los detenidos. Dos meses después del asesinato de Gustau muere Jordi Martínez de Foix, camarada Lino -mi hermano era el camarada Judes-, la familia nunca se ha creído la versión oficial, de hecho dicen que se encontraron restos de explosivos de uso militar, pero, claro, cuesta mucho demostrar una cosa así. Y después las detenciones, otra maniobra de Martín Villa para acabar con la oposición en la calle. Empezó ese año, en el 78, con la CNT, siguió con diversas actuaciones, Pamplona, por ejemplo, también fue otra maniobra de esta gentuza, para amargar la vida a los navarros. Y al acabar este proceso ya no había partido.
Después vendría el periplo judicial, que en mayo de 1979 resuelve el juzgado de Barcelona, decretando la conclusión del sumario, sin llegar a procesar a nadie, aunque sería revocado por la Audiencia Nacional, finalmente esta, en 1983, declara el sobreseimiento de la causa. ¿Cómo siguió la familia toda esta farsa, en la que se fueron pasando la pelota del juzgado de Barcelona a la Audiencia Nacional, para certificar finalmente la impunidad?
Mi familia lo siguió con resignación. A mi me mantuvieron apartado de esto, lo estuvo llevando mi padre y mi hermana, un abogado lo dejó, porque pedía mucho dinero y no se podía acceder, luego se cambió de abogado, por cuestiones económicas, y este pidió el procesamiento de José Luís Varela Miras pero, como decían que el disparo había entrado de frente, según la autopsia, tenía un orificio de entrada de frente, y a este policía los hechos lo situaban detrás, se cerró la causa sin ningún procesamiento. Sobre esto de la autopsia, nosotros creemos que las tres horas que tuvieron el cuerpo de Gustau en la clínica sanitaria Peracamps, manipularon el cuerpo. En la operación de sacarle la bala en el portal, todos los testigos solo vieron un agujero de bala y lo tenía en la espalda. Los policías que entraron en el portal fingiendo que eran médicos, intentaron sacarle la bala, y hurgaron la herida por la parte posterior del cuerpo, y aparece, unas horas después, un orificio de entrada de frente y con salida por detrás, y la bala ha desaparecido. Lo manipularon. Lo que pasa es que eso es complicado de demostrar, si tienes unos forenses que afirman una cosa y de ahí no se mueven, es muy complicado.
El inspector José Luis Varela reconoció haber disparado contra los manifestantes en esa jornada, llegando a declarar que disparó “a baja altura, intentando herir a los atacantes en sus extremidades inferiores” e incuso en una primera declaración declaró que había herido a uno de los manifestantes. Aunque incurrió en varias contradicciones no fue imputado. ¿Es posible que Varela fuera el responsable de la muerte de Gustau?
Hay una nota policial de la misma noche de los hechos, en la Comisaria de Vía Layetana, que reconoce que unos agentes han disparado y han matado. Desaparece la bala, y no pueden saber desde que arma se ha disparado. Contra José Luís Varela Miras es contra quien se pidió la orden de procesamiento por el asesinato de Gustau, pero como te comentaba antes, como los hechos lo situaban detrás y la bala, según ellos, le entró por delante, no podía ser. Pero no creo que fuera el autor, porque a este se le quemaron los pies, en la defensa del intento de detención, así que no creo que estuviera para correr mucho detrás de nadie. Pero el otro policía sí, Francisco Martínez Menéndez, ese si que creemos que fue el autor material. Este declaró también, en la causa judicial abierta, por la denuncia que presentó mi padre se abrieron unas diligencias judiciales, y en estas declararon José Luís Varela Miras y Francisco Martínez Menéndez, y este último lo único que decía era: me reafirmo en lo dicho por mi compañero, y esta fue toda su declaración. Por testimonios posteriores, que lo vieron por descripciones, tanto en la plaza de Sant Miquel como en el passeig de la enseñanza, y como algún detenido en Vía Layetana, lo señalamos a él, presuntamente, como hay que poner todo esto.
En octubre de 2018, vuestra familia presenta una querella ante el Consulado de Argentina de Barcelona, en la causa que sigue la magistrada María Servini, por los crímenes del franquismo, que son extensivos a los cometidos por los cuerpos represivos en la Transición. ¿Que es lo que os mueve a adheriros a la Querella Argentina, y como habéis seguido el recorrido de la causa?
Con la Querella Argentina se nos abrió una puerta. En España no hay nada que hacer con la justicia esta. Todo lo que es el proceso de la Transición es intocable. De hecho ni existe. Ahora empieza a salir, pero no existe. En Argentina, las dos primeras veces que presentamos el caso, la jueza Servini nos lo tiró para atrás, porque la Querella admitía casos solo hasta junio del 77. El asesinato de Gustau fue en septiembre del 78 y quedaba fuera. Recurrimos, nos lo volvieron a echar para atrás, y volvimos a recurrir a la Corte Suprema. Y en la Corte Suprema, ya lo documentamos, ya llevamos más cosas, yo fui con una de mis hijas a la audiencia con la Corte, y ellos ya admitieron a trámite la querella, abriendo el periodo de toda la Transición, para seguir investigando los crímenes del franquismo. Nosotros siempre hemos hablado que el aparato represor de la dictadura era el mismo, ni en la Transición ni en la democracia se había tocado nada, por tanto eran el mismo. Acusábamos al Rey, como responsable de las Fuerzas Armadas, y del gobierno, y a Martín Villa como responsable de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. La querella la pusimos contra los dos policías, contra Martín Villa y contra el Rey.
Yo, con otros compañeros más, el año pasado, creamos a nivel de todo el estado español, el Colectivo de los Olvidados de la Transición, y nos vamos ahora a Argentina, a un Foro Internacional sobre Derechos Humanos y Justicia Internacional, y es posible que nos dejen una mesa de debate para denunciar todo esto allí. Con un poco de suerte, después de cuatro años largos, podré declarar delante de la jueza Servini, porque todavía no he podido hacerlo. Nosotros presentamos la querella con nuestro testimonio, pedimos desde Argentina los exhortos para poder declarar, tanto yo, como otros tres testimonios que acompañan la querella, y no hemos podido declarar. En una campaña que iniciamos a principios del año pasado, en el Congreso de los Diputados, a través de ERC y de la CUP, formulando preguntas al gobierno, sobre los plazos de las indagatorias que venían de Argentina, en referencia a los casos de memoria, de los casos integrados en la Querella Argentina, porque en este caso llevábamos dos años esperando, y no sabíamos nada. Y en diciembre de 2021 me llegó una citación, y me entregan un documento de un juez que ha recibido todos los exhortos, a través del ministerio de Asuntos Exteriores, que inicia los trámites para saber donde están los policías, si están vivos, pedirle nuestras declaraciones, y tal, pero llevamos un año largo de esto y yo todavía no he declarado, ni yo ni los otros tres testigos. Entonces, el 18 de marzo, salimos hacia Buenos Aires, para participar en este foro, hemos pedido audiencia a la jueza Servini para poder declarar delante de ella, y estamos esperando la respuesta. Porque Servini también está esperando noticias, porque no tiene nada. En el auto de procesamiento de Martín Villa que revocaron en la Corte Suprema hace unos meses ya salía la causa de Gustau, la rotura temporal de la Querella, abriendo el espacio de la Transición, pero no estaba procesado Martín Villa por el asesinato de Gustau, porque yo no podía haber ido a declarar, para incluirlo en el auto de procesamiento.
También hay una cosa a tener en cuenta, y es que todos los crímenes de estado cometidos por el franquismo y durante la Transición, hasta junio de 1977, están amnistiados, por esa Ley de Amnistía que se sacaron. Hasta que no se derogue esta ley no se puede abrir el espacio jurídico. Para admitir a trámite la querella que presentamos nosotros, abriendo el periodo de la Transición, todos los casos que pasaron después de junio del 77, no estaban incluidos en la Ley de Amnistía, por lo tanto estaban con el culo en el aire, toda esta gentuza, y por ahí creemos nosotros que esta Ley de Memoria que ha ampliado hasta el 82, con la primera victoria socialista, creemos que va en este sentido, para cubrir todo este espacio de tiempo, porque han visto peligrar, de una manera incómoda, la impunidad de toda esta gentuza que ha matado y que ha robado, porque eso también es cosa sería, lo de los bebés robados llega hasta el 82. La lista es desagradablemente, larga. Fue importante unir este periodo de tiempo porque hemos incluido la Transición en el periodo del pos-franquismo.
Se el primero en comentar