Escrito e ilustrado por David González Gándara
Igual que el aprendiz de brujo de Goethe (Der Zauberlehrling), los docentes que quieren aprender pedagogía leen los artículos de revistas de educación. Pero si no procesan la información con rigor, a ser posible guiándose por la opinión de expertos, corren el riesgo de que la escoba encantada se escape de su control. Este manual describe los riesgos del aprendiz.
Nuestra sociedad avanza gracias a la ciencia. Los avances científicos se producen mediante dos procesos igualmente importantes que son la reflexión y la observación. No se avanza únicamente realizando observaciones de laboratorio sin un buen proceso de síntesis que dé sentido a esas observaciones. Y el diseño de los experimentos no es posible si alguien antes no elabora una teoría para contrastar en la práctica. Quizá el ejemplo histórico más claro sobre esto fue el de la teoría de la relatividad general. Las observaciones de la deformación del espacio por la fuerza de la gravedad nunca se hubiesen realizado si Einstein no hubiera elaborado la teoría, y las observaciones empíricas no pudieron ser realizadas hasta muchos años después. Una parte importante de la comunidad científica no apoyaba la teoría porque esta no había sido observada en la práctica. Incluso cuando Einstein recibió el Nobel, la academia no se atrevió a dárselo por la teoría de la relatividad, sino por otra teoría menos elocuente, pero que estaba más comúnmente aceptada. Hoy nos parecen unos cenutrios los que no apoyaron la relatividad general, pero es muy fácil de ver en retrospectiva. En el día a día nos encontramos a mucha gente de este tipo.
Pues bien, la teoría y la experimentación son igualmente necesarias para avanzar. Los datos empíricos deben ser analizados con rigor científico. Este principio se denomina pragmatismo (Pierce, James, posiblemente Aristóteles), que vino a resolver la arcaica lucha entre el empirismo (Hume, Locke) y el racionalismo (Platón, Descartes, Leibniz) mediante una combinación de ambos. Tanto la inducción como la deducción son necesarias.
Pero además de aplicar el pragmatismo, es necesario tener en cuenta la ética. Tenemos muy claro que ciertas experimentaciones médicas no cumplen con los mínimos éticos de nuestra sociedad. Y también tenemos muy claro que algunos resultados no son aplicables por principios éticos. Por ejemplo, si alguien demuestra que puede manipular el código genético para que todos seamos más listos, comprendemos que no se deben aplicar estos resultados.
Después de esta introducción, vayamos al tema que nos ocupa. En educación, el avance científico debe tener las mismas características que en otras disciplinas. Una parte de teorización, y otra de observación experimental. Puede haber teorías válidas que no sean fácilmente observables, por lo cuál no deberían perder validez, y puede haber resultados de experimentos no aplicables por ética elemental.
Creo que todos tenemos claro que aunque se demostrase que el castigo físico mejora los resultados académicos, no debemos usar el castigo físico en las aulas. Este mismo principio debe ser aplicable a otros casos que quizá no estén tan claros.
He escogido para esta primera entrega el tema de las tareas extraescolares, los deberes. Es un tema muy caliente, del que se ha escrito mucho, tanto en prensa general como especializada. No voy a tratar de reinventar la rueda. Simplemente voy a relatar unas anécdotas.
Pedrito ha suspendido lengua porque el cinco del examen no llega para compensar que no ha hecho los deberes. Su maestro les pone tareas todas las tardes porque es bueno para que adquieran responsabilidades en la vida. Después de una hora y media de autobús, Pedrito llegó a casa con su hermano y su hermana e hizo la merienda para todos. Después estuvo un rato jugando con su hermana de tres años mientras su madre no llegaba del trabajo. Poco después de cenar todos juntos, Pedrito no aguantó ni cinco minutos delante de los deberes de lengua antes de quedarse dormido.
Creo que todos tenemos claro que aunque se demostrase que el castigo físico mejora los resultados académicos, no debemos usar el castigo físico en las aulas.
El caso de Laura es diferente. Hoy no ha podido salir al recreo porque no ha traído la ficha de música, en la que había que rodear la nota sol en unos pentagramas. Esto refleja una gran falta de interés en la asignatura. Laura aprovechó que sus padres no están por la tarde para practicar el solo de oboe que va a representar en el concierto de la orquesta infantil.
Quién sí aprobó todo con buenas notas fue Luis. Sus padres se encargaron de hacer los deberes con él diariamente. Así que el tres con cinco que sacó en el examen de lengua se convirtió en un cinco.
Memoria de tutoría: «Varios alumnos han suspendido la evaluación. Para el siguiente trimestre hay que buscar estrategias para que el alumnado que no ha hecho los deberes los haga, ya que a los que han hecho las tareas en casa les ha ido mejor.»
Buenísimo!
Muchas gracias! La verdad es que cuando he leído la versión publicada me ha parecido un poco ladrillo.
En absoluto!