Mantenernos ocupados con la okupación

Por Antonio Mautor

Vivimos actualmente instalados en el pánico más absoluto. Una pandemia causada por un virus llamado COVID está castigando nuestro planeta, y ha dado la vuelta a nuestras vidas como si se tratara de un calcetín.

Nuestro día a día es duro, para algunos más que para otros, pero en general discurre nuestra existencia en una indefinición a la que no estábamos acostumbrados. No sabemos a ciencia cierta lo que pasará mañana, nadie está libre de tener un contratiempo que retuerza más si cabe su propia realidad; y claro está, de esto hay mucha gente que se aprovecha.

En momentos de crisis como éste, los tiburones huelen la sangre y van hacia su presa. Tal y como está montada esta sociedad salvajemente capitalista, le es muy fácil montar nuevos chiringuitos para beneficiarse de la ciudadanía, echar humo sobre los verdaderos problemas que nos acucian, y crear estados de opinión que vayan a favor de sus desmanes.

La pandemia como pasa siempre en cualquier situación extrema, está atacando mucho más a los que menos tienen. Mucha gente tiene que vivir con la doble angustia de infectarse, y por otro lado la de poder llegar a fin de mes. Un doble castigo por ser pobre, por no tener oportunidades, por ser en definitiva un número más en la lista de desamparados que maneja depravadamente toda una serie de vividores, y que babean por seguir hundiendo en la miseria al pueblo.

Uno de los  mayores problemas que tenemos en la actualidad es el de la vivienda. Recogido como derecho en el art. 47 de nuestra Constitución, esa vivienda digna y adecuada, brilla por su ausencia para miles de españoles. El sistema capitalista se ha encargado de montar una infraestructura de hierro alrededor del negocio del ladrillo, en la que casi todo el mundo pasa por el aro, de una u otra manera.

Alquileres por las nubes, precios prohibitivos para la compra, todo girando en torno a la banca, que es la que siempre gana. Al ciudadano se le priva continuamente de poder vivir en unas condiciones dignas, sin que pueda no tener su pequeño sueldo casi “ocupado” por los gastos de la vivienda.

La presión social hacia una socialización del derecho a la vivienda cada vez es mayor. Los que tienen la sartén por el mango se han dado cuenta, y han comenzado a crear monstruos imaginarios para detener un clamor popular que cada vez se hace más grande.

El movimiento okupa surgió como respuesta a la especulación salvaje que comenzó ya hace décadas. Okupar espacios vacíos, para rehabilitarlos y darles una función social fue el objetivo, y lo sigue siendo, de este movimiento. Ahora desde distintas instancias y poderes económicos se le intenta demonizar de nuevo para tapar el verdadero problema de fondo: la gente no tiene donde vivir de una manera digna y acorde con su nivel económico.

Los medios de intoxicación-comunicación de nuestro país, se han unido en esta cruzada, para meter en el tuétano de la opinión pública que si te descuidas, si miras para otro lado, si recoges un papel en suelo y dejas de mirar la puerta de tu casa, en ese mismo instante ya te la han ocupado.

Primero engañan a la gente con los términos jurídicos. Ocupar algo, dejemos la k por un momento, es usurpar, es decir entrar en una vivienda o local que está vacía y que no es la morada de nadie, es decir, no la habita ninguna persona. Entrar en una casa y quedarse en ella a sabiendas que está habitada es un delito de allanamiento de morada tipificado en nuestro código penal. Pues bien, han cogido la excepción para hacerla la regla general, y convertir este tema en un negocio, que a su vez sirve de tapadera de los verdaderos problemas que padecen los ciudadanos de nuestro país.

Las empresas de seguridad, alarmas etc… han sido las primeras beneficiadas de expandir el bulo. Es falso, en nuestro país no se meten en tu casa, estando habitada, si pasa es un número muy reducido de casos. Si hay en cambio okupación de inmuebles vacíos que en su mayoría son de los bancos y empresas que los tienen paralizados y sin utilizar, mientras hay gente que está en la calle pasándolo mal.

Toda esta maraña de desinformación, busca a su vez desviar nuestra atención sobre la gestión del virus en muchas CCAA, y poner el foco como siempre, en el que no tiene, en el pobre, echarles las culpas de todos los males. Un círculo vicioso sin fin. Los pobres se contagian porque viven hacinados, además okupan tu casa cuando menos te lo esperas. En definitiva un maremágnum de falsedades creadas para estigmatizar a los de siempre, mientras que los de siempre se lo siguen llevando crudo.

Buscan “ocuparnos” con sus “okupas” y así hacernos olvidar que los verdaderos culpables son ellos: los que especulan, los que roban, los que se aprovechan de la desgracia ajena, los que pone precio a tu vida.

Sonoricemos este artículo con el tema de Barricada “Okupación”, corte incluido en su álbum “No hay tregua” (1986) en el que ya trataba hace décadas este tema, adelantándose a la problemática que empezaba a surgir en una sociedad que abrazaría la especulación más brutal en unos años.

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