Machismo S.A.

Por Daniel Seijo

FEMINISMO

Del fr. féminisme, y este del lat. femĭna ‘mujer’ e -isme ‘-ismo’.

1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.

2. m. Movimiento  que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.

Fotografía de María Dacal

Para cualquiera que no estuviese en el mundo, para cualquiera que no quisiese comprender los motivos por los que las mujeres han decidido parar este 8 de marzo, seguramente las horas previas a la Huelga Feminista de 24 horas y las primeras horas de la misma, le hayan dado razones sobradas para al fin abrir los ojos.

Desde los experimentos asiáticos de la derecha española, hasta los arcaicos dogmas de fe sin olvidarnos del recurrente absurdo «periodístico» de los viejos elefantes de la profesión,  el machismo más recalcitrante -ese que inexplicablemente hoy sigue copando gran parte de los cargos de poder en España- ha recibido el empoderamiento de las mujeres de nuestro país, como un ataque directo a la línea de flotación de un sistema social estructurado e implementado durante largo tiempo, con la única finalidad de  discriminar y arrinconar a gran parte del conjunto social únicamente por razones de sexo. Pese a que a los guardianes de la moralidad prefieran cerrar los ojos ante lo que para el conjunto social resulta ya a todas luces obvio, las consecuencias directas del patriarcado sobre las mujeres, pero también en menor medida sobre los hombres, suponen una realidad fácilmente palpable. No hablo aquí de la resaca de sangre y violencia que debiera sentir en sus manos cada hombre que alguna vez haya guardado silencio ante el acoso o el terrorismo machista, por desgracia para muchos de nosotros eso sería a día de hoy avanzar apresuradamente en el debate. Por ello, comenzaré hablando de casos empíricos, de modo que únicamente manejando datos y con la frialdad propia de nuestro género, intentaré mostrar brevemente en las próximas líneas que a la mujer el 8 de marzo le sobran los motivos.

En España, la violencia machista se ha cobrado al menos la vida de 917 mujeres y 23 niños en los últimos catorce años.

Las mujeres, en términos globales, ganan un 23% menos que los hombres en todo el mundo –todavía existen países en los que cobran incluso un 75% menos al mes que los hombres su tasa de paro en España es del 18,35%, frente al 14,97% de los hombres, el 79% de las personas que son vendidas para ser explotadas sexualmente son mujeres, más de 750 millones de mujeres en todo el mundo son obligadas a casarse antes de los 18 años –en muchas ocasiones siendo todavía simples niñas- hasta un 70 por ciento de las mujeres han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental a lo largo de su vida –las mujeres que han sufrido maltrato físico o sexual tienen más del doble de posibilidades de tener un aborto, casi el doble de posibilidades de sufrir depresión y, en ciertas regiones, 1,5 veces más posibilidades de contraer el VIH– entre el  40 y el 50% de las mujeres que actualmente viven en la Unión Europea sufren acoso en su puesto de trabajo, las mujeres ostentan tan solo el 4,2% de los puestos de dirección general en las 500 empresas más importantes presentes en la lista 2013 de la revista ‘Fortune’, ese mismo año, en la Unión Europea, el 32% de las mujeres trabajaban con un contrato a tiempo parcial lo que supone un porcentaje cuatro veces superior a los hombres, de los 1,3 millones de cuidadores que hacen su trabajo gratis en España el 80% son mujeres. Pese a producir el 80% de los alimentos en el mundo, las mujeres tan solo poseen el 1% de las tierras, el 90% de las amas de casa en España son mujeres, dos tercios de los 781 millones de analfabetos en el mundo son mujeres, al menos 200 millones de mujeres y niñas que viven actualmente han sufrido la mutilación genital femenina, una de cada 10 mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido ciberacoso desde la edad de los 15 años, según estudios de la Unión Interparlamentaria, el 82 por ciento de las parlamentarias encuestadas, en 39 países de cinco regiones, declararon haber experimentado alguna forma de violencia psicológica durante su mandato, 2.600 millones de mujeres y niñas viven en países donde la violación en el matrimonio no está explícitamente penalizada, dos de cada tres jóvenes españoles de entre 15 y 29 años considera que la violencia de género es una «actitud normal» en las relaciones de pareja, en numerosos países, hasta un tercio de las adolescentes afirma que su primera relación sexual fue una relación forzada, cada día mueren en promedio al menos 12 latinoamericanas y caribeñas por el solo hecho de ser mujer, de todos los asesinatos pasionales que se cometen en el mundo, el 38% corresponde a mujeres que son asesinadas por una pareja íntima. En España, la violencia machista se ha cobrado al menos la vida de 917 mujeres y 23 niños en los últimos catorce años.

Hoy ellas recogen el testigo y continúan la lucha de la Revolución Francesa, el movimiento por la igualdad de derechos, las sufragistas, Marie Curie, Elena Maseras, las compañeras del sector textil en Estados Unidos, el movimiento de las obreras de las fábricas textiles de Petrogrado que dieron origen a la revolución rusa, Rosa Parks, Sirimavo Bandaranaike, la lucha por el derecho al aborto, las Red Stockings… tantas y tantas compañeras que a lo largo de la historia han aportado su sudor y su firme compromiso con una causa justa: la lucha feminista.

Desconfiemos de los equidistantes, los cínicos, aquellos que ante la presencia  de una mujer libre sienten el deber de recalcar su masculinidad.

El feminismo no se trata de un capricho o una moda pasajera, tampoco de un movimiento destinado a difuminarse en el vertedero de la historia o una amenaza para los hombres, no al menos para aquellos que conscientes de la injusta raíz de gran parte de sus privilegios muestran la capacidad de situarse en el lugar de las oprimidas.  Tan solo los ignorantes y desalmados, los temerosos ante la fuerza y dignidad de una mujer que se muestra capaz de luchar libre, pueden temer realmente al feminismo. Desconfiemos de los equidistantes, los cínicos, aquellos que ante la presencia  de una mujer libre sienten el deber de recalcar su masculinidad o de quienes escudados en su ideología pretenden ver en la defensa de los derechos de la mujer un problema para sus intereses. Tan solo existe una alternativa al feminismo, el machismo. No nos dejemos embaucar nunca más por discursos que pretenden edulcorar la realidad desviandonos de ese modo del camino de una lucha necesaria, nunca más les cedamos el dominio del discurso o de las calles, hoy gracias a nuestras compañeras, la revolución ya es feminista.

«La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Algunos varones temen la competencia femenina. En Hebdo-Latin, un estudiante declaraba el otro día: ‘Toda estudiante que llega a ser médico o abogado nos roba un puesto»; Son las palabras de alguien que no se cuestiona sus derechos en este mundo‘».

Simone de Beauvoir

 

Ilustración de SrPotatus

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