Los videojuegos son para el verano (¿?)

Por Manuel Evangelista

El verano, la estación del año perfecta para jugar a videojuegos. Con más tiempo libre y 40 grados a la sombra en la calle ¿A quién no le apetece quedarse en casa con el ventilador o el aire acondicionado puesto jugando a videojuegos?

No concibo unas vacaciones de verano sin videojuegos. Esas horas de la siesta que aprovechaba de (y no tan) pequeño para jugar al Super Mario 3 en mi Game Boy; las madrugadas jugando online con mis amigos, la costumbre de empezar un modo carrera en el PES o FIFA de turno o esas sesiones de grindeo en los rpgs que se extendían más horas de las que me gustaría reconocer. Además, es el momento perfecto para retomar aquellos juegos que no has podido jugar durante el resto del año, ya que pocos juegos nuevos vas a poder comprar en verano.

Parece una absoluta contradicción y un error empresarial brutal que en la época del año en la que se dispone de más tiempo de ocio para jugar las compañías apenas saquen juegos. Sólo están previstos para estas fechas juegos deportivos temáticos (Tour de Francia, Mundiales, Eurocopas, Juegos Olímpicos, etc.) y los basados en licencias de cine a los que se hace coincidir con el estreno de su película correspondiente. Como normalmente Hollywood aprovecha el periodo veraniego para sacar películas de animación (como lleva haciendo años Pixar, teniendo en Los Increíbles 2 el ejemplo de este año), sabedor de que son los meses donde los padres tienen más tiempo para llevar a sus hijos al cine, estos juegos suelen ser de una calidad cuestionable, porque su único objetivo es salir la misma fecha que su homónimo cinematográfico, ya que van a vender igual puesto que su target tiene evidentemente menos capacidad crítica.

Lo cierto es que, a nivel financiero, es un periodo malo para la industria. Como cualquier empresa, las compañías miden su actividad económica en años fiscales, que suelen dividirse en cuatro trimestres. Así, los trimestres más fuertes dentro del sector son octubre-noviembre-diciembre, aprovechando las festividades, y enero-febrero-marzo, ya que en países como Japón (uno de los países más relevantes en lo referente a videojuegos y tecnología) el año fiscal se cierra en este trimestre y hay que cuadrar cuentas. Debido a esto, suelen destinar la mayor parte de inversión y recursos en esos seis meses, ya que una buen ejercicio durante esos dos trimestres compensa más que ir repartiéndolo durante el resto del año.

De ahí que se entienda esa decisión y, por lo tanto, esa escasez de juegos en el trimestre de julio-agosto-septiembre, ya que no hay ningún reclamo o festividad que incite al consumidor a comprar. Hasta los propios juegos de fútbol, que deberían salir coincidiendo con el inicio de la temporada futbolística, desplazan su fecha de salida a finales de septiembre para situarse más cerca de acción de gracias y navidades.

Pero en economía no hay nada escrito en piedra y lo que hoy no funciona, mañana puede ser lo que te haga estar en lo más alto. Así, en los últimos años ha habido compañías que se han arriesgado a sacar sus títulos en verano para evitar competir con el resto de sus rivales. Sin ir más lejos, Naughty Dog  publicó el verano pasado Uncharted: Lost Legacy, un título que, aunque sea una expansión de Uncharted 4, hubiese vendido igual de bien en otro trimestre. A principios de septiembre de este año saldrán a la venta el nuevo título de Spiderman desarrollado por Insomniac y la tercera entrega de la nueva saga de Tomb Raider, dos juegos triple A (lo que viene a ser las superproducciones en el séptimo arte).

Si esta dinámica continua puede que lleguemos a un punto en el que podamos afirmar con rotundidad que los videojuegos son para el verano.

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