Los ultra católicos toman las calles de Madrid

Las Misiones duraban todo el día, incluían rosarios de la aurora y rosarios por España. Se preparaban previamente con un enorme despliegue propagandístico de octavillas, carteles y predicaciones. 

Por Lucio Martínez Pereda

Vuelven a los espacios públicos de Madrid las ceremonias político religiosas propias de la primera etapa de la dictadura franquista.

Durante la celebración se portaron provocativamente los emblemas del sagrado corazón un símbolo ultra católico cruzadista ampliamente usado por el fascismo español en la guerra civil y reactualizado con el actual rebrote de grupos filofascistas españoles.

El Rosario por la Juventud de España, celebrado por las calles céntricas de Madrid este 12 de marzo, sigue el modelo de las Misiones llevadas a cabo en la década de los 40 de la dictadura, realizadas para “ redimir a España de los pecados cometidos por la Ira de los SinDios”.

Las Misiones duraban todo el día, incluían rosarios de la aurora y rosarios por España. Se preparaban previamente con un enorme despliegue propagandístico de octavillas, carteles y predicaciones. Intervenían todas las parroquias de la ciudad o localidad.

Solía estudiarse minuciosamente la logística y para amplificar su repercusión se manejaban todos los medios de difusión disponibles; prensa, radio, carteles y octavillas arrojadas desde avionetas. La decoración religiosa se extendía por escaparates de tiendas y tranvías, paredes de locales parroquiales, escuelas y cuarteles. Teatros y fábricas se cubrían imágenes y cuadros, medallas, escapularios y recordatorios.

Se instalaban grandes cruces luminosas en torres y lugares céntricos. Las peregrinaciones salían de las ciudades y localidades, recorrían montes y pasaban por los pueblos, incorporando a los fieles de cada localidad. La noche se reservaba para hacer vía crucis penitenciales con grandes masas de hombres portando pesadas cruces, vigilias y autos de fe, en los que se quemaban libros, revistas y fotos pecaminosas.

Las confesiones, en este ambiente de metanoia colectiva, eran abundantísimas: el Juicio Final y la idea abrumadora de la muerte, hacían milagros. Las conversiones conseguidas se publicaban en las paredes de los templos Los actos de los últimos días reunían a la totalidad del vecindario en delirantes confesiones y comuniones multitudinarias.

Las Santas Misiones eran oportunidades para oficiar canonizaciones de uniones civiles; bautizos y primeras comuniones de adultos. Acción Católica se encargaba de ir tomando nota de todos los casos de inmoralidad conocidos. El dolor, según esta pauta devocional era una vía penitencial para expiar el pecado colectivo: la República que llevó a la Guerra Civil.

El nacionalismo españolista de resonancias antidemocráticas y el dogmatismo integrista católico se dan la mano para intentar monopolizar el espacio público como en los viejos y oscuros tiempos de la dictadura fascista.

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