Los primeros 54 años. Manual breve para una ocupación militar

Avi Mograbi se pone el traje de camuflaje para llevarnos a las trincheras de una guerra no declarada, pero que va camino de eternizarse, con miles de prisioneros, muertos, desplazados, la mayoría civiles, mujeres y niños indefensos.

Por Angelo Nero | 4/07/2024

La vida de Avi Mograbi daría para una película y realmente nació entre rollos de celuloide, su abuelo fue el fundador del cine más famoso de Palestina, entonces bajo ocupación británica, inaugurado en 1930, y que se convertiría en un gran foco cultural israelí. Su madre había huído de la Alemania nazi, y su padre había nacido en el Líbano. Cuando Avi cumplió 18 fue llamado a filas para cumplir con el servicio militar obligatorio, en 1974, estudió arte y filosofía, y unos años más tarde, en 1982, como reservista fue requerido para participar en la invasión israelí del Líbano, pero se hizo objetor de conciencia y fue a prisión por ello.

En 1992 comenzó su carrera como director de cine durante la primera Intifada, con el corto “Gerush” (Deportación), sobre el secuestro de líderes palestinos y su expulsión al Líbano, al que seguirían el largo documental “The reconstruction” (1994), al que le seguirían cuatro películas que lo confirmarían como uno de los directores más comprometidos e incómodos del estado de Israel: “How I learned to overcome my fears and love Ari Sharon” (Cómo aprendí a vencer el miedo y a amar a Arik Sharon, 1997), “Happy Birthday, Mr. Mograbi” (1999), “August: A moment before eruption” (Agosto, antes de la explosión, 2002) y “Avenge But One of My Two Eyes” (Venganza por uno de mis dos ojos, 2005). Desde 1999 también se ha dedicado a la enseñanza del cine en la universidad de Tel Avid, y en la Escuela de Cine y Televisión Sam Spiegel de Jerusalén.

El recorrido cinematográfico de Avi Mograbi ha ido documentando los profundos cambios políticos y sociales que la sociedad israelí ha experimentado en los últimos treinta años, cómo el mismo ha declarado: “La izquierda israelí era muy fuerte (en 1992 logró la victoria electoral con un 45% de los votos antes de impulsar los Acuerdos de Oslo con los palestinos) y ahora está bajo mínimos, integrada en minoría (apenas suma un 10% de los sufragios) en un Gobierno compartido con ultraconservadores y centristas. Lo único importante que ha hecho ha sido apartar del poder a Benjamín Netanyahu”.

Jean-Louis Comolli, escribía sobre el cineasta en Cahiers du Cinéma: “Mograbi está animado de una inestabilidad fundamental que lo empuja a atravesar las fronteras interiores, exteriores, simbólicas, mentales, pero también estilísticas, en una serie de idas y vueltas que oscilan en torno a la detención y la espera en el check point.” Y es que Mograbi ha tenido el valor de hablar de la ocupación militar, de la colonización, del conflicto religioso, de la resistencia árabe, con una ácida crítica de la sociedad israelí, que puede justificar la violencia propia, la que legitima al estado de Israel, mientras condena la de los palestinos que se resisten a la colonización.

Avi Mograbi comienza sus películas planteando directamente a la cámara algunas cuestiones de difícil solución, problemas morales que el ciudadano de a pie israelí no quiere contestar, para introducirnos en ese delirante sistema de apartheid que ha creado el estado sionista, en un estado aparentemente moderno y tolerante, pero solo para algunos, y que sigue profundizando en la segregación y la humillación de la población árabe, ante la mirada indiferente del mundo.

Su última película, “The First 54 Years. An Abbreviated Manual for Military Occupation” (Los primeros 54 años. Un manual abreviado de la ocupación militar, 2021), un documental en el que le da voz a los exsoldados israelíes, muchos de ellos miembros de la organización Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), que han participado en varias campañas militares en Gaza y Cisjordania, ha sido censurada en los cines, televisiones y plataformas digitales de Israel, apenas se ha podido proyectar en alguna filmoteca, con una difusión reducida. Sin embargo, en Europa y EEUU ha conseguido una repercusión importante, participando en varios festivales, como la Berlinale, y, ahora, también en una conocida plataforma digital.

Alternando imágenes de archivo de distintas épocas de la ocupación militar de Palestina, con los testimonios de los soldados que participaron en ella, y que normalizaron detenciones arbitrarias, demoliciones de casas, asesinatos indiscriminados, y toda clase de crímenes, Avi Mograbi se pone el traje de camuflaje para llevarnos a las trincheras de una guerra no declarada, pero que va camino de eternizarse, con miles de prisioneros, muertos, desplazados, la mayoría civiles, mujeres y niños indefensos, como los quince que han muerto esta semana pasada bajo el fuego israelí en Gaza. “Mis filmes van dirigidos a una izquierda que está en vías de extinción en Israel y precisa verse reforzada con ideas para seguir con vida”, ha declarado el cineasta.

El valor de este outsider de la cinematografía israelí, que no duda en denunciar los terribles métodos del colonialismo sionista, es tanto o más válido que el que realizan otros directores árabes como Hany Abu-Assad (Paradise Now, 2005), Michel Khleifi (Boda en Galilea, 1987), o Emad Burnat (5 cámaras rotas, 2011), y su particular apuesta por el cine de denuncia documental lo convierten en un rara avis, y también en un espectador incómodo de los desmanes del gobierno y del ejército israelí. “Sirve para el Sáhara Occidental, para Tíbet, para Cachemira… Yo mismo lo cuento encarnando a un personaje cínico a quien no le importan los daños colaterales que tienen que pagar los civiles, solo el método para lograr su ambición territorial”.

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