Vox prevé un futuro electoral difícil en la España urbana y contempla la españa rural como su Cuartel de Invierno
Por Lucio Martínez Pereda
En todos los pactos autonómicos con el ultra derechizado PP de Feijóo, Vox se queda con las Consejerias del mundo rural. Algunos lo achacan a una nostalgia por el arado. Pero la razón es otra.
Vox prevé un futuro electoral difícil en la España urbana y contempla la españa rural como su Cuartel de Invierno, como el espacio apropiado para que su suelo electoral -hacia el que se dirige- no sea muy bajo. La ultraderecha va a hacer de la España rural su zona de enquistamiento en la sociedad española: esas provincias son- desde que Fraga diseñó la ingeniería electoral de la democracia- las que precisan menos votos para conseguir un acta de diputado.
Vox se encuentra cómodo en el espacio rural también por razones profundamente ideológicas . La España rural es para el nacional ruralismo voxiano una construcción imaginaria con atribución de sentido político y religioso, una atribución que acoge todos los aspectos políticos que conforman la ultraderecha española. Creen que el nacionalruralismo es el marco apropiado para reactualizar el discurso fascistoide del nativismo, el antifeminismo, el familiarismo, la catalanofobia, y el espectro delirante del anticomunismo español.
Los voxianos -asi lo confirman los resultados electorales desde hace 2 años- caminan lentamente hacia su marginalidad, pero debido a su perfil de ideología resistente no desaparecerán como Cs, y quedarán reducidos a una presencia de testimonialidad político- folclórica, tipo parque temático de la España Profunda. Vox acabará siendo un partido de agricultores y ganaderos, cazadores y toreros, jamoneros, monjas ancianas y curas, y jóvenes con dificultades para finalizar la ESO.
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