Los agricultores ricos ya reciben la mayor parte de la ayuda agrícola de la Unión Europea, mientras que los agricultores pobres están exentos. Estos datos se recogen en un nuevo informe de un grupo de investigación de la Universidad de Lund.
La ayuda agrícola de la Unión Europea (UE) se destina principalmente a los grandes agricultores ricos y, en mucho menor grado, a las pequeñas explotaciones y a la agricultura que protege el medio ambiente y la diversidad.
La política agrícola y rural común de la UE, la Política Agrícola Común (PAC) supone un gasto importante dentro de la Unión. Este dinero se usa supuestamente para apoyar los llamados objetivos medioambientales de la ONU, apoyar la biodiversidad y la producción sostenible de alimentos en los distintos países de la Unión.
Pero en la práctica, estas ayudas terminan sirviendo a intereses completamente diferentes: el 20% de los agricultores de la Unión recibe el 80% de las ayudas. El informe afirma que 5,5 millones de trabajadores agrícolas, más de la mitad de los trabajadores a tiempo completo en el sector, se encuentran en el 20% de las regiones de la UE donde la renta media es más baja. En las regiones donde los ingresos son más altos, hay poco menos del 10% de todos los trabajadores agrícolas.
«Nuestro análisis muestra que al menos 24.000 millones de euros se pagan como ayuda a los ingresos de los agricultores que ya son ricos en regiones que ya son ricas, mientras que las áreas más pobres donde viven la mayoría de los agricultores de la UE reciben menos», dice Kimberly Nicholas, investigadora del Centro de Estudios de Desarrollo Social Sostenible (Lucsus) de la Universidad de Lund.
La política actual más bien intensifica las disparidades de ingresos entre los agricultores ricos y pobres, en lugar de reducirlas, y el apoyo rural tiende a terminar en áreas urbanas como Londres y Madrid.
El informe muestra que los grandes agricultores, que también son responsables de las mayores emisiones de gases de efecto invernadero y que causan el mayor daño a la biodiversidad, obtienen la mayor parte del dinero. Según el informe, esos agricultores se encuentran en países productores de carne como los Países Bajos, Bélgica, Dinamarca e Irlanda, así como en el Reino Unido, que pronto abandonará la UE. También se encuentran en las zonas productoras de arroz del norte de Italia. Pero grandes cantidades de dinero, que deberían haber ido a las zonas rurales pobres, también terminan en grandes ciudades como Londres y Madrid.
El informe, «Miles de millones en subvenciones agrícolas de la UE malgastadas podrían apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible», de Murray Scown, Mark Brady y Kimberly Nicholas, se publicó en la revista medioambiental One Earth la semana pasada. Este documento ha roto con la opacidad y la falta de transparencia de la UE ya que resulta muy complicado calcular dónde termina y como se distribuye el dinero de la UE.
Los autores afirman que la burocracia de la UE ya beneficia a los agricultores ricos y perjudiciales para el medio ambiente a expensas de los que cultivan mediante una agricultura más respetuosa con el medio ambiente y la biodiversidad.
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