Los chismes del CIS

Por Juan Manuel Vidal

El Centro de investigaciones sociológicas, con mayor o menor acierto toma regularmente una foto de la percepción social de los problemas en nuestro país. Esa instantánea refleja el sentir de nuestros compatriotas ante los problemas que acucian a la sociedad, pero sobre todo cómo lo asimilan.

Uno puede ver un león, un elefante, un cocodrilo, por TV en un reportaje de NatGeo y cautivarle por su presencia, su prestancia, su porte. Pero hasta que no los ve en estado salvaje en un Parque Natural, no es consciente del verdadero impacto de tener a esas fieras a escasos metros, con riesgo incluso de la propia vida.
Como rezaba aquella sit-com norteamericana de los 80´s, “los problemas crecen”. Un país es un organismo vivo y los conflictos nacen, crecen, se reproducen y algunos, por suerte, hasta se extinguen. Depende de cómo afecte a cada uno, cómo lo perciba, cómo lo sienta, manifestamos un estado de ánimo dispar, que va de la indiferencia a la suma preocupación.
Desde que existe este organismo, heredero del Instituto de Opinión Pública, fundado en 1963, remodelado en 1977 y autónomo desde 1990, lleva realizadas aproximadamente 2200 encuestas y sus resultados han variado conforme al sentir popular y, si me permiten la expresión, según la cotización de los problemas más gruesos en la bolsa de la vida.
Muchos de sus máximos responsables, no todos, han sido cuestionados por su descarada y partidista inclinación, si bien en 1995 se decidió que se rigiese por la absoluta transparencia y ecuanimidad, lo cual no siempre se ha cumplido por instrumentalizar la institución a beneficio de parte, y qué parte más interesada sino el mismísimo gobierno en curso.
Los asuntos abordados no son baladíes, son elegidos por los encuestadores; la forma de plantear las preguntas no es inocente; la manera de presentar los resultados no es aleatoria; etc. Ya saben Vds aquello de que “la botella puede verse medio llena o medio vacía”, según el optimismo o pesimismo de quien hace la cala.

Sin criterio sociológico

El problema es que el gran público no tiene criterio sociológico para evaluar los datos y los recibe sin más, como dicen ahora, cocinados por mis colegas, que son quienes evalúan esos resultados para su postrera masticación y su rápida deglución, sin dar tiempo a la degustación ni al análisis ¡Son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas!
Muchos de los problemas que otrora ocupaban los primeros puestos hoy se han evaporado, otros han cambiado de aspecto, otros han variado por el target de los afectados, otros han brotado violentamente, otros persisten…Pero, a mi juicio, los más representativos son aquellos que muestran un crecimiento exponencial desde la anterior evaluación, porque reflejan la honda preocupación que ese asunto despierta.
Al Terrorismo de ETA le ha sucedido el temor al terrorismo yihadista; al paro por la reconversión industrial le sustituyó el paro por la crisis y la reforma laboral; a la drogadicción “dura” le ha reemplazado la “blanda”, conformada por alcohol y tabaco; ha irrumpido como preocupación la violencia de género, cuando en verdad siempre ha existido, pero no se le había puesto nombre, ni preguntado por ella…

El problema es que el gran público no tiene criterio sociológico para evaluar los datos y los recibe sin más

Dejo para el final la corrupción, camuflada durante la Dictadura franquista y la Transición, arrancó con fuerza durante el Felipismo…hasta ser relevada por el entramado corruPPto actual, si bien su incidencia se arrastra casi desde su fundación, según las recientes informaciones que salen a cada paso, y se extiende como mancha de aceite por todo el territorio donde han gobernado los miembros de dicho cotubernio.

La corrupción preocupa más

El pasado martes nos despertamos con la foto fija de mayo, que mostraba el crecimiento espectacular de la corrupción como segundo problema, ascendiendo en 12 porcentuales hasta el 54,3%, cierto es que lejos del paro, que no ocupa, pero sí preocupa al 71,3% de los españoles, y es noticia porque pocos asuntos habían experimentado semejante crecimiento en la historia de la institución en tan poco tiempo.
La culpa la tienen, como diría el ínclito presidente, los “chismes” o también “los casos aislados” que entretienen a los españolitos, como el Caso Lezo, las nuevas entregas de los casos Gürtel, Púnica, las tarjetas opacas de Caja Madrid y no vamos a eludir el caso Pujol, ni el de los ERE´s de la ex -Junta Andaluza, que hay para todos, o casi todos, pero algunos son más sangrantes que otros.
Lo patético es que a ciertos gobernantes no solo no les preocupe, sino que se mofen en nuestra cara con un argumentario “trillado”, “arriolado” y absolutamente estudiado, para dar respuestas a las interpelaciones parlamentarias de la Oposición, que pretende crear una comisión investigadora sobre los manejos que la Justicia está descubriendo alrededor del partido gobernante.
Cuando la opinión pública deja de tener vigencia, cuando no toda la prensa cumple con su deber de informar y no deformar sobre la realidad, cuando los votos sospechosamente cambian de las encuestas a las urnas, como en junio de 2016…solo puede salir una foto aberrada, grotesca, repulsiva, amorfa. Esperemos que se corrija el ángulo, el foco y hasta los protagonistas que se planten delante de cara a las próximas elecciones. Si no, vamos aviados.

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