Izquierda Unida ha optado por cerrar filas con el PSOE, su socio mayoritario en el gobierno asturiano, y bloquear la comisión de investigación.
Por Javier Guijarro | 17/04/2025
La reciente decisión de Izquierda Unida (IU) en Asturias de rechazar una comisión de investigación parlamentaria sobre el accidente en la mina de Cerredo, que costó la vida a cinco mineros el pasado 31 de marzo, no es solo bochornosa, sino un verdadero insulto a las víctimas, a sus familias y a la clase trabajadora a la que IU dice representar. Esta negativa, tomada tras la dimisión de la consejera de Transición Ecológica, Belarmina Díaz, revela una verdad incómoda: los intereses políticos y la lealtad al gobierno de coalición con el PSOE pesan más para IU que la búsqueda de justicia y la defensa de los trabajadores.
El accidente de Cerredo no fue un simple imprevisto. Las primeras inspecciones han señalado irregularidades graves, como la extracción ilegal de carbón por parte de la empresa Blue Solving, que operaba bajo un permiso de investigación que no autorizaba dichas actividades. Las denuncias previas sobre estas prácticas, ignoradas durante meses por la administración autonómica, apuntan a una cadena de negligencias que podrían haber evitado la tragedia. Ante este escenario, una comisión de investigación parlamentaria era el mínimo exigible para esclarecer responsabilidades políticas y administrativas, más allá de la investigación judicial en curso. Sin embargo, IU ha optado por cerrar filas con el PSOE, su socio mayoritario en el gobierno asturiano, y bloquear esta iniciativa.
La excusa de IU es tan endeble como cínica: según su coordinador general, Ovidio Zapico, la comisión sería una maniobra de la derecha para desgastar al Ejecutivo. Esta narrativa no solo subestima la gravedad del caso, sino que reduce la muerte de cinco trabajadores a un mero peón en el tablero político. ¿Es que esclarecer las circunstancias que llevaron a esta tragedia es un ataque al gobierno? ¿O es que IU teme que una investigación rigurosa revele fallos incómodos para sus socios socialistas, o incluso para su propia gestión, dado que forman parte del Ejecutivo? Al rechazar la comisión, IU no solo protege al gobierno de coalición, sino que se protege a sí misma, priorizando las poltronas sobre la verdad.
Esta decisión contradice frontalmente el discurso histórico de IU como defensora de los derechos de los trabajadores. La coalición, que en teoría debería representar una alternativa al PSOE, se muestra ahora como un apéndice subordinado, dispuesto a sacrificar sus principios por mantener su cuota de poder en el gobierno asturiano. Lejos de abanderar una investigación exhaustiva que honre a los mineros fallecidos, IU opta por el silencio cómplice, traicionando su propia retórica de justicia social. Como han señalado algunos en redes sociales, “nunca ser muletilla del PSOE fue tan grosero”. Este oportunismo político no solo mancha la memoria de los cinco mineros, sino que refuerza la percepción de que IU ha perdido cualquier agenda propia, limitándose a ser un eco de las prioridades del PSOE.
La negativa de IU a apoyar la comisión de investigación es un reflejo de una izquierda cada vez más desconectada de la clase trabajadora. Mientras los mineros de Cerredo y sus familias claman por respuestas, IU se escuda en estrategias partidistas que nada tienen que ver con los valores que dice defender. Esta izquierda, atrapada en cálculos electorales y dinámicas de poder, ha olvidado a quienes debería representar.
Asturias merece un gobierno que priorice la verdad y la seguridad de sus trabajadores por encima de cualquier interés político. La decisión de IU de bloquear la comisión de investigación no solo es un agravio a las víctimas de Cerredo, sino una confirmación de que la izquierda asturiana, en su afán por mantenerse en el poder, ha perdido el rumbo. Los cinco mineros fallecidos y sus familias merecen algo más que excusas y maniobras evasivas. Merecen justicia, transparencia y un compromiso real con la clase trabajadora. IU, con esta decisión, ha demostrado que no está a la altura de esas demandas.
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