Lo único que da más miedo que un océano lleno de tiburones es que no haya nunca más tiburones

Xan Pereira

Hace un mes, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que desarrolla el listado de especies amenazadas de nuestro planeta, clasificó a 17 especies de tiburones como en peligro de extinción, entre ellas el tiburón marrajo común.

Según indica Greenpeace, los datos de captura más recientes son de 3.112 toneladas de este tiburón en 2017, lo que equivale a 25.000 ejemplares en peligro de extinción cada año. Si se detuvieran inmediatamente todas las capturas de marrajo común, tan solo se podría recuperar el 50% de su población para 2040.

Unos 100 millones de tiburones mueren cada año. Lo más inmoral es que los tiburones son capturados solo por sus aletas. En algunos casos, los animales mutilados son devueltos a la mar, condenados a una muerte agónica, aunque la Unión Europea prohíbe esta práctica a los barcos europeos y a todos los que faenen en nuestras aguas.

De estos 100 millones, un gran porcentaje de estos tiburones se capturan accidentalmente o como pesca no objetivo de, por ejemplo, la pesquería de palangre de alta mar de pez espada. Miles de anzuelos en superficie y líneas de pesca de kilómetros de longitud, que en esta época buscan pez espada. Según el último informe de Greenpeace, estos barcos capturan conjuntamente cuatro veces más tiburones que pez espada (en peso). Entre ellos está el marrajo, el que está en peligro de desaparecer.

Los organismos sectoriales que tienen potestad para gestionar las pesquerías están fallando repetidamente en establecer medidas suficientes para evitar estas pesquerías en alta mar. Por ejemplo en el Atlántico, ICCAT, que es ese organismo regional de gestión de pesquerías,no establece límites para el número de tiburones que se pescan.

Como indica Pilar Marcos, Bióloga ambiental y coordinadora del Área de Biodiversidad de Greenpeace, «necesitamos un Tratado Global de los Océanos en el marco de Naciones Unidas. Hoy en día no existe un mecanismo legal para crear santuarios oceánicos en aguas internacionales y solo alrededor del 3% de los océanos están totalmente protegidos«.

«Existe un fracaso generalizado de la industria y los organismos regionales que, en vez de ceñirse al asesoramiento de la comunidad científica, permiten a la industria pesquera devastar los ecosistemas marinosmediante el uso de prácticas nocivas, a menudo en áreas sensibles y esquilman las poblaciones de tiburones en todo el mundo«, continúa Marcos.

«Hay que crear santuarios marinos. En un estudio que se centró en 90 áreas marinas protegidas de todo el mundo se vieron hasta 14 veces más tiburonesdentro de estas áreas que en zonas desprotegidas. Logremos un Tratado Global de los Océanos que proteja el 30% de nuestras aguas para 2030. Por ellos, por los tiburones«, sentencia la coordinadora de Greenpeace.

*El título de este artículo es una frase de la propia Pilar Marcos

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