Por Filosofía Perdida | Ilustración de JRMora
Desde que comenzara septiembre, llevamos una sobresaturación de noticias sobre Catalunya, eso es algo que todos y todas sabemos. Sin embargo, con la debida perspectiva, quería invitaros a pensar un poco mejor todo lo que hemos estado viviendo para analizar la realidad más allá de lo que nos han dicho que tenemos que pensar. Este sería un esfuerzo para reflexionar en voz alta con lo que deberíamos haber aprendido (y posiblemente la mayoría del país ni ha descubierto ni quiere ver).
Cargas policiales ilustrativas
Quizás lo principal sería hablar de la policía. Ya hemos visto los piolines en el puerto, las cargas, la violencia y la resistencia peligrosa de gente sentada en el suelo que planta cara sin armas a un gran número de agentes equipados como si se enfrentaran a un ejército. La primera visión que nos han transmitido por parte de los medios de comunicación ha sido la culpabilidad de la ciudadanía y, en consecuencia, la responsabilidad de los votantes del referéndum en las cargas; por otro lado, la prensa con menos ganas de insultar nuestra inteligencia, se ha atrevido a mostrar la realidad y señalar la desproporción de las cargas policiales y su violencia. Sin embargo, poco se ve en la
prensa la siguiente lógica:
-En primer lugar, el referéndum ya estaba invalidado por el estado español, por lo que no tenía sentido la invasión de los cuerpos armados para evitar que se votara, cuando el resultado iba a ser ignorado. Esto debe de enseñarnos que la ley no servía siquiera para el estado, pues comprendía que la legitimidad en democracia no es la legalidad, sino lo que el pueblo dicta, por ello querían evitar la movilización.
-En segundo lugar, algo mucho más grave, ¿Por qué se cargó contra gente concentrada? No se trataba de impedir un referéndum ilegal, pues jurídicamente ya era inútil siguiendo la lógica del estado español. Las cargas se produjeron contra los ciudadanos y ciudadanas que se concentraban pidiendo manifestar su opinión, lo que fue un ataque contra el derecho de manifestación, y no fue un ataque en defensa de la constitución, sino atacando un derecho tan básico que recoge su artículo 21.
-En tercer lugar las cargas eran inútiles para lograr el objetivo del gobierno de evitar quese votara. Ya se demostró que se votó en la mayoría de lugares habilitados para ello a pesar de todas las trabas. Las cargas eran un castigo ejemplar, en el sentido de mostrar lo que luego quiero analizar con más detenimiento: procurar que el escarmiento violento a la ciudadanía fuera retransmitido y visto por quien puede querer enfrentarse al gobierno. Así quedó claro que el estado puede usar toda la fuerza si se quiere oponerse a la decisión que haya tomado, aunque sea parar un desahucio que no debería producirse si el gobierno buscase cumplir el artículo 47 de la constitución.
Yo no vivo en Catalunya, de momento, pero tengo claro que no vi nada de violencia entre los ancianos y las familias que querían votar; sí que vi violencia (y mucha) en concentraciones españolistas donde se golpeó a inmigrantes, como también lo vi cuando el 9 de octubre en Valencia la policía asistió de espectadora a palizas de nazis a pacíficos y pacíficas manifestantes en el día de Valencia. Y esto si nos limitamos a violencia física, porque la verbal ha sido la banda sonora de todos los despliegues policiales a lo largo y ancho de la península con destino Catalunya. ¿Cómo se ha permitido tanta violencia de un lado y se ha atacado con mucha más violencia manifestaciones pacíficas? Creo que es honesto señalar que algo no es equitativo acá, y más certero sería que la policía no busca seguridad y protección para todas, sino más bien una interpretación de la ley que poco ha cambiado de la que había hace cuarenta años.
Suspensión de autonomía, 155 y partidos prohibidos
Decía José Luis Sampedro que el miedo era un instrumento de la clase política para conseguir en el pueblo lo que ella quisiera; así, comentaba el académico, si un gobierno amenaza con asesinar a la población y luego “solo” la azotaba, todavía la población, gracias al miedo, dará gracias de conservar la vida pese a los azotes que le han dado. Así ocurre ahora que se está amenazando con el 155, por parte del gobierno del PP, del partido naranja que lo mantiene en el gobierno y del partido rojo que les dio el poder. A raíz de este artículo de la Constitución que les ha dado por aplicar, el gobierno ha descubierto su poder y la derecha ahora agita su porra en alto para aplicarla posteriormente cuando alguien actúe como no le gusta. Así, mientras se discute cómo se
va a aplicar en Catalunya mientras escribo estas líneas, ya han surgido varios miembros elevados del partido franquista pidiendo su aplicación en otras comunidades autónomas que no gobiernan pero les gustaría hacerlo: Castilla La Mancha (o lo que dejó de ella Cospedal), Euskadi (donde democráticamente, al igual que en Catalunya, el PP jamás gobernará) y Navarra. No es que vayan a utilizarlo, sino que nos están enseñando que saltarse la democracia cuando tienen mayoría absolutista en el Senado, les resulta tan fácil que los gobiernos autonómicos deben, según esta nueva lógica, plegarse a su poder absurdo.
Lo que podemos aprender de este apagón informativo, de estas manipulaciones burdas y de esta manera tan irreal de interpretar la realidad, es la necesidad de formar corrientes propias
En la misma sintonía cabría analizar una cosa, ¿por qué se insiste tanto en el adelanto electoral? Ya vimos cómo Ciudadanos, que antaño se reían de Mas por convocar elecciones anticipadas en Catalunya, y que decían que unas segundas elecciones (o que llegar a las terceras) era un gasto absurdo porque se repetirían resultados. Sin embargo, hoy son ellos quienes las exigen permanentemente, posiblemente porque las encuestas, esas que siempre les dan los buenos resultados que luego no aparecen en las urnas, les sitúan como segunda fuerza política. Sin embargo, también el Psoe y el PP, en una nueva estrategia conjunta, las piden. ¿De verdad alguien piensa que con un triunfo de ERC, un resultado similar o superior de la CUP y un poco de apoyo del PDCat va a poder gobernar Inés Arrimadas? Pues bien, aquí viene el aprendizaje, que confío que se quede solo en amenaza: prohibir partidos políticos.
El PP, fundado por siete ministros franquistas, despreciado por el falangista Suárez en su día, nido de ultraderechistas e incapaz de dialogar, se ha dedicado a hacer una campaña contra toda posición política que no asuma los dictados del mercado, su ciega visión estatal, su españolismo furibundo, sus medidas económicas y, en general, su destructivo programa político. Ya tacharon a Zapatero de terrorista por dialogar con ETA como Aznar, llevaron el matrimonio homosexual al constitucional, le llamaron radical y se burlaron de todo su proyecto político (menos cuando se dedicó a recortar y cambió el 135 de la Constitución). Ahora el plan del PP, de las empresas que lo financiaron ilegalmente, de las empresas para las que trabaja y de los medios que son financiados por esas empresas, es mostrar como radical todo lo que se salga de la visión de la Constitución que ellos tienen. El problema es que los radicales del PP, que nos han robado radicalmente, mentido radicalmente y que se han enriquecido a nuestra costa, están tonteando con ilegalizar partidos políticos.
No es de extrañar que el partido fundado por el ministro franquista Fraga, quien dijo que la legalización del PCE fue un “golpe de estado” lleve mal eso de que se asocien y participen políticamente gente que no comparte sus ideas, máxime ahora que no pueden meterlos en la cárcel. Lo que debemos haber aprendido es que, si no estamos atentos, nos podemos enfrentar en breve a una nueva ley de partidos que lo impedirá. Quizás por eso insisten en unas nuevas elecciones, para quitar de en medio a la CUP y así, ilegalizando sus ideas, minar un poco más la democracia, para no tener resistencias fuertes en su asalto al poder y su programa económico.
Información es información
Hoy, después de semanas sin hacerlo, he visto las noticias de Antena 3. Ya estoy habituado a que esta redacción manipule sin pudor alguno, como a que lo haga TVE con mi dinero, por lo que no me sorprende. Sin embargo, sí que es oportuno valorar cómo la manipulación impúdica cada día es más insultante. Mientras se ha acreditado la caja B del PP, la mayoría de las acusaciones de Gürtel y, prácticamente, la corrupción endémica del PP, el noticiero solo recogió un minuto en que habló de la culpa de Ana Mato. Por comparar con otra noticia, una pelea entre un padre y el presidente de un club infantil de fútbol en Tenerife ocupó más de dos minutos, tras haber aparecido en titulares, a diferencia de lo de Ana Mato. Y eso por no compararlo con los más de 20 minutos que dedicaron al tema catalán, con una broma sobre un disfraz para Halloween de Puigdemont y un nuevo licor de crema catalana que se llama 155. No todos los medios mienten y manipulan tanto como Antena 3. Sin ir más lejos, ayer escuchaba Hora 25 donde dieron noticias más detalladas sobre todo el sumario de Gürtel. Posteriormente pidieron a la audiencia si les ayudaba a encontrar más noticias que estuvieran ocultas estas semanas por la actualidad catalana. Les pasé la noticia de cómo Sáenz de Santamaría estaba moviendo los hilos para que Cebrián no abandonara PRISA y pudiera seguir controlando el PP al grupo mediático, pero no la citaron en antena. Se les debió pasar.
El problema es que los radicales del PP, que nos han robado radicalmente, mentido radicalmente y que se han enriquecido a nuestra costa, están tonteando con ilegalizar partidos políticos.
Con unos periódicos en caída libre de ventas y deudas cada vez mayores, unas televisiones que se deben a los anunciantes que les dan dinero y a las audiencias que les atraen anunciantes; con un periodismo que se tiene que plegar a líneas editoriales para ser contratado, informarse es difícil, tener información falsa es sencillísimo. Lo que podemos aprender de este apagón informativo, de estas manipulaciones burdas y de esta manera tan irreal de interpretar la realidad, es la necesidad de formar corrientes propias y difundir noticias nosotros mismos, antes de creernos todo lo que nos están diciendo estos medios tan absurdos.
Como bonus track quiero acabar con un pensamiento: existe una corriente dominante que ha señalado a la policía que viola Derechos Humanos como buena, a los políticos que ponen urnas como malos, al partido que pide diálogo como radical y a los partidos que quieren aplicar el artículo 155 que se puso en la Constitución para contentar a los franquistas, como los mejores. Ya sabíamos que nuestro cuñado no tenía razón las últimas cenas de navidad, y que poca gente parece querer profundizar temas grandes como la nacionalidad catalana o los derechos que nos están empezando a robar con este conflicto. Quizás lo que nos queda, después de todo, es aprender a comunicar lo que sabemos, a expresarnos con claridad ante los enajenados, a sacarlos de la caverna y a enseñarles a odiar al Gran Hermano.
Gran artículo y gran viñeta