Por José Antonio Martín Acosta
Decía libertad a cada segundo como si con su sola mención
Fueran a desaparecer torturas mecánicas, cárceles grises,
Soledades taumaturgias, injusticias boreales, muertes adornadas
Con el eslabón perdido del desafuero,
La porra del policía desquiciado y drogadicto,
La cámara puesta al servicio de la desinformación,
El poder que se apropia de la violencia para usarla
En su propio beneficio, la realeza desafecta
Que apuntala el sistema, la oligarquía dueña de todo,
El pobre reventado a trabajar para sobrevivir,
La mujer violada una y otra vez en el estercolero
De la democracia, la luz solo para ellos,
El viento que esconde el latrocinio,
La crítica feroz de los periodistas asesinos
Contra el pueblo que se rebela
Y la luz iluminaba sus palabras como un candil lúbrico
Donde se posaran las metáforas del mundo incierto
Decía libertad mientras en los ojos dos pájaros libaban
De sus lágrimas como sinceros presagios de algodón
Para crecer en los recodos de la nostalgia
Libertad como un barco levando anclas
Libertad como un pájaro echando a volar
Libertad como un poeta recriminándole al tiempo
Su constancia
Decía libertad y sus labios la sellaban
Para enviársela a todos los encarcelados
Mientras en la siguiente esquina
Un policía le sacaba los ojos a la propia libertad.
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