¡Ley abolicionista ya!

La prostitución no tiene cabida en una sociedad libre de clases, no es una cuestión individual ni es justificable.

Por Feministas en Lucha Málaga (FELMA)

El próximo sábado 28 de mayo tendrá lugar una manifestación en Madrid convocada por la Plataforma de organizaciones de mujeres para la Abolición de la Prostitución (PAP). Es preciso que, como mujeres y feministas, nos pronunciemos sobre esta cita.

Siendo tanto lo dicho ya sobre este tema y tanto lo que resulta imprescindible abordar, limitaremos a tres los aspectos que hoy consideramos necesario compartir, sobre todo debido al momento político que atravesamos.

En primer lugar, la ley de abolición del sistema prostitucional no es la finalidad de las muchas movilizaciones, escritos, llamamientos, propuestas, que llevamos a cabo las mujeres desde hace siglos para intentar acabar con esta lacra que es la prostitución.

La elaboración y aprobación de esta ley es solo un paso necesario sin el cual ni siquiera podemos saber con qué fuerzas políticas y sociales contamos, quiénes son de verdad los defensores de los derechos de las mujeres, todos esos grupos que se llenan la boca (y sus redes sociales) de feminismo, pero que luego son incapaces de declarar lo que incluso sus propios ideólogos han defendido desde el origen de sus formaciones políticas.

Esta izquierda que ahora nos llama fachas, moralistas, intransigentes o directamente nazis, hunde sus raíces en la más clara defensa de la abolición de la prostitución.

Esa otra izquierda que dice ser abolicionista pero que, a poco que alcanzan el poder, protege la industria de la explotación sexual, ya sea legitimando los prostíbulos, ya defendiendo la “riqueza” que genera, esa izquierda es, lo quiera o no, heredera de Tristán, Marx, Engels, Lenin, Zetking, Luxemburg, Kolontai…

Estos grupos políticos desde el poderoso PSOE hasta el más minúsculo de la izquierda revolucionaria, deben su existencia a la teoría y doctrina marxista. Aunque ahora algunos renieguen de ella, su historia y su razón de ser no se explican sin las grandes figuras que dejaron no solo sus escritos, sino también en muchos casos su propia vida, en la defensa de un orden mundial donde no existan clases, ni dominación, ni explotación. Y sí: donde la prostitución no tiene cabida de ninguna manera, ni transitoria ni definitivamente.

No tendríamos que recordar esta verdad con citas ni enlaces, pero si queréis documentaros hay enlaces al pie de este artículo. Todos estos grupos los tienen a mano en el momento en que tengan interés por buscarlos. Pero es más seguro que encuentren antes todos los ríos de tinta que desde hace no mucho, inundan las redes: libros, artículos, doctrinas nacidas al fragor del más descarado liberalismo, ese que encumbra los deseos y olvida el bien común.

En segundo lugar, hay que recordar que, aunque el sistema prostitucional lo soportan mujeres, por sí mismas y cada una individualmente, el hecho de que una cantidad ingente de hombres paguen por usar mujeres sin que nadie los persiga afecta a todas las mujeres del mundo. Que la sociedad acepte que cualquier hombre crea que puede acceder al cuerpo de cualquier mujer solo con desearlo y poder pagarlo (míseramente la mayoría de las veces), pone en riesgo al conjunto de mujeres y niñas porque las coloca en una situación de inferioridad, acercándolas cada vez más a la categoría de objetos comerciales y alejándolas sin tregua de la condición humana.

No podemos callar ante el absurdo intento de enarbolar la bandera de la libertad de las mujeres, cada vez que sacamos este tema. Es una cuestión política, universal, y todas podemos y debemos pelear por la abolición del sistema prostitucional, por el fin de la explotación sexual de mujeres y niñas.

Por último, pero no menos importante, cualquier manifiesto, acuerdo, propuesta o lo que se quiera sacar en este tema, ahora, debe dejar de poner el foco en las mujeres prostitutas y señalar de una vez por todas al putero.

Ya está bien de defender el supuesto derecho del hombre a hacer lo que le plazca con una mujer. No hay justificación. Todo está dicho, todo está más que demostrado. Putero señalado, putero denunciado y castigado.

Sin demanda no hay prostitución. No hay posibilidad de disculpar al compañero que pague por follar con una mujer que no lo desea. El dinero no limpia la agresión que supone usar a una mujer que no puede decir no, que no puede no consentir.

Y ya pueden venir esos partidos en el gobierno, pasándose la pelota unos a otros para acabar no haciendo nada, a declarar su más firme compromiso con los derechos de las mujeres, pero ¿liberar a las prostitutas dándoles al momento una salida a su situación que incluya vivienda, protección y trabajo? no, ¿perseguir al putero? no, ¿a los dueños de los prostíbulos? tampoco, que tenemos un negocio en este país que reporta más dinero de “servicios” que todas aquellas viejas y antaño productivas industrias desmanteladas. Por algo somos el primer país consumidor de prostitución de Europa y el tercero del mundo…

La prostitución no tiene cabida en una sociedad libre de clases, no es una cuestión individual ni es justificable.

El sábado defenderemos en Madrid, y en donde estemos, la proposición de Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional – LOASP.
Por los derechos de las mujeres. ¡¡Ley abolicionista ya!!


Algunas fuentes sobre marxismo y prostitución:
Marx y la cuestión de la prostitución
Flora Tristán «Mujeres públicas»
Engels en “El origen de la familia la propiedad privada y el estado” (aquí)
Alicia Díaz «Hacia la extinción de la prostitución»

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