Las señoras del bar

Por Joan Jordi Abentín

Estoy en el café de siempre, estudiando una materia que se llama “Globalización”. Hay un momento donde mi lectura se centra en el problema de las migraciones y leo los grandes objetivos que tenemos por delante en la lucha de los Derechos Humanos en este tema y en muchos otros.

Ilustración de Javier F. Ferrero

Llama mi atención un articulo de uno que se llama Ochard, que nos dice que estamos en el momento más grave cuando hablamos del tema migratorio. Estadística en mano, estamos en la época donde hay más refugiados de la Historia. Según ACNUR, en el pasado año, más de 68,5 millones de personas fueron desplazadas a la fuerza.

En segunda instancia me tocaba analizar un texto de Ian Goldin y Geoffrey Cameron. Este nos hablaba más de la migración como algo positivo. Hace una visión de futuro, y nos dice las ventajas que puede haber de estas personas que llegan. Pero sobretodo me gusta una pregunta que se hace mientras hace una crítica a la gestión de las Organizaciones Internacionales: “¿Quieren Globalización para todo?».

Mirad, el “gran” Reino Unido, un superpaís que está a favor del liberalismo y de la interconexión de capital y bienes solo recibió en 2016 un 17 % de las demandas de asilo. ¿Sabéis qué decía el primer ministro inglés en ese momento? Que esto era así porque si la población pasa de 70 millones habría menos estabilidad. Personalmente creo que para aumentar las desigualdades y desarrollar un capitalismo salvaje, para eso, no hay desestabilidad… Esta política denominada de “migración en clave interna” está de moda últimamente en algunos países de la Unión Europea. Un ejemplo puede ser cualquiera de esos que promocionan de forma muy radical el libre mercado pero que después, cuando ponemos seres humanos por el medio, son “proteccionistas”. La Lega a Italia ha hecho algo así, o Orban en Hungría.

Pero en fin, ¿por qué este semejante rollo donde comento estas cosas?

Bien, después de salir un poco tocado de lo mal que se está haciendo la globalización (en clave migratoria y en los demás temas), entran unas señoras y un señor de la tercera edad por la puerta y se sientan casi a la mesa del lado y mientras estoy leyendo otros textos (Textos que dan para otra asignatura, pero bueno, en el Sistema educativo actual, sobretodo por su coste, mejor que no… vaya, otro tema…) escucho lo que dicen:

“Esos moros llegan aquí y se llevan todas las ayudas”.

“Con mi dinero no se puede usar para ayudar a esa gente”.

“Siempre están igual, si vienen aquí, que trabajen en el campo”.

“A ver cuando ayudan a la gente de aquí”.

“Estos que llegan vienen a no hacer nada”.

“En realidad cuando llegan aquí se hacen ricos”.

“El Pedro Sánchez este se olvida de los españoles”.

“El de Italia actuó bien”.

“Rajoy dijo que se iba y se fue, es coherente”. (Esta dio un poco de debate en cuya mesa, pero se dijo).

Casi me levanto y les digo de todo, el problema que no quería que me echaran del Café que voy casi cada día y la verdad, cuando te enfadas mucho mejor no hablar. Pero de no importarme les diría cosas como por ejemplo:

-Los refugiados escapan por diferentes razones que van des de la persecución política a la falta de derechos humanos.

-Las personas que llegan desde según qué países no tienen comida, ni casa y huyen de bombas que les MATA.

-Las refugiadas tienen miedo de su propia casa y no se van por gusto, sino que lo hacen por necesidad y cuando lleguen hay que darles la oportunidad de hacerles vivir una mejor vida. Podríamos ser cualquiera de nosotros, ya que, por encima de todo, somos personas.

Estoy seguro que todos los que hay aquí han pasado alguna vez por una situación similar. Estar tranquilamente viendo el fútbol o estudiando en el café y que de repente escuches opiniones del siglo pasado. Pues bien, eso en muchos casos es un reflejo de el porqué existen los Populismos neo-fascistas de Salvini, de Le Pen, de Farage o Albert Rivera (Sí, Rivera también es un lastre). Eso es un reflejo de la faena que queda por hacer, es un reflejo de que tenemos que ponernos a trabajar. Dejar las tonterías políticas a un lado y empezar a luchar por unos derechos que no son solamente de los que llegan sino también para los que están.

Por cierto, un poco surrealista, pero ha sido acabar de escribir y las señoras se han ido. He escuchado que hoy tienen a los “nietos” (No soy cotilla, es que ya os e dicho que se han puesto a un metro de mí y se escucha todo). Pues bien, estos nietos, estos jóvenes, estos hijos que puedan tener hoy a comer (y podríamos ser cualquiera de nosotros) somos lo que tenemos que concienciar y cambiar la sociedad. Estos que sabemos lo que sufrimos a causa de ideas muy similares como las racistas somos los que tenemos que empezar a transformar y sin imponer, sin gritar y sobretodo por mucho que cueste, sin que nos acaben echando del bar. Tenemos que hacerlo escuchando, ideando y construyendo una casa donde podamos estar todos sin necesidad de mirar el origen. Nos jugamos demasiado para quedarnos mirando y solo jugar a la política de sillas sin hacer lo que de verdad importa.

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