Las ‘Niñas del Aguaucho’

En agosto de 1936, un grupo de falangistas acuartelados en el Cruce de las Monjas se desplazó a Fuentes de Andalucía y extrajo del calabozo a varias jóvenes detenidas días antes.

Por Isabel Ginés | 29/07/2024

Andalucía padeció con particular intensidad la represión franquista durante y después de la Guerra Civil Española. Los datos son estremecedores: al menos 45,566 personas fueron ejecutadas y sepultadas en 708 fosas comunes, más de 50,000 se vieron obligadas a exiliarse, muchas fueron sometidas a trabajos forzados, y cerca de 60,000 sufrieron expolio y depuración profesional.

Estas cifras revelan la devastadora magnitud de una represión que impactó profundamente en la población andaluza, dejando una huella imborrable en la historia de la región. El análisis de estos acontecimientos es esencial para comprender el alcance del sufrimiento infligido a los andaluces y para reconocer las secuelas de un régimen que empleó el terror y la violencia sistemática como herramientas para erradicar cualquier forma de resistencia.

Entre las mil atrocidades vamos a hablar de una terrible las «Niñas del Aguaucho».

En agosto de 1936, un grupo de falangistas acuartelados en el Cruce de las Monjas se desplazó a Fuentes de Andalucía y extrajo del calabozo a varias jóvenes detenidas días antes. Según las voces locales y los historiadores, las detenidas eran acusadas de múltiples delitos: ser jornaleras que reclamaban derechos laborales, aprender a leer y escribir, participar en manifestaciones, tener relaciones con hombres de ideología izquierdista, y bordar banderas contrarias al régimen nacional. Además, eran conocidas por su juventud y belleza, lo que también pudo haber contribuido a su detención.

Los falangistas llevaron a las jóvenes al cortijo El Aguaucho, donde las obligaron a realizar tareas domésticas y, según testimonios, las vejaron y las forzaron a servir desnudas. Tras someterlas a un continuo abuso, las asesinaron y arrojaron sus cuerpos a un pozo que aún se busca. Los perpetradores del crimen, para sembrar el terror, se pasearon por el pueblo al día siguiente, mostrando la ropa íntima de las víctimas ensartada en sus fusiles y haciendo alarde de sus acciones.

Las jóvenes asesinadas fueron María León Becerril (22 años), Joaquina Lora Muñoz (18 años), María Jesús Caro González (18 años), y las hermanas Josefa (18 años) y Coral García Lora (16 años). Se cree que otras cuatro mujeres también fueron asesinadas en esos días y arrojadas al pozo de La Campana: Josefa González Miranda (18 años), María Caro Caro (35 años), Manuela Moreno Ayora (40 años), y Dolores García Lora (25 años).

El relato de estos eventos constituye un testimonio de la brutal represión sufrida en Fuentes de Andalucía durante la Guerra Civil. Los falangistas llevaron a cabo una exhibición macabra de sus crímenes, gritando “Esta noche hemos tenido carne fresca” mientras exhibían la ropa interior de las víctimas.

Fuentes de Andalucía fue uno de los primeros pueblos en caer bajo el control franquista sin resistencia significativa. Desde el 19 de julio de 1936, los golpistas detuvieron a la mayoría de los izquierdistas del pueblo. La represión organizada dejó 116 cadáveres en fosas comunes entre julio y septiembre de ese año. Según el Registro Civil, hubo 103 fallecimientos registrados (25 mujeres y 78 hombres), todos atribuidos a «la Guerra», a pesar de la falta de conflicto directo en la localidad. La alta proporción de mujeres fusiladas subraya la severidad de la represión en Fuentes de Andalucía, destacándose como uno de los municipios donde las mujeres sufrieron con mayor crudeza.

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