Las mujeres no pueden seguir siendo las grandes damnificadas por el impacto de la pandemia

Esta crisis, como ya ha sucedido con crisis anteriores, no puede suponer un mínimo retroceso en el camino que ya tenemos avanzado hacia la igualdad.

Fotografía de Txefe Betancort

Por Rosario Martínez Pedrosa

Han pasado más de seis meses desde que se iniciara la pandemia del COVID-19, más de medio año para adaptarnos a una nueva forma de vivir, de ver, de afrontar la realidad y nuestras experiencias vitales. Una vez más y de forma injusta, nos enfrentamos a una crisis que vuelve a castigar más a las mujeres, pues nos encontramos ante un nuevo modelo en el que éstas continúan siendo las grandes perjudicadas.

Los resultados de las primeras encuestas y estadísticas, que vamos conociendo tras la irrupción del COVID-19 en nuestras vidas, indican el impacto devastador que está teniendo sobre la población femenina, acentuando y agrandando las brechas de género que ya existían, ampliándose de manera generalizada en el empleo, en los trabajos de cuidados, en las tasas de desempleo, en brechas digitales, etc.

En Castilla-La Mancha comprobamos como, tras el Estado de Alarma decretado a causa de la pandemia, la tasa de ocupación se vio duramente afectada, reduciéndose en 24.700 entre los hombres y en 28.400 en las mujeres (rango comprendido entre el 31 de diciembre de 2019 y el 30 de junio de 2020), mientras que la tasa de paro subía de manera considerable entre los hombres (+6.000), lo hacía en mayor medida entre las mujeres (+14.000), más del doble de afectadas.

También hemos visto como la crisis del COVID-19 ha incrementado la necesidad de trabajos de cuidado no remunerado en las familias, tareas que los estereotipos y roles de género hacen que sigan recayendo de manera mayoritaria en las mujeres, reduciendo sus oportunidades laborales en igualdad de condiciones, tanto en el acceso como en el desarrollo y la proyección profesional, respecto a los hombres, que asumen las tareas productivas.

El modelo social en el que vivimos está asentado sobre los pilares de los trabajos de cuidados, pero no sólo los íntimos que se dan en el ámbito de las familias, sino que lo hace de una manera muy destacada en los empleos que prestan servicios esenciales e imprescindibles para la sociedad, casi siempre vinculados a los cuidados, y que han destacado notablemente en los momentos más duros de la pandemia. Trabajos desarrollados generalmente por mujeres, quienes además tienen unas malas condiciones laborales y salarios más bajos, acentuando de esta forma las brechas salariales. Por ello, desde CCOO de Castilla La Mancha insistimos en la necesidad de promover la revalorización de estos empleos, visibilizando su valor y mejorando sus condiciones y salarios.

Ni siquiera la adopción del teletrabajo durante los meses iniciales de la pandemia ha servido para aliviar la carga de trabajo de las mujeres, que veían sumadas las labores productivas a las reproductivas, con la dificultad añadida de la falta de separación de espacios laboral-familiar.

Las características demográficas de Castilla-La Mancha, -donde el 25% de la población de la región son mujeres que viven en el medio rural-, suponen una enorme desventaja para ellas, ya que en los municipios más pequeños encuentran dificultades para el mantenimiento de servicios públicos esenciales (de cuidados, transportes, red de banda ancha, etc.) incrementando la falta de oportunidades de las mujeres en nuestros pueblos, propiciando una significativa emigración femenina hacia las áreas urbanas en busca de esas oportunidades, ofertas laborales y estabilidad, que el medio rural no les aporta, ahondando en el grave problema que tenemos en Castilla-La Mancha de despoblación.

También la pandemia está agravando la situación de las mujeres que sufren violencias machistas. En Castilla-La Mancha en el primer semestre de este año las llamadas al teléfono de atención a las víctimas se han incrementado en un 30%.

Ante esta realidad, CCOO quiere poner el acento en la necesidad de atender los numerosos factores que acentúan las brechas salariales y de género y la desigualdad a través de la implicación de los poderes públicos, las diferentes administraciones y también las empresas que han de implementar políticas, acciones y medidas que corrijan y reduzcan los diferentes desequilibrios y desigualdades, que fomenten la corresponsabilidad entre hombres y mujeres. Esta crisis, como ya ha sucedido con crisis anteriores, no puede suponer un mínimo retroceso en el camino que ya tenemos avanzado hacia la igualdad.

Rosario Martínez Pedrosa es secretaria de Mujer e Igualdad de Castilla La Mancha de CCOO.

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