Las migraciones rifeñas entre la voluntariedad y la imposición

A 15 kilómetros al sur de Europa existe un pueblo que está sufriendo un genocidio cultural llevado a cabo por un estado incapaz de gestionar su diversidad cultural a causa de una patente ausencia de la democracia

Por Asociación sociocultural Rala Buya

Es insólito lo nuestro, nosotros los hijos y las hijas del Rif. Nuestros cuerpos nunca secundaron nuestros sueños. Generación tras generación y sorbo tras otro hemos ido bebiendo del vaso amargo del extravío y la perdición de esta vida. EL torbellino del vagabundeo y la muerte nos persigue a lo largo del tiempo y del espacio. Nuestra bandera a media asta, nuestros hogares devastados y con nuestras ruinas ya envejecidas, fuimos obligados a emigrar. Miedo, deshonra, humillación, tristeza, desesperación, exilio. Las víboras de una muerte lenta nos persiguen por todas las madrigueras y a lo largo de todos los tiempos. ¿Por qué no está en nuestro destino permanecer en nuestra patria como el resto de razas? ¿Es una maldición? ¿Es un talión eterno por haber cometido el delito de pertenecer a una patria llamada el Rif? “

Khalid El Moulahidh

El entrecomillado que encabeza este texto pertenece a una novela publicada recientemente por el autor rifeño Khalid El moulahidh bajo un título cuya traducción aproximada al castellano sería “Los laberintos del inigualable Farid”. Se trata de una reflexión de Farid, el protagonista de la novela, hecha desde del hartazgo y la desesperación durante una parada en su perenne viaje hacia ningún destino.

Como Farid, en los últimos siglos, los rifeños no han cesado de migrar en todas las direcciones y de todas las maneras posibles. Y sobre esto, se ha escrito, se ha investigado y se ha teorizado mucho en un intento de explicar el porqué del fenómeno migratorio rifeño.

Históricamente, los primeros desplazamientos en masa registrados de los habitantes de las montañas del Rif, sucedieron durante el siglo XVII en forma de tropas de apoyo al sultán en la defensa de las costas norafricanas del asedio colonial español y portugués, a cambio de mantener una autonomía de gestión territorial en el Rif. No obstante, la primera ola migratoria de los rifeños de carácter puramente económico se sitúa en la segunda mitad del siglo XIX y tenía como destino el norte de Argelia. Aparte de su carácter transfronterizo, este desplazamiento se caracterizaba por su condición estacional y masculino porque afectaba a los varones de las familias y duraba entre 3 y 5 meses. Los agricultores rifeños abandonaban sus tierras por su insuficiente extensión y por las largas sequías que azotaban la región, para poner a disposición de los granjeros mayoritariamente franceses en Argelia su fuerza de trabajo y regresar a sus hogares en las tribus del Rif, una vez terminada la temporada, con los recursos necesarios para afrontar el invierno.

Después de “las migraciones hacia el este” vendrá otro tipo de emigración. Esta vez supondría muchos cambios sociales para los semejantes de nuestro inigualable Farid. Ahora toca meterse en laberintos más enmarañados con otros códigos sociales, otras condiciones meteorológicas, para desempeñar otras actividades económicas más industriales y usando medios de desplazamiento como los aéreos y marítimos para cruzar el Mediterráneo.

Los flujos migratorios del pueblo rifeño hacia Europa se estudiaron en muchas universidades europeas y fueron objeto de varias investigaciones y tesis doctorales. La causalidad de los mismos fue establecida en factores de repulsión en el Rif (pobreza, cosechas insuficientes, sobrepoblación, ausencia de ofertas de trabajo, etc…) y otros de atracción en los países receptores (salarios altos, condiciones de vida mejores, atención médica, posibilidad de reagrupación familiar, etc…). Pero, más allá de esta aproximación mayormente económica, en 1978 se publica una tesis doctoral en la universidad de Pau Valery que pone encima de la mesa un dato significativo que nos permite enfocar el fenómeno de manera diferente y de hablar de su carácter forzoso. La tesis doctoral en cuestión es del investigador Raymond BOSSARD, titulada “Mouvements migratoires dans le Rif oriental: Le travail en europe. Aspect contemporain des migrations dans la province de Nador.” Y el dato significativo es la mención de como la crisis política del 1958/59 tras la sublevación del pueblo rifeño contra el gobierno central, reclamando derechos económicos, sociales y políticos en forma de más autonomía y autogestión, fue determinante en la adopción de Rabat de unas políticas encaminadas a propiciar el éxodo de la población autóctona como medida de distensión en la zona tras una brutal intervención militar con miles de muertos, calificada por la prensa internacional de entonces de genocidio. Bossard explica cómo las autoridades del embrionario estado marroquí poscolonial repartían pasaportes a los jóvenes rifeños invitándoles a cruzar el estrecho.

La finalidad de esta medida administrativa era iniciar una homogenización demográfica de una población conocida históricamente por su rechazo al gobierno central, introduciendo vecinos de otras geografías del reino. Simultáneamente, se iniciaron unas políticas económicas liberales basadas en unos planes de desarrollo quinquenales donde la región del Rif ha sido estratégicamente excluida, empeorando la precariedad laboral del pueblo rifeño, ahondando su crisis social y empujándolo así a hacer las maletas rumbo a Europa.

Lo paradójico de la situación es que pocas décadas después, el mismo estado marroquí que expulsó a sus supuestos ciudadanos, se verá beneficiado por el trabajo de los mismos y de sus divisas que servían de bálsamo para una sociedad rifeña que carecía de las mínimas condiciones de bienestar. Datos oficiales de la oficina de cambio perteneciente al ministerio de economía y finanzas cifró las transferencias de los marroquíes desde el extranjero hacia su país de origen durante 2022 en 10,8 mil millones de dólares, el equivalente al 8% del PIB. De esta forma y a lo largo de los años sesenta, setenta, ochenta, noventa y las dos décadas del siglo XXI , la sociedad rifeña contemplaba como las autoridades y las entidades financieras marroquíes daban la bienvenida a sus hijos de visita a su añorada tierra natal para pasar entre los suyos unos días de vacaciones de verano, cuando realmente, la bienvenida era para sus recursos y sus ahorros que reactivaban la economía de la zona y engordaban los balances financieros de las distintos bancos centrales. Las sucursales de estos bancos se esparcían por toda la geografía del Rif donde se colgaban carteles de bienvenida a los migrantes rifeños, al principio llamados trabajadores marroquíes en el extranjero, luego, residentes marroquíes en el extranjero y en los últimos años, marroquíes del mundo en un intento para disimular su discriminación del resto de los clientes y usuarios.

La sospecha del empeño del estado central en “domesticar” la cultura rifeña tradicionalmente insubordinada y la existencia de un plan de ingeniería socio-cultural para conseguir la dilución de lo rifeño en un estado-nación uniforme se confirman tras la histórica revuelta en las provincias de Alhucemas y Nador en 2017. Ya que, a raíz del movimiento social denominado Hirak Rif protagonizado por los jóvenes de las 2 provincias y cruelmente reprimido por “las fuerzas del orden”, incluidas las militares, del estado marroquí, los rifeños y las rifeñas asistimos a una estrategia nunca antes implementada por el Majzén (régimen autoritario marroquí). Simplemente, consistía en levantar el control normalmente ejercido en las costas de Alhucemas y Nador aumentando así el flujo de pateras de la muerte hacia las costas andaluzas. De hecho, existen estadísticas extraoficiales de activistas de la asociación Rala Buya en la orilla norte del mediterráneo que confirman el alto porcentaje de las rifeñas y los rifeños entre los migrantes atendidos por las ONGs humanitarias. Hablamos de un aumento de más del 40% de llegadas de rifeños y rifeñas en pateras si comparamos los datos del año 2017 ( 3.949 personas ) y 2018 ( 9.330 persona), es decir, comprando los años antes y después del Hirak. Se destaca también en los últimos años, la feminización de la migración rifeña ya sea la “irregular” o la contratación de la mano de obra de las mujeres rifeñas para el cultivo de fresa.

En la actualidad existen un debate multidisciplinar en la definición del concepto de “migración forzosa o forzada”. Algunos creen que debería englobar todos los desplazamientos masivos de personas ya que entienden que nadie deja su entorno y su área de confort sino es porque peligra su bienestar e incluso su vida. Otros temen que ampliando tanto el concepto se corre el riesgo de dejar a los refugiados de guerra y víctima de las catástrofes naturales fuera de una protección especial. No obstante, y más allá de terminologías y conceptos sociológicos, no cabe duda de que a 15 kilómetros al sur de Europa existe un pueblo que está sufriendo un genocidio cultural llevado a cabo por un estado incapaz de gestionar su diversidad cultural a causa de una patente ausencia de la democracia.

Para terminar lamento comentar que el protagonista de “Laberintos del inigualable Farid” de khalid El Moulahidh no tiene nada de “inigualable” y que la geografía rifeña está repleta de miles y miles de “Farides”. Algunos podrían contarnos su tránsito por el laberinto de la vida y otros desgraciadamente no, porque el minotauro de la muerte los arrastró hacia las profundidades del mediterráneo.

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