Es y será esta presión la que impida que el partido de la Guerra lleve a cabo sus planes de destrucción.
Por Lucio Martínez Pereda
Los días que pasan sin que ejército israelí de Netanyahu entre a sangre y a fuego en Gaza son una victoria de la opinión pública que ha salido a las calles para protestar contra este genocidio. Es y será esta presión la que impida que el partido de la Guerra lleve a cabo sus planes de destrucción. No olvidemos que la guerra de Vietnam se terminó cuando la presión y las protestas de la opinión pública norteamericana hicieron imposibles continuar los planes de guerra del Pentagono.
Al menos desde la década de los 60 del XX la opinión pública expresada en las calles es uno de los principales actores a los que están sujetos los representantes políticos cuando toman las decisiones que influyen de manera radical en la sociedad: ellos son quienes deciden en los despachos cuando se inicia la guerra, pero la ciudadanía es quien decide cuándo se termina en las calles.
Desde hace una semana se ha evidenciado el clivelaje que más teme el líder político que quiera continuar en el poder: un alejamiento creciente entre los ejecutivos que apoyan al gobierno ultraderechista de Netanyahu y la sociedad que se muestra partidaria de poner fin a los crímenes de guerra cometidos contra la población palestina.
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