Vienen de donde venimos nosotros: de la gente que nunca se dejó doblegar, que nunca dejó pasar el fascismo aunque ello les llevara la vida
Por Isabel Ginés y Carlos Gonga | 9/03/2024
Los hijos que no tendremos
porque falló la memoria…
y se repite la historia,
siempre caen los buenos y cunde la fobia.
[…]
Mami, que nadie recuerda
la guerra de mis abuelos,
y a obrero que se levanta
lo llevan al matadero.
— Gata Cattana.
El pasado 2 de marzo, el colectivo antifascista La Cosa Nostra ofrecía un concierto dentro de su local, por lo que la calle en la que este se encuentra se llenó con decenas de personas, entre las que se encontraban personas mayores y niños, ya que era el primer sábado de Magdalena, las fiestas mayores de Castelló. Unos 20 ultraderechistas nazis, encapuchados y armados con bates y barras de metal, irrumpieron en la fiesta por un lado de la calle, provocando una avalancha humana y agrediendo indiscriminadamente a todas las personas allí presentes, hasta que jóvenes antifascistas les plantaron cara y consiguieron que se fueran. El resultado, gente herida que se contaba por decenas y un joven de 32 años ingresado durante tres días en la UCI, que afortunadamente se está recuperando.
Teníamos claro que esto iba a pasar, que unos señalan y otros ejecutan. Señalan desde sus tribunas o escaños políticos y en consecuencia sus secuaces, que disfrutan con la violencia y con la sangre, ejecutan. Su forma de vida es el odio: odian al diferente, odian a quienes no les conceden vía libre para dar rienda suelta a su intolerancia y a quienes luchan por una sociedad justa y tolerante.
La Cosa Nostra es un ejemplo de lucha, de trabajo y de resistencia. El concejal de Seguridad de vox en el Ayuntamiento de Castelló, Antonio Ortolá, grabando vídeos en los que les señalaba, les puso en la diana. Fue a grabarles un vídeo a la plaza donde los movimientos sociales de izquierda llevan muchos años haciendo sus actos, sus manifestaciones y levantando la voz por sus luchas sin ningún incidente: el barrio les quiere, el pueblo les quiere. La gente del colectivo antifascista es solidaria, nunca causa problemas. Este ultraderechista fue allí, donde celebran sus actos, a señalarles.
Promover la igualdad, la justicia y el antifascismo es lo que hace La Cosa Nostra: son ejemplo de una sociedad que lucha por los derechos humanos. Ayudan al barrio, contribuyen a mejorar la sociedad en la que vivimos. La Cosa Nostra es resistencia contra el fascismo. Cuando nosotros mismos hemos llevado a cabo cualquier acto de memoria histórica han sido de la primera gente que nos ha dado su apoyo. Cuando se les necesitaba en las exhumaciones de víctimas de la represión franquista en el cementerio civil de Castelló estuvieron día tras día ayudando, a pico y pala y sin pedir nada. Han participado en concentraciones del feminismo contra la sentencia de La Manada, han estado parando desahucios, ayudando a compañeros y otras personas que han sido condenadas injustamente. La Cosa Nostra ha estado de forma activa en toda lucha social en que se les ha necesitado.
Su templanza en el antifascismo es un ejemplo para todas y todos. Vienen de donde venimos nosotros: de la gente que nunca se dejó doblegar, que nunca dejó pasar al fascismo aunque ello les llevara la vida. Tanto ellas y ellos como nosotros recibimos amenazas, insultos o señalamientos por parte de gente facha. Damos la cara y ponemos el cuerpo para defender el antifascismo porque venimos de a quienes la morralla fascista llama “el bando de los perdedores” y nosotros, la gente luchadora a la que no sometieron jamás.
Vemos a nuestra gente en sus fotos en blanco y negro, las fosas donde el fascismo intentó enterrar sus ideas, vemos a gente mayor que ha vivido injustas calamidades y sigue en la medida que puede al pie del cañón, a compañeros que fueron presos políticos y se nos hincha el pecho de orgullo. Venimos de la gente que quería un pueblo, una ciudad, una sociedad justa y libre. Venimos de quienes combatían la opresión, la discriminación y la violencia que trae el fascismo. Hemos comentado siempre que el fascismo no tiene cabida en una sociedad democrática, que lo que ocurre aquí en España es anómalo por no haber sido juzgado el fascismo. Lo pudimos comprobar cuando estuvimos en la caída de la cruz de los caídos de Castelló, cuando grabamos a un grupo de negligentes que se acercaron a exhibir su ineptitud haciendo el saludo de Hitler, insultando y amenazando de muerte, tratando de defender un vestigio que simbolizaba a golpistas y sublevados.
Eso es lo que son los nazis ultraderechistas: odio, señalamiento y violencia. La gente antifascista, en cambio, buscamos la justicia, la igualdad y la libertad de todas y todos, desde un punto de vista claramente democrático. Queremos que la sociedad en la que vivimos sea inclusiva, con respeto, con dignidad y con libertad. Queremos que no se discrimine ni se señale a nadie por ser antifascista, por ser de izquierdas ni, más concretamente, por su origen étnico, por su físico, por su género, por su orientación sexual ni por sus creencias políticas. En eso consisten la libertad, la justicia y la igualdad por las que lucha La Cosa Nostra, por las que luchamos nosotros y tantas otras personas que están a nuestro lado.
La intolerancia y la violencia que la primera conlleva no son un camino que alguien en su sano juicio decida tomar. La Cosa Nostra ha sido señalada deliberadamente a través de tribunas y de redes por parte de políticos sin conciencia moral, por ello recibieron hace días este brutal ataque indiscriminado. Habría podido ser mucho peor de lo que fue. Si el mismo golpe con una barra de metal que mandó a la UCI al joven se lo hubiera llevado una persona mayor, una niña o un niño habría podido matarle. Si hubieran empujado con fuerza a una persona mayor y le hubieran tirado al suelo podrían haberle roto los huesos. Aun así, al joven que fue ingresado también podrían haberlo matado o haberle ocasionado daños cerebrales. Hay que ser consecuente con lo que se señala desde un cargo político y, como Antonio Ortolá ha demostrado que no lo es, desentendiéndose del ataque pese a sus señalamientos previos, debemos ser todas y todos conscientes de lo que desde su partido están promoviendo.
El miedo no es algo que vaya con nosotros, sabemos que el fascismo sigue vigente y que determinadas personas lo representan políticamente y lo amparan. La Cosa Nostra, como todos nuestros antepasados, que nos enseñaron la lucha contra el fascismo, a ser antifascistas, a tener dignidad y buscar la justicia, nos enseñó su templanza en la resistencia. Quienes se creen con la potestad de irrumpir armados en una fiesta y sembrar en ella el caos, su intolerancia y su violencia nos tendrán siempre enfrente defendiendo los valores democráticos, los derechos humanos, la justicia y la igualdad. Quienes garantizan su impunidad con una condena de boquilla, también.
Nos tendrán unidas y unidos. Somos la resistencia a su ideología fascista, a su ideología supremacista, a su autoritarismo, a su odio y a su violencia. Cuando se ríen de Guillem, por hablar de un caso reciente, ya que PP y vox eliminaron hace unos días el premio contra los delitos de odio que llevaba su nombre desde 2016, demuestran ante todo su ignorancia: estamos orgullosas y orgullosos de Guillem. Guillem Agulló era un chaval antifascista valenciano al que una banda de neonazis asesinó en el 93 a sus 18 años. Guillem se convirtió en un símbolo de la lucha antifascista que sentía como propia. Cualquiera se debería lavar bien la boca para hablar de una persona que fue asesinada por sus ideas y cuyos ejecutores, excepto uno, tuvieron una patraña en lugar de un juicio y no pisaron la cárcel.
Además, el caso de Guillem Agulló contribuyó a aumentar la conciencia colectiva sobre la existencia de grupos neonazis y la necesidad de combatir el discurso de odio y la violencia asociada a ellos. El hecho de que PP y vox coincidan en eliminar un premio contra los delitos de odio, que además llevaba su nombre, lejos de ser una desgracia, denota que ambos partidos están abiertamente de acuerdo con lo que este premio condenaba. Es una clara manifestación de su tolerancia ante los delitos de odio y ante el fascismo. Nosotras y nosotros seguiremos recordando a Guillem, defendiendo su memoria y viendo cómo se equivocan cuando nos dicen “seréis un Guillem”: ya lo somos porque somos como él, antifascistas. Promovemos la no discriminación, el respeto, la diversidad y la convivencia pacífica en la sociedad.
Nos causa vergüenza ajena que un político señale a gente que lucha por todo ello y haya ocurrido esto como consecuencia. Se veía venir y por suerte no ha sido más grave de lo que ya es. Debemos tener en cuenta lo que está sucediendo: parece que volvamos a estar en los 90, cuando corrías delante de los nazis que te querían pegar. Como hemos dicho, el pueblo está unido en estos momentos, como antes lo ha estado. Lucha unido contra el fascismo porque queremos pueblos y ciudades libres de nazis, libres de violencia y libres de odio. Queremos un país igualitario donde se defiendan los derechos humanos, donde se promuevan la igualdad, la justicia, la dignidad y el respeto hacia todas las personas y todos los individuos de la sociedad. Y la responsabilidad de ello no recae solo en la política, es un compromiso social de toda la gente antifascista.
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