La trampa

Por Jesús Ausín

Érase una vez un hada madrina a la que los dioses tenían en cuarentena por las numerosas quejas de sus apadrinados. Si vuelve a realizar trabajo por conveniencia, le convertirán en mortal. El hada pidió una nueva oportunidad y los dioses se la concedieron.

Entre los juncos del rio, en un claro soleado, mamá cisne encocla sus huevos reposando con sumo cuidado sobre el nido para mantener la temperatura de los futuros polluelos. Ahora parece que ahueca las plumas de uno de los lados. Mamá cisne acaba levantándose. Uno de los polluelos tiene prisa por salir y ya ha horadado su huevo con el pico. Mamá cisne le ayuda y un pequeño polluelo aparentemente desplumado y de color gris emerge. Poco a poco el resto de los huevos, hasta cinco, van repitiendo el proceso. Conforme se van secando, un hermoso plumón blanco aparece en cada uno de las crías. Salvo en la número tres que nació con unas extrañas plumas marrones y negras, que tiene un tamaño algo menor, su pico es algo más puntiagudo y no cesa de piar.

Han pasado unos cuantos días desde el nacimiento y el pobre número tres está cada vez más escuálido, nervioso y no deja de llamar la atención de su madre con un estridente pio, pio que está poniendo muy nerviosa a la cisne, hasta el punto de no darle de comer.

En el nido se ha presentado el hada madrina quien le ha dicho al pobre cisne feo que no se preocupe que pronto acabará siendo un hermoso ánade de color negro, tan raro que todo el mundo querrá venir a verle. Tendrá fama y gloria mundial. Los dioses que vigilan al hada madrina están contentos porque el trabajo del hada es satisfactorio. Aunque en realidad solo ha realizado una promesa y ninguna acción que pueda llevar a ese final feliz. Sin embargo el pequeño número tres, ha cesado en su estridente piar, lo que le ha devuelto la comida de boca de su madre.

En una lóbrega y destartalada cocina, a la luz del fuego del hogar, Cenicienta friega la olla que más tarde pondrá en la trébede y con la que dará de comer a su familia. Tiene las manos rojas, agrietadas y sanguinolentas de tanto fregar. Sus hermanastras están todo el día de fiesta en fiesta mientras ella, lava, friega, barre, remienda y hace la comida. Cenicienta llora porque a ella no le invitan a esas fiestas.

El hada madrina se ha presentado en la cocina y le ha dicho que esta noche acudirá al baile que da el príncipe heredero montada en una calabaza tirada por cuatro ratones y vestida de seda y tul. Ante la incredulidad de Cenicienta que la tomarán por loca si se presenta sentada encima de una calabaza, el hada madrina le ha dicho que convertirá la calabaza en un carruaje y a los ratones en cuatro hermosos corceles blancos. Un gato escuálido, viejo y lleno de arañazos de alguna pelea por una de las gatas, hará de cochero.

Los vigilantes dioses asienten ante las palabras del hada madrina y le comunican que si sigue así, con ese excelente trabajo, pronto dejará la cuarentena.

El pequeño cisne feo se ha convertido en un adulto rechoncho, de cuello infinitamente menor que el de sus hermanos. Sus plumas ahora son marrones y blancas. Navega detrás de su madre junto a la orilla del río. Desde la otra orilla, llega un ruido extraño. Mamá cisne y sus cinco polluelos que ya son adultos, emprenden vuelo. Mamá y cuatro de ellos, uno rasante, apenas se levantan medio metro del agua. El tercero de sus hijos sale volando en dirección al cielo. Se oye un sonido estruendoso y seco y número tres cae empicado hacia el agua. Un cazador le dice a su perro que vaya a recoger el pato. El hada madrina, que habita en casa del cazador, le ha devuelto la vista y suministrado la escopeta a cambio de la renta. Al casero le hacía mucha ilusión de ir de caza.

Vestida de seda roja, Cenicienta se dirige a palacio en un coche de caballos podencos arreados por  un chófer escuálido y demacrado que tiene más pinta de delincuente que de conductor.

Al llegar a la puerta de palacio, el coche es detenido y la Guardia Real le exige al cochero que presente los documentos del carruaje. Cenicienta es sacada arrastras del carro y conducida a los calabozos.

Dos días más tarde, es regalada a un príncipe enemigo como prueba de amistad. Un truhan sin escrúpulos al que el hada madrina ha convertido en príncipe a cambio de su silencio por una debilidad carnal.

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La Trampa

“En España siempre ha pasado lo mismo: el reaccionario lo ha sido de verdad, el liberal ha sido muchas veces de pacotilla”.  Pío Baroja

Llevamos unos días, desde que PSOE y Podemos anunciaron un acuerdo de presupuestos para el 2019, en el que, por una parte, la derecha rancia, los totalitarios fachas como Casado o Rivera y sus palmeros (¿se puede decir palmeros?), los indigentes culturales adoctrinados por la TV y las organizaciones de tratantes como la CEOE, nos advierten de las siete plagas bíblicas que caerán sobre España si una de las medidas estrellas, la de elevar el SMI hasta los 900 euros, se aprueba. Nada que no hayan dicho ya a lo largo de la historia. Lo mismo que dijeron cuando se aprobó la ley que reconocía la jornada laboral de 8 horas, las vacaciones pagadas o el mantra por el que nos han dejado sin derechos laborales, por el que han invertido la relación empresaurio

trabajador, de manera que aquellos se han forrado durante la estafa que llamaron crisis y los trabajadores han descendido al sótano en el que tener trabajo ya no te aleja de la pobreza, ni del peligro de acabar desahuciado, comiendo en un comedor social o teniendo que llevar a tus hijos a que los abuelos les den de comer y cenar. En la otra parte, formaciones de izquierda, activistas laborales y sindicatos nos advierten de que el acuerdo no es nada del otro mundo pero que es un principio de gran valor coyuntural.

Algunos, como Juan Carlos González Caldito, en un excelente análisis escrito en iniciativa debate, nos contaba como para que el acuerdo sea posible, además del PSOE y de Podemos, necesitan a las fuerzas que votaron la moción de censura de Sánchez y sobre todo la llave que ahora tiene Esquerra Republicana de Catalunya quién exige que el Gobierno de Sánchez Castejón, que es quien nombra al fiscal general del Estado, le haga ver a este la conveniencia de un cambio de criterio en la acusación de los presos políticos para que estos puedan abandonar la cárcel, al menos hasta que se celebre el juicio (si es que finalmente se celebra y no acaba siendo todo sobreseído ante las irregularidades detectadas en el procedimiento y la presión de la UE y las organizaciones como Amnistía Internacional que solicitan la libertad  de los “jordis”).

El PSOE no es de fiar. Es un socio traicionero. Y Sánchez se ha demostrado como un tipo bastante más listo de lo que algunos apostaban. Sobre todo porque es de esas personas que da la razón a todo el mundo y acaba haciendo lo que realmente le interesa. Y hay pistas más que suficientes para pensar que este pacto estaba muerto antes de empezar y que, en realidad su firma por parte del PSOE es puro paripé para ganar adeptos. Ellos siempre podrán decir que los presupuestos no han salido adelante por culpa de Esquerra Republicana, quiénes tendrán que justificar su decisión ante sus votantes. La primera pista es que cuarenta y ocho horas antes de la escenificación del pacto, las posiciones de Iglesias y de Sánchez estaban tan alejadas como una patata de una manzana reineta. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo está bastante más cercana a las posiciones del PP que a las de Podemos (ella fue la que pactó con Soraya Sáez de Santamaría el 155), al igual que el PSOE en Andalucía, donde llevan desgobernando de la misma forma, con la misma intransigencia, chulería y chabacanería que el PP en Madrid o Galicia. Por no hablar de las mismas corruptelas. Borrell es un representante duro del setentayochismo. Su chulería en la Comisión Mixta Congreso-Senado para la UE, apostando a que los de Esquerra son unos bandarras insignificantes que acabarán votando los presupuestos a pesar de sus “bravuconadas”, no es sino una provocación para impedir justamente el acuerdo. Además Sánchez se ha demostrado en estos meses de gobierno como un tipo sin interés por reformar los desmanes antidemocráticos del partido condenado por corrupción que ahora dirige Casado. Podría sin ningún esfuerzo derogar la prisión permanente revisable hasta que se pronuncie el TC. Sin embargo nada se ha hecho al respecto. No solo no se ha intentado reformar la ley Mordaza, sino que siguen apostando por las devoluciones en caliente a pesar de la condena de Estrasburgo por estas prácticas. Afirmaciones como “Vienen personas golpeando las ventanas de su casa y ustedes las cierran. ¿Quién es el violento?”, son más propias de un crápula como Casado que de un representante de un gobierno “socialista”.

Y hay pistas más que suficientes para pensar que este pacto estaba muerto antes de empezar y que, en realidad su firma por parte del PSOE es puro paripé para ganar adeptos.

Hace unos días el Ministro Borrell, ese que fue sancionado por la CNMV por vender acciones de Abengoa, supuestamente con información privilegiada, cesó al cónsul honorario de Grecia en Barcelona por asistir a La Diada. Sánchez quiere llevar a los tribunales la reprobación del Rey en el Parlamento Catalán. Acciones destinadas a seguir cabreando al personal en Catalunya. Acciones destinadas al bloqueo de los presupuestos.

Ya lo decía Fernández Vara el otro día en La Cafetera de Radiocable, que no pasa nada por tener que seguir la legislatura con unos presupuestos prorrogados. Pero no dijo que estos vienen del partido que nos quitó todos los derechos, que ha dejado la Sanidad pública sin recursos, la educación sin centros mínimamente habitables en los que dar clase y sin suficientes profesores; reduciendo las pensiones y los subsidios como el paro, hasta convertirlas en limosnas. Lo que significa que ni habrá subidas salariales, ni revalorización de las pensiones, ni bono eléctrico, ni financiación para la lucha contra la violencia machista, ni becas, ni rebajas de las tasas universitarias. Nos quedaremos sin que las empresas paguen al menos el mismo porcentaje de impuestos que un trabajador con un salario anual de 20 000 euros (el 15 %), sin limitar el pago en billetes de cantidades superiores a 1000 euros para evitar el blanqueo de esos empresaurios listillos o que el Ayuntamiento de Valdorros tenga que hacer el arreglo de 300 metros de carretera en tres años, porque a pesar de su superávit, no puede gastárselo en un solo ejercicio para no superar el límite establecido por el amnistiador fiscal Montoro.

A pesar de que soy siempre el portador de aquello que muchos no quieren oír, y que mi consejo es no lanzar las campanas al vuelo en el tema de presupuestos porque tengo la sensación de que, como todo en el gobierno de Pedro Sánchez, solo es lo que en el cine llaman Makeup y en mi pueblo, humo, siempre existe la posibilidad de que un servidor esté equivocado y que todo sea tan real como es posible en política.

Aunque, cuando una tierra está llena de cizaña, la única solución es quemar el sembrado para que no vuelva a germinar. Y en España otra cosa no, pero cizaña la hay por doquier, aunque nos quieran pintar el trigo y ocultar las malas hierbas, estas siempre acaban traspasándonos su veneno.

El PSOE no es de fiar. Es un socio traicionero. Y Sánchez se ha demostrado como un tipo bastante más listo de lo que algunos apostaban.

La esperanza es lo último que se pierde. Como decía Otto Von Bismark «España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentado destruirla y no lo han conseguido». Quién no se consuela es porque no quiere, amigas.

Salud, república y más escuelas.

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