La tortura: una herida histórica abierta

Ander Iriarte (izquierda), director de Karpeta urdinak, documental sobre la investigación de la tortura que Paco Etxeberria (derecha) coordinó en la CAV. IKER AZURMENDI

“Mientras cambiaban muchas cosas, en Interior no se tocó ni un papel, y la tortura se perpetuó”

Por Noticias de Navarra

Karpeta urdinak es el título de un documental estrenado en la última edición de Zinemaldia, que explica la dimensión cuantitativa y cualitativa de la tortura, y la herida abierta que dejó en la CAV. Reunimos a su director Ander Iriarte, y a Paco Etxeberria, subdirector del Instituto Vasco de Criminología, que en 2017 concluyó una investigación encargada por el Gobierno Vasco, sobre la que versa este documental. Nuestro lugar de encuentro es la Sociedad de Ciencias de Aranzadi, en Donostia, presidida por el propio Paco Etxeberria, que a su vez es asesor del secretario de Estado de Memoria Democrática. Comenzamos preguntando por lo que ha supuesto la tortura en el pasado reciente de Hego Euskal Herria.

–Paco Etxeberria: Cuando hace años se hablaba del diseño de un plan de paz, de la mano del Gobierno Vasco, parecía ineludible abordar también el capítulo de la tortura. Había conciencia absoluta, no solamente en las autoridades, sino en toda la sociedad vasca, de que era una realidad que se había producido entre nosotros. Nos asignaron al Instituto de Criminología la responsabilidad de hacer una investigación para medir los datos. Para abandonar eufemismos como que había sido más que esporádica. Esta expresión estuvo en boca de autoridades, relatores de Naciones Unidas, obispos… La otra era que había un manual para perjudicar los intereses de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Eso ya no se lo cree nadie. Hace muchísimos años leí algo de Amnistía Internacional, que decía que la humanidad se divide en dos partes. Los que dicen no me puedo creer que se torture a la gente, y los que dicen no me lo quiero creer. Como ha habido mucho encubrimiento, de todo tipo de autoridades, medios de comunicación, etcétera, se ha perpetuado la situación hasta 2014.

–Ander Iriarte: Los números que estamos manejando son escandalosos. La sociedad durante mucho tiempo callaba. Ante una pintada, un cóctel molotov… pero por suerte, y con apoyo institucional se rompió el silencio, y empezaron a aflorar las historias de un tipo de violencia. Las de ETA están cuantificadas. El resto no tiene todavía ese colchón social para hablar, y al no hacerlo, se producen paradojas, como en casa, donde mi padre ni siquiera pensaba que lo que le había pasado a él era tortura. Ha sido un proceso que entienda que fue torturado aunque no le hicieran la bañera. Cuando vi los resultados de la investigación, la dimensión de aquello, me quedé impactado. ¿Cómo puede una sociedad estar mentalmente sana sin hacer una terapia colectiva sobre lo que ha pasado aquí? Los casos salen como setas. Yo no sabía que en mi equipo habitual de rodaje, de diez personas, cinco tenemos familiares torturados. Este es el problema.

–Paco Etxeberria: A los más de 4.000 ejemplos que nos salieron en la investigación para la Comunidad Autónoma Vasca, se han acumulado varios centenares más, de gente que en su día no se atrevió, cada uno necesita su tiempo. Hay personas que no han querido sumarse al proyecto por dudas y miedos. Por ejemplo, que viven en el extranjero y temen que pudiesen tener algún tipo de perjuicio. Si sumamos ejemplos de navarros torturados en la CAV o detenidos en otras circunstancias, probablemente sean otros mil más. En el proyecto en la Comunidad Foral de Navarra, desde 1960 hasta el 78, nos salieron doscientos. Recientemente se ha retomado la investigación a partir de 1979. Ya no la dirijo, pero se está utilizando la misma metodología y prácticamente el mismo equipo, con más implicación de gente navarra.

–Ander Iriarte: Cuando hablamos de 5.000 casos sobre 20.000 detenidos conocidos, estamos bastante a la baja. Euskal Memoria tiene cuantificadas 17.000 detenciones, y como muchas no fueron registradas, estima que en total rondarían las 40.000. Cuando vi el informe de Paco pensé que con ese trabajo ya nadie podía negar que la tortura había sido sistemática. Y que por lo tanto iba a haber una reivindicación popular a favor de reparaciones, reconocimientos e incluso una línea clínica en Osakidetza de trauma tras tortura. ¿Por qué cada paciente tiene que pagarse su propia reparación en una consulta privada? Parece que el informe es el fin, cuando debería ser el principio. ¿Cómo hacemos que la gente pueda ver el trabajo realizado y le pueda llegar? Ese es el objetivo del documental.

–Paco Etxeberria: La mayoría de las conferencias sobre estos temas hablan de Uruguay, Honduras… pero no se quiere hablar de lo mismo aquí. Hubo personas que se atrevieron a denunciar y sobre ellas hubo actuaciones totalmente vengativas. Colocación de bombas, por ejemplo. Hay un debate que no tiene sentido ni en medicina ni en psicología. Cuando una mujer es maltratada en la violencia de género no hay una graduación del maltrato. O es o no es. Sin embargo, en el terreno de la tortura se han ido haciendo matizaciones, quizá con la necesidad de poder establecer las penas. Pero para un psicólogo o un médico eso no tiene sentido.

–Ander Iriarte: No era lo mismo caer víctima de la tortura trabajando en Berria, y cómo podía responder la cabeza frente a la violencia con la que arremeten, que tal vez una persona que le hiciesen exactamente lo mismo, que vivía en la clandestinidad y que llevaba meses preparándose para eso. Por lo tanto, no puedes cuantificarlo en el número de hostias.

–Paco Etxeberria: Tras el caso de Mikel Zabalza hubo una disminución clara de las denuncias por inmersión en agua. En los años ochenta se produjeron las primeras condenas ratificadas por el Supremo. Esto fue posible porque había marcas. A partir de ahí alguien diría: no dejéis marcas. No faltaron también forenses que dijeron se ha podido caer por las escaleras, o como decía Rodríguez Galindo, cuando van a ducharse hay un baldosín suelto. Con lo cual algunos jueces dijeron: oiga, arreglen el baldosín.

–Ander Iriarte: Les obligaban a muchos a decir que habían matado a Manolete. Los jueces en Madrid decían: hombre, otro que ha matado a Manolete. Eso lo contó Jon Arretxe en su libro, como una marca de identidad de Intxaurrondo.

–Paco Etxeberria: ¿El caso de Unai Romano de 2001? Yo intervine, y mi informe no prosperó como consecuencia de otro informe que hicieron algunos forenses de Madrid que decían que él se golpeó una sola vez contra una pared. Podría demostrar en cualquier reunión científica y forense que eso es un disparate. Tuvo un hematoma que luego se le encapsuló y necrosó y le tuvieron que operar. Ha pasado más veces, golpes con el listín en la cabeza, pum, pum, pum, la sangre no se reabsorbe y en fin. Creo que mucha gente sabe que esto ha pasado, pero conlleva enfadarse con otros colegas, funcionarios públicos. Cuando se descubrió el caso de Lasa y Zabala, y no sabíamos quién había sido, el 100% de las autoridades dijeron que eso era un crimen intolerable y quien lo había hecho un criminal. Una persona a la que le han pegado mucho o poco es una víctima, le asisten una serie de derechos, y cuando te interesas por atenderlos, te salen con cosas como la equidistancia o que estás haciendo el caldo gordo… ¿No nos damos cuenta de que las víctimas, desiguales en origen, si en algo se igualan es en derechos?

–Ander Iriarte: En el documental de Gesto por la Paz alguien comentaba: Lo de ETA es terrible. Pero es que los asesinatos del GAL, aunque menos, fueron mucho peor, porque los hicieron con la herramienta del Estado.

–Paco Etxeberria: Funcionario público, con dinero público y el conocimiento de las autoridades. Es el ejemplo de Lasa y Zabala, ahí se descubrió.

–Ander Iriarte: España tiene firmado el Estatuto de Roma, donde se habla de los derechos que tiene que cumplir. Un crimen de lesa humanidad incluye la tortura. Un caso aislado a una persona no lo es, pero contra un colectivo por su ideología o actividad política sí. Pongámonos en lo peor, que todos los torturados eran miembros de la organización. Esa organización se ha de perseguir con el apoyo de la ley, juzgar y encarcelar a sus miembros, y utilizar todos los mecanismos del Estado. Pero si contra ese colectivo utilizas la tortura, según ese Estatuto, ¿no estaría cometiendo el Gobierno de España un crimen de lesa humanidad? Y ahí está el problema para mí. El Estado ha cometido tales crímenes y en tal número, que no puede permitirse abrir ni una raja del melón, porque empezar a reconocer una grieta puede dar pie a que el melón se parta. Y como sea así, habrá que depurar muchas responsabilidades. No es casualidad que tengamos la Ley de Secretos de Estado más oscura de toda Europa, la que más años tiene. Estas son las consecuencias, a mi parecer, de tener un Gobierno que viene de donde viene.

–Paco Etxeberria: Algunos de esos temas se hubieran podido cortar. Bastaba que algunas autoridades, como gobernadores civiles, hubieran sido un poco más enérgicos sobre el particular. Que alguien en alguna reunión hubiera dicho en lo sucesivo, absteneos de esto. Ahora, si la consigna era para el lunes me tenéis que resolver este asunto… Otro ejemplo. Unos estudiantes de Medicina en Zaragoza fueron torturados por ser militantes del Partido Comunista . Y cuando les torturaban les decían: vosotros un día mandaréis en este país, pero yo seguiré siendo policía. Años después, como publicó El País, uno de estos médicos, Mikel Azkue, denunció que quien les había torturado había sido nombrado comisario general de Información. Mientras que en otros departamentos o ministerios se cambiaron muchas cosas, en Interior sabemos que no se tocó ni un papel. Y eso se perpetuó, siguió funcionando.

–Ander Iriarte: En siete de las diez condenas que tiene España del Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no investigar tortura, el juez instructor era Grande-Marlaska, actual ministro del Interior.

–Paco Etxeberria: Yo pongo ejemplos que he vivido. El juez decano de San Sebastián envió un escrito a las policías en Gipuzkoa, para decirles que si se producían malos tratos en las comisarías la obligación era denunciar a los compañeros. Se montó un follón con el Consejo General del Poder Judicial de mucho cuidado. El juez decano tenía conciencia plena de que unos encubrían a otros. Como el caso de la jueza Elisabeth Huertas en Bilbao con el caso Linaza, donde era evidente la tortura. Hemos andado así.

–Ander Iriarte: Hace poco absolvieron a Garikoitz Azpiazu de un atentado en Bilbao, que había firmado que había cometido. Ahora la pregunta es: ¿por qué firmó? ¿Cuáles fueron las circunstancias que le llevaron a firmar? La obligación es investigar.

–Paco Etxeberria: Eso ha ocurrido muchas veces. El ahora vas a denunciar a otra parte, esto no es de mi competencia; cuando es tu detenido.

–Ander Iriarte: Hubo un momento en que las torturas subieron muchísimo en la Ertzaintza. Desde que recibió las competencias de antiterrorismo y pudo aplicar la lacra del periodo de incomunicación. Si el Gobierno Vasco ha hecho un informe oficial en el que reconoce que la propia Ertzaintza ha torturado, habrá que hacer algo al respecto, ¿no? Un reconocimiento público, ver quién ha hecho qué. Y depurar responsabilidades.

–Paco Etxeberria: La incomunicación dio un espacio de impunidad completo. ¿Hay mayor empatía sobre la necesidad de avanzar en memoria democrática y reparación en este Gobierno? La respuesta es sí. Porque empiezan a surgir investigaciones en mundo de la universidad: En Oviedo, Barcelona, Madrid… sobre malos tratos y torturas. También el historiador David Ballestar acaba de publicar Las otras víctimas, con casos de la Transición. Eso yo creo que va a crecer.

–Ander Iriarte: Voy a hacer un ejercicio de entender el punto de vista del otro. El contexto tampoco es fácil desde España. Sé que hay que romper muchas barreras complicadas. El juez Tomás y Valiente vino a decir que en la lógica del tiro en la nuca, del secuestro, asesinato o coche bomba, el mayor mal es la tortura, porque la ejerce un Estado y degrada al sistema.

–Paco Etxeberria: Publicó un libro sobre la tortura.

–Ander Iriarte: ¿Y sabes qué es lo que me pone de más mala hostia, con perdón de la expresión? Que lo publicó y a las dos semanas miembros de ETA se lo cargaron. Si a una persona que estaba diciendo que había que investigar la tortura, ETA se la cargó, no generas un entorno para ello. Hago ese ejercicio de empatía, pero un Estado tiene que estar por encima de eso.

–Paco Etxeberria: Jiménez Villarejo, que fue fiscal anticorrupción, junto con el juez decano de Barcelona, fueron expedientados por la Administración de Justicia como consecuencia de unos casos que ellos investigaron en Barcelona, y los degradaron laboralmente. Quisieron mover algo objetivo, que habían visto, y el propio aparato se lo reprochó severamente.

–Ander Iriarte: Esto ha sido tan grande, tan bestia… Aquí se ha puesto que unos hicieron unas animaladas y los otros algún caso más que esporádico. Pero la dimensión es tan grande… Por ejemplo, de los cinco casos más conocidos de mi pueblo, que los sabe hasta el apuntador, solo dos están en el informe. Tenemos un problema tan grande, que se morirán muchos sin resolverlo. Eso espero que no supure. Y creo que el conflicto se habría acabado antes si la tortura no hubiera estado. Retrasó muchísimo.

–Paco Etxeberria: Gente que huyó por tener una tontada, que igual si no hubiera existido la tortura se podía haber despejado ante un juez, pero por ese miedo… De mi clase hubo quien desapareció por una pintada, y dos años más tarde no reconocías a la misma persona que estaba contigo en el pupitre.

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