De que no hay voluntad de volver atrás no cabe duda alguna, pero al producirse una sustitución tan rápida y sin políticas apropiadas al acoplamiento de su implantación, el inminente desastre social está asegurado.
Por Remedios Copa
Las declaraciones realizadas por el magnate inmobiliario Tim Gurner en The Australian Financial Review Property Summit han causado un revuelo mundial.
El CEO propone despidos masivos para frenar la arrogancia de los trabajadores y afirma que «a los trabajadores se les paga demasiado y que los despidos masivos podrían frenar su arrogancia y mejorar la productividad». Está considerado como el verdugo de los trabajadores australianos pero no se puede negar que es también una amenaza para la fuerza laboral global. ¿Cómo se podría considerar de otra manera a quien asegura que es necesario “ver dolor en la economía” y que “los empleados deben recordar que trabajan para sus jefes, no al revés»?. Y para ello Gurner considera que la mejor forma de someter a los trabajadores son los despidos masivos. Su propuesta considera necesaria una subida de la tasa de desempleo que oscile entre el 40 o 50% para corregir la arrogancia de los trabajadores y así lo argumentó en la Cumbre de la Propiedad Financiera.
Otro CEO, Sam Altman, de OpenAI, (Empresa creadora de ChatGPT), tiene claro que los empleos serán sustituidos por la Inteligencia Artificial. Coincide en su estimación con muchos otros dirigentes de empresas tecnológicas y está en contra de los empresarios que afirman que la IA no perjudicará al empleo.
En opinión de Altman “hay puestos que van a desaparecer y punto” y viene a desbaratar la falacia de que la IA va a ser positiva y mejorar nuestra calidad de vida y nunca va a sustituir a nadie; o lo que afirman los defensores de que todo en ella es bueno porque que si se destruyen unos se crearán otros. Claro que se crearán algunos otros puestos que ahora no existen, pero serán pocos y no aptos precisamente para los actuales trabajadores que serán sustituidos por la IA.
De que no hay voluntad de volver atrás no cabe duda alguna, pero al producirse una sustitución tan rápida y sin políticas apropiadas al acoplamiento de su implantación, el inminente desastre social está asegurado. En junio, Gray &Christmas atribuía a la IA la pérdida de 4.000 puestos de trabajo.
Algunas estimaciones sobre la repercusión de la IA en el empleo en España apuntaron a la cifra del 24% de los puestos de trabajo que resultarían afectados en los próximos años.
Goldman Sachs ya había previsto en marzo la pérdida de 300.000.000 de empleos debido a la implementación de la tecnología y animó a sus clientes a apostar por ella porque podría aumentar el PIB en un 7%.
Según las estimaciones de la propia OpenIA señala en un informe, las profesiones de traductores e intérpretes se verán afectadas en un 76% por la exposición a GPT, que puede sustituir gran parte de sus tareas. También tienen posibilidades de verse afectadas las actividades de programación y de conocimientos lingüísticos, mientras que las profesiones que requieren de conocimientos científicos e impliquen el pensamiento crítico tienen menor probabilidades de verse afectadas por el desarrollo de la IA, serán las profesiones de mecánicos de autobuses, cocineros y atletas las que, a priori, no se verán expuestas a la influencia GPT.
Frente a una situación de propuestas como la de Tim Gurner, “”sensibilidades” como la de Goldman Sachs y la realidad que Sam Altman denuncia, se requiere una toma de conciencia por parte de la ciudadanía en general y de la fuerza laboral en especial para reconducir el cambio social y el desarrollo de la IA de forma acompasada y justa; de lo contrario, el sufrimiento impuesto por la miseria y la marginación no solo afectará a unos pocos e incluso, de una u otra manera, las consecuencias se harán sentir para todos.
En una entrevista reciente, Noam Chomsky declaraba con respecto al momento que vivimos actualmente y al porvenir que se avecina: “Mi infancia , por ejemplo, fue un período mucho más sombrío que el actual. Pero en la década de 1930 había confianza en los movimientos sociales. Estaba la organización del Congress of Industrial Organizations, había presiones para poder desarrollar las medidas del New Deal. Se vivía una esperanza generalizada. De hecho es interesante comparar el período de entonces con el de hoy”. “Había un lugar para la esperanza. En primer lugar estaban comprometidos con las cuestiones políticas. Tenían una animada vida social y cultural, sobre todo en torno a los sindicatos, que eran el centro de actividad cultural, de organización del tiempo libre, y de otras actividades”.
Trasmitían la sensación de que “de alguna manera saldremos de esta”.
También en aquel tiempo, sobre Europa, se expandía la sombra tenebrosa del fascismo, añade Chomsky. Es para reflexionar y tratar de hacer frente a la sensación actual de que estamos perdidos, que ya no hay nada que hacer, de que “no podemos hacer nada”. Pero si no reaccionamos es cuando realmente estamos perdidos. Y como señala Chomsky, el papel de los sindicatos de trabajadores es fundamental para cambiar el rumbo de las cosas.
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