Aghavno es el primer pueblo al ingresar al territorio de Nagorno Karabaj. Es un valle profundo donde se despliegan hileras de viviendas con tejas rojas. Después de la última guerra, los puestos militares de Azerbaiyán se instalaron sobre las altas colinas y el pueblo fue rodeado.
Por Beatriz Arslanian / France 24
La guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el control del territorio de Nagorno Karabaj en 2020 ha dejado puertas abiertas que aún son objeto de pujas entre ambos países. El enfrentamiento bélico impuso efectos devastadores para Armenia, como la pérdida de más del 70% del territorio de Nagorno Karabaj, el desalojo de 40.000 habitantes, la muerte de alrededor de 5.000 soldados y el cautiverio de centenares de prisioneros de guerra en Bakú.
El acuerdo que puso fin a esta guerra, firmado el 9 de noviembre de 2020 por el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, bajo la mediación de Vladimir Putin, planteó fechas de entrega de pueblos armenios a la parte azerí y el acceso de un regimiento de 2.000 soldados pacificadores de Rusia, con la misión de velar por la estabilidad de la región.
Actualmente, sus puestos militares interceptan la ruta con un despliegue de artillería, vehículos blindados y defensa antiaérea desde la ciudad armenia de Goris hasta Stepanakert, la capital de Nagorno Karabaj. En este tramo, el corredor Berdzor-Lachin, un cruce de 5 kilómetros custodiado por las fuerzas rusas es la única conexión terrestre con Armenia.
En la lista de regiones armenias que debían ser entregadas a Azerbaiyán en virtud del acuerdo tripartito, se menciona Berdzor, localidad donde se encuentra el pueblo de Aghavno. Sin embargo, esta aldea no fue desalojada: sus habitantes aún permanecen allí y desde entonces se resisten a desalojar el pueblo. Desde hace un año y medio, la aldea es una suerte de enclave en medio de territorios que han dejado de estar bajo control armenio.
Aghavno es el primer pueblo al ingresar al territorio de Nagorno Karabaj. Es un valle profundo donde se despliegan hileras de viviendas con tejas rojas. Después de la última guerra, los puestos militares de Azerbaiyán se instalaron sobre las altas colinas y el pueblo fue rodeado. Su hendidura se convirtió en una desventaja geográfica, ya que las tropas azeríes comenzaron a controlar todo lo que ocurre en el pueblo desde posiciones en altura.
Los primeros habitantes de Aghavno fueron repatriados en 1992, después de la primera guerra de Nagorno Karabaj. Como resultado de las batallas, que culminaron con un cese al fuego firmado en 1994, los territorios fueron liberados por los armenios.
De este modo, se puso fin a la decisión arbitraria de Joseph Stalin de incluir esta región en la República Soviética de Azerbaiyán en 1921. A partir de la repoblación armenia, se implementaron programas de desarrollo del pueblo, como la construcción de viviendas y el impulso de la actividad económica.
Hoy, Aghavno cuenta con alrededor de 50 casas distribuidas entre sus 170 habitantes. Incluso luego de la última guerra, el pueblo ha acogido a familias desalojadas de otros pueblos tomados.
¿Se acerca el fin?
El acuerdo de cese de las hostilidades planteó el establecimiento de una carretera alternativa a la actual que asegure una conexión segura entre Armenia y Nagorno Karabaj en un plazo de tres años desde su firma.
En ese marco, el corredor Berdzor-Lachin sería transferido al control azerí. A su turno, Azerbaiyán ya ha comenzado a construir esta vía “para los armenios”. Sus medios de prensa informan sobre el continuo avance de una obra de ingeniería de dos carriles de 32 kilómetros de largo que comenzaría a funcionar a finales de año. Esta carretera saltearía a Aghavno que, como consecuencia, pasaría a formar parte del territorio supervisado por Azerbaiyán.
El Gobierno de Armenia no emitió palabra sobre el tema hasta finales de junio. En una conferencia de prensa, el primer ministro Nikol Pashinian confirmó el reemplazo de la carretera Berdzor-Lachin y el desalojo del pueblo de Aghavno.
“Los territorios que no estén comprendidos dentro de la frontera del Oblast Autónomo de Nagorno Karabaj pasarán bajo control de Azerbaiyán”, manifestó. A su vez, aseguró que el Gobierno de Nagorno Karabaj resolverá los problemas de vivienda de los residentes del pueblo.
Ante estas declaraciones oficiales, que confirmaron los rumores de nuevas pérdidas de tierras, el alcalde de Aghavno, Antranik Chavushian, respondió: “No nos iremos. Mientras más nos persigan, más nos arraigamos. Los azeríes y los rusos nos dicen que esta tierra está entregada y que no podemos vivir aquí. Yo los ignoro”.
“Prefiero morir antes que entregarlo a los azeríes»
Gran parte de los habitantes del pueblo reconocen a Chavushian como su líder y aseguran que sin sus instrucciones precisas no habría sido posible mantener el control de la aldea en el periodo de la guerra. Desde hace un tiempo, Chavushian revela su desconfianza frente a los Gobiernos de Armenia y Nagorno Karabaj, fundamentalmente porque considera que ninguno es claro con el destino que le depara a su pueblo.
“Prefiero morir antes que entregarlo a los azeríes. La muerte consciente es inmortalidad. ¿Por qué se lo vamos a dar? ¿Hasta cuando la sangre derramada será de los armenios?”, cuestionó el alcalde.
En este contexto, el Gobierno armenio avanza en el proceso de un acuerdo de paz con Azerbaiyán, que normalizaría las relaciones mediante el restablecimiento de las comunicaciones y el desbloqueo del transporte.
Hasta el momento, las autoridades armenias no han provisto detalles sobre las negociaciones. Sin embargo, en cada encuentro de mandatarios (Sochi, 26 de noviembre de 2021; Bruselas, 6 de abril y 22 de mayo de 2022) o de ministros de Asuntos Exteriores; mediados principalmente por Rusia o el Consejo Europeo, se reafirman las intenciones de “continuar el proceso para establecer la paz en la región”.
En la primera de estas reuniones trilaterales, las partes acordaron la creación de una comisión de demarcación y delimitación de fronteras, que ya ha dado inicio a este proceso a finales de abril.
El primer ministro armenio sostuvo que “la alternativa a la agenda de paz es una nueva guerra” y ha escapado al compromiso de definir la condición de Nagorno Karabaj. En un discurso reciente en la Asamblea Nacional advirtió que la comunidad internacional solicita “bajar la vara del estatus de Nagorno Karabaj”.
El significado de esta expresión no ha sido claro para vastos sectores políticos y sociales, quienes consideran que cualquier cambio en su estatus implicaría una amenaza para su condición de república autoproclamada independiente.
Como respuesta a esta declaración, las fuerzas políticas opositoras, acompañadas de miles de ciudadanos, han encabezado movilizaciones desde el 23 de abril para exigir la dimisión de Nikol Pashinyan, y manifestarse en contra de la normalización de las relaciones con Azerbaiyán y Turquía, en un contexto que consideran ruinoso para la parte armenia.
En estas circunstancias, en las que aún no son claros los puntos de negociación entre los gobiernos de Armenia y Azerbaiyán, ni las voluntades de los entes mediadores, el pueblo de Aghavno se encuentra sumido en un panorama incierto donde tambalea la perspectiva de futuro de los habitantes. En su cotidianeidad, los pobladores prefieren no hacer referencia al peligro reinante y continuar resistiendo en sus tierras.
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