La resistencia antifascista de Primo Levi y su testimonio del horror en el campo de la muerte

Los regímenes totalitarios son crueldad, son deshumanización y desprecio por la vida humana: implican el pisoteo de los derechos humanos

Por Isabel Ginés y Carlos Gonga

No hay demasiada gente que haga tanto honor al término de resistente antifascista como Primo Levi, escritor y químico judío, y los compañeros que tuvo en un campo nazi de la muerte al que sobrevivió. Sus obras son trascendentales y muy necesarias porque arroja un rayo de luz en la oscuridad, nos plantea los problemas que derivan del fascismo y nos habla de la resistencia en circunstancias cruelmente duras.

En octubre de 1939 se inició la Segunda Guerra Mundial, que se extendió hasta septiembre de 1945. En su transcurso, Levi se unió en el norte de Italia a un grupo de partisanos, combatientes comunistas y anarquistas organizados en guerrillas que luchaban en las montañas contra el fascismo. En diciembre de 1943 fueron apresados por las fuerzas fascistas italianas, aliadas de la Alemania nazi, quienes los entregaron a los nazis por ser todos ellos judíos. El antisemitismo, el odio y la hostilidad hacia los judíos, era un pilar de la radical ideología fascista del partido de Adolf Hitler.

Primo Levi entró en Auschwitz en febrero de 1944. Pasó un año en el campo de exterminio en condiciones aberrantes e inhumanas. Cuando el campo fue liberado en enero de 1945 por el Ejército Rojo, formado por las fuerzas armadas de la Unión Soviética, Levi fue uno de los más de 7.000 prisioneros que pudieron escapar del campo de la muerte. Por aquel entonces, otros 1,1 millones de presos habían sido asesinados dentro del complejo.

Levi volvió a Italia, a su Turín natal. Retomó su carrera como químico, pasó tiempo con su familia pero nunca pudo, como él mismo reconoció, tener una vida normal: tenía miedos, pesadillas, un trastorno postraumático y no pudo volver a ser totalmente libre.

Primo Levi se enfrentó a la muerte de manera voluntaria al caer por una escalera de su casa de Turín, en 1987, pero su legado es y será eterno, como también sus enseñanzas. Una de sus obras más relevantes y que debería ser de lectura obligatoria es “Si esto es un hombre”, un relato donde cuenta su propia experiencia, tan dura y tan inhumana, en el campo de la muerte. En ella narra la crueldad deshumanizante del régimen nazi, la falta de humanidad que les recibió en Auschwitz, la aniquilación de los derechos humanos y las atrocidades del holocausto de las que fue testigo.

Entre las muchas lecciones de este libro, una de las esenciales es la importancia de recordar, de conocer y de saber lo que pasó. Levi explica en su obra por qué los testimonios de las personas que pasaron por los campos nazis o sus escritos, custodiados por sus familiares, son de vital importancia; comenta que la preservación de la memoria de las personas que pasaron por allí sirve para que las generaciones futuras sepan lo que pasaron, lo que ocurrió y puedan así garantizar que no vuelva a ocurrir. Siempre existe un peligro de que esto vuelva a ocurrir, de que se repita la historia, especialmente si se sigue un camino similar.

También nos enseña lo valiosas que son la solidaridad, la amistad, la empatía y la ayuda. Nos hace ver cómo los presos de los nazis en Auschwitz, en situaciones horribles y deshumanizadas, se ayudaban entre sí para poder sobrevivir; cómo el apoyo entre prisioneros de una realidad desesperada era esencial para subsistir y resistir a los horrores que enfrentaban cada día. Levi narra cómo, a pesar de todo cuanto sufrían, se mantenían fieles a sus principios y a sus valores: tenían muchos dilemas morales pero siempre prevalecía su ética por encima de todo.

Otra lección muy importante que nos traslada Primo Levi es el valor de la resistencia: cómo, pese a las palizas que recibían, pese a ver a sus compañeros pasar por cámaras de gas, pese a ver a niños que enfermaban y morían, pese a todos los horrores que veían, el espíritu humano siempre busca resistir. Levi habla sobre la capacidad de resistencia que tenemos, sobre la importancia de la supervivencia de una víctima en tales condiciones para poder contar lo que vivió.

Además de contar todas las atrocidades que vio, el dolor que experimentó, el sufrimiento humano propio y ajeno, Primo Levi también habla en “Si esto es un hombre” sobre cómo cualquier forma de totalitarismo, como el perpetrado por el régimen nazi del que fue víctima el escritor, implica la deshumanización: los opresores totalitarios dejan de considerar personas a las personas, les niegan su humanidad y también su identidad. A Levi y a las miles de personas que le acompañaron a su destino les trataban como simples objetos numerados, no solo porque les tatuaban un número en el brazo, les rapaban y les obligaban a ponerse todos el mismo uniforme sino porque no les conferían respeto ni dignidad.

Para sus captores nazis, Levi y las más de un millón de personas que pasaron por Auschwitz eran simples números a quienes hacerles pasarlo mal, vejar y torturar con la finalidad de que fueran muriendo o de acabar matándoles. Por eso explicó Levi en su obra que hay que tener muy claro que eso que sufrieron puede volver a ocurrir, por eso era necesario que su testimonio y los de miles de personas que pasaron por los campos de la muerte o sufrieron aberraciones a manos del totalitarismo nazi fueran conocidos, que la sociedad los escuche, los conozca y reflexione para evitar la repetición de los hechos pasados.

Los regímenes totalitarios son crueldad, son deshumanización y desprecio por la vida humana: implican el pisoteo de los derechos humanos. Este hombre nos ha enseñado muchísimo y, afortunadamente, podemos seguir aprendiendo de él. Lógicamente, algunas de sus frases son muy potentes. Una de ellas puede encontrarse en su libro “Los hundidos y los salvados”, dice así: “No es lícito olvidar, no es lícito callar, si nosotros callamos ¿quién hablará?”. La responsabilidad de las víctimas del fascismo con respecto a nuestra sociedad es inherente a su resistencia.

Otra de sus frases, muy buena también, es la de “El hombre es ese ser que ha inventado las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es ese ser que ha entrado en esas cámaras con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shemá Israel en los labios”, la dualidad de la intolerancia.

Todas las obras de Primo Levi son importantes y trascendentales, aunque nosotros recomendamos empezar por “Si esto es un hombre”, “Los hundidos y los salvados” y “Los supervivientes y los condenados”. Es significativamente importante leer a Levi porque olvidar no es una opción: debemos conocer y tener presente lo que pasó, especialmente ahora que el fascismo no solo está en auge sino que, además, lo está de la mano de Gobiernos y de partidos políticos que deberían cerrarle las puertas.

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