La idea de que las mujeres musulmanas eligen libremente llevar el velo islámico es una ilusión, ya que enfrentan presiones sociales, familiares y religiosas que limitan su capacidad de decisión.
Por Leila Mansouri | 6/03/2025
El hiyab, junto con otras formas de velo como el niqab o el burka, ha sido presentado por algunos sectores como una elección personal y un símbolo de identidad cultural o religiosa. Sin embargo, esta narrativa ignora una realidad más profunda: estos elementos son, en su esencia, instrumentos de opresión patriarcal que perpetúan la subordinación de las mujeres en las sociedades donde se imponen. En España y en el conjunto de Occidente, donde los valores de igualdad, libertad y laicismo deberían prevalecer, es imperativo prohibir su uso, especialmente en espacios públicos como escuelas y ámbitos laborales, para garantizar una sociedad verdaderamente equitativa y libre de sectarismos religiosos.
Símbolo de opresión, no de libertad
La idea de que las mujeres musulmanas eligen libremente llevar el velo islámico es, en muchos casos, una ilusión. En comunidades donde esta prenda es norma, las mujeres enfrentan presiones sociales, familiares y religiosas que limitan su capacidad de decisión. Desde niñas, se les inculca que cubrirse es un deber moral, una muestra de ‘pureza’ o una protección contra el deseo masculino. Este discurso no solo cosifica a las mujeres, reduciéndolas a objetos que deben ocultarse, sino que traslada la responsabilidad de la conducta masculina a ellas mismas. ¿Dónde está la libertad en un sistema que castiga a quien no se somete con ostracismo, violencia o culpabilidad?
En países donde el velo es obligatorio, las mujeres que se resisten enfrentan prisión, multas o incluso la muerte. En Occidente, aunque no exista una ley estatal que lo imponga, la coerción cultural sigue operando en muchas comunidades inmigrantes. Permitir el velo bajo el pretexto de la ‘libertad de elección’ es ignorar estas dinámicas de poder y blanquear un símbolo que, históricamente, ha servido para controlar y someter a las mujeres.
Igualdad en la educación y el trabajo
La presencia del velo en las escuelas y el ámbito laboral socava los principios de igualdad que deberían regir estos espacios. En las aulas, donde se forman las futuras generaciones, permitir que las niñas lleven velo mientras sus compañeros no enfrentan restricciones similares refuerza la idea de que las mujeres son inherentemente distintas y deben cumplir normas que los hombres no tienen. Esto no solo perpetúa la desigualdad desde la infancia, sino que contradice el objetivo de una educación laica y universal, libre de dogmas religiosos que dividan a los estudiantes.
En el trabajo, el velo puede ser una barrera para la integración y la neutralidad profesional. Las empresas y servicios públicos deben reflejar un estándar de igualdad y secularidad, no convertirse en escaparates de creencias personales que, además, llevan consigo una carga de sumisión femenina. Prohibir el velo en estos contextos no es una restricción a la libertad religiosa, sino una medida para proteger la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, evitando que las trabajadoras sean marcadas por un símbolo que las diferencia y, en muchos casos, las degrada.
Laicismo como pilar de una sociedad progresista
España y Europa tienen una larga historia de lucha por separar la religión del Estado, un esfuerzo que ha permitido avances en ciencia, derechos humanos y progreso social. El velo, como expresión visible de una doctrina religiosa patriarcal, choca con este ideal laico. Una sociedad secular no puede permitirse símbolos que representen la supremacía de una creencia sobre la razón o que perpetúen estructuras de poder desiguales. La tolerancia hacia el velo, lejos de ser un gesto de apertura, es un paso atrás hacia el sectarismo y la fragmentación cultural.
La prohibición del velo no busca atacar a las personas, sino liberarlas de las cadenas de una tradición opresiva. Es un mensaje claro: en Occidente, las mujeres no deben ser definidas por mandatos religiosos ni patriarcales, sino por su capacidad, su talento y su libertad. Volver a los ideales de la Ilustración —ciencia, laicismo y progreso— exige rechazar todo aquello que nos arrastre al oscurantismo, y el velo es, sin duda, uno de esos lastres.
Prohibir el velo en España y Occidente no es un acto de intolerancia, sino de coherencia con los valores de igualdad y libertad que decimos defender. Es hora de dejar de romantizar prácticas que, lejos de empoderar a las mujeres, las atan a un pasado de sumisión. En las escuelas, en los trabajos y en la vida pública, debemos apostar por una sociedad donde ninguna niña o mujer se vea obligada a ocultar su rostro o su identidad bajo el peso de una tradición machista. Solo así construiremos un futuro verdaderamente laico, igualitario y progresista.
Je je, sí, mucha búsqueda del laicismo y la igualdad pero del pañuelo de monja no hablan, ni tampoco de la semana santa donde una religión invade espacios públicos y cortan el tráfico de coches y personas (creas o no) mientras adoran a estatuas de escayola (algo que su mismo dios prohibía en la biblia). Tampoco se comenta (otra casualidad) el traje de penitente que tapa de pies a cabeza, el doble rasero de siempre, mi religión permitida, la de otros prohibida. Y ojo, si quitamos pañuelos de musulmanas por defender una supuesta laicidad de la sociedad los católicos con cruces al cuello se las quitarán también o si se ponen la cruz en un pendiente ¿no?, ¿no?… exacto.
Sobre que el velo obliga a todas las mujeres árabes a llevarlo, que se pasen por Túnez o hasta por Marruecos donde el pañuelo pueden llevarlo… o no. Ni siquiera si eres de fuera es obligatorio ponérselo. Religión en el estado no, religión a título personal sí, siempre y cuando no afectes a mi vida
Prohibimos a las niñas el velo. Entonces no las llevan al colegio. Un pan con unas h…..s.
Una pregunta que dejo aqui: ¿Y a las monjas les van a prohibir los hábitos? Se parecen bastante en forma y fondo ¿no?…(Tapar y a las mujeres).
Lo suyo sería prohibir las monjas también
Si prohibiendo ;a las pocas monjas que hay ;el uso del velo y vestimenta en las calles facilitara ese proceso que ya se dio en Turquía de secularización de la población religiosa islámica…desde luego que si. Nunca hemos necesitado prohibirlo pq en nuestra sociedad era viable separar lo civil de lo religioso…en las sociedad y comunidades islámicas es imposible. Y más en occidente que usan la religión como forma de reforzar su «identidad» cultural. No me gusta la idea de prohibir por prohibir y desde luego tengo mis dudas al respecto de la prohibición de la vestimenta islámica pq siempre quiero pensar que la libertad total debería imperar. Pero pecar de inocentes nos puede costar la sociedad, la democracia… quien no quiera estar en la calle sin velo tendría la opción de…largarse. Si no se hace algo van a destrozar las sociedades europeas y no tengo claro que si hacemos algo no vayamos con ello a reventarlas con ello. Es un tema muy complicado , el Islam es un desafío cojonudo . Cuestión de supervivencia.
El hábito no es obligatorio y no afecta a todas las mujeres. Solo a algunas que, cuando son adultas, eligen integrarse en una comunidad religiosa. También hay hombres curas que llevan sotana. He ido a colegio de monjas 15 años y solo llevaban hábito las muy mayores y hablamos de los años 80. Este comparación tan manida es una falacia y una banalización de lo que significa el velo que afecta a TODAS las mujeres por serlo y es obligatorio en determinados países y comunidades so pena de su integridad física.