La Primera Guerra Mundial: final y consecuencias

Por Susana Gómez Nuño

Al final de la 1ª Guerra Mundial se impuso la Paz de los Vencedores con la aplicación de diversos tratados muy desfavorables para Alemania que destilaban el resentimiento de los vencedores, los cuales no permitieron la rehabilitación de los países vencidos, provocando cambios políticos, variando las fronteras europeas e ignorando los deseos e intereses de las diferentes regiones.

Con el tratado de Versalles, Alemania se vio obligada a ceder diferentes territorios, así como sus colonias. También debía pagar una compensación económica y establecer un plan para reducir la potencia de su ejército. El tratado de Saint-Germain obligó a Austria a ceder todas sus posesiones imperiales y el país se vio reducido a su territorio patrimonial. El tratado de Trianón redujo el territorio húngaro y se crearon tres nuevos Estados –Checoslovaquia, Yugoslavia y se reconstruyó Polonia–.

El tratado de Sèvres hizo desaparecer el imperio turco. Francia y Gran Bretaña administraron sus territorios de manera que los árabes, que esperaban la independencia, se vieron traicionados. Finalmente, con el tratado de Neuilly, Bulgaria cedía la Tracia a Grecia. Por otro lado, Estados Unidos estableció el plan de paz Wilson conformado por catorce puntos, uno de los cuales fue la creación de un organismo destinado a preservar la paz: la Sociedad de Naciones, que finalmente fracasó cuando Estados Unidos se negó a formar parte de ella.

Al final de la 1ª Guerra Mundial, los EUA salieron beneficiados y se convirtieron en una potencia mundial

Teniendo en cuenta la situación geopolítica tras el conflicto, podemos afirmar que la 1ª Guerra Mundial modificó los equilibrios internacionales, en tanto los principales países beneficiados fueron Estados Unidos y Japón, ya que exportaron alimentos y armas durante la contienda y prestaron el capital necesario para la reconstrucción de Europa, lo que favoreció su posición como nuevas potencias mundiales, frente a una Europa, devastada y endeudada por la guerra, que perdió su predominancia en el mercado mundial. Las naciones de Alemania y la Unión Soviética se vieron sumidas en un aislamiento internacional y cayeron en una profunda crisis económica. Cabe destacar que la Revolución Rusa de 1917 protagonizada por Lenin y los bolcheviques se erigió como la primera revolución obrera y comunista. Sin embargo, los países occidentales apoyaron a los contrarrevolucionarios.

El concepto de Guerra Total adscrito a la 1ª Guerra Mundial describe la participación de todas las grandes potencias y estados europeos en el conflicto, a excepción de algunos estados como España, Suiza, los Países Bajos y los escandinavos. Incluso algunos países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda o India enviaron sus tropas a luchar al lado de la Entente, sin olvidarnos de la decisiva intervención de Estados Unidos. Por otra parte, el conflicto solo contemplaba la victoria o la derrota total debido a que perseguía objetivos ilimitados, en tanto Alemania aspiraba a convertirse en una potencia política y marítima mundial en la línea de Gran Bretaña.

Con objeto de obtener la victoria, ambos bandos movilizaron a toda la población, incluyendo a las mujeres, que se incorporaron a la producción industrial

Los dos bandos aplicaron todos los recursos disponibles con el fin de obtener la victoria, lo que incluía la movilización masiva de la población en un contexto económico industrializado con elevada productividad para sufragar los gastos bélicos. Se necesitaba mano de obra, con lo que las organizaciones obreras reforzaron su poder y la mujer se incorporó al mundo laboral para que la economía siguiera funcionando. La Guerra Total también aceleró el desarrollo tecnológico, que proporcionó armas más efectivas y mortíferas. Así pues, el impacto de la guerra se hizo latente en todos los ámbitos de la vida social.

El elevado número de bajas provocó cambios en las estructuras familiares en las que los jóvenes y las mujeres adquirieron protagonismo. Asimismo, la nobleza se aburguesó y desaparecieron los imperios y las coronas del área centroeuropea. Las revoluciones sociales protagonizadas por las masas hicieron crecer el número de sindicatos y se consiguieron ciertos avances sociales, como el sufragio universal, mejoras salariales, la seguridad social y la jornada de ocho horas.

 

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