Por Manuel del Pino
Carla vive en una ciudad de provincias de Hispania. Tiene un precario trabajo convencional, aunque sueña con ser modelo, actriz o escritora… si bien se le empieza a pasar el arroz debido a la interminable crisis. Roza los treinta años y ha aprendido cosas de la vida, de ésas que no vienen en los cuentos ni en los libros.
Es una joven de barrio corriente y a la vez peculiar. Una “detective” como cualquiera podría serlo e identificarse con ella: va atando cabos de su sociedad y su época, entre crítica y con humor, en clave de parodia. Esas lecciones que da la vida gratis, o quizá caras.
Carla es lucida, aguda e irónica. Siente desdén por la injusticia y ternura por los desgraciados de la vida, defiende a los trabajadores honrados y sufridos.
ADIÓS.
Rajoy me cae bien, con sus trabalenguas y su sentido común.
Parecía eterno, parecía tonto. Y no lo era.
Pero no soporto tanta corrupción. Ni tantos lacayos de los poderosos, que se ceban con las trabajadoras honradas. Ni la prepotencia de quienes se creen los amos del cortijo.
Cuando soy YO la que madruga a diario para sostener con mi trabajito precario y mal pagado este país tan justo.
Vendrán otras corrupciones y otras prepotencias. Que ya apuntan.
Y YO seguiré madrugando para acudir a mi trabajito precario. Si tengo suerte.
Pero mientras, adiós. Adiós adiós adiós adiós adiós.
CORAZÓN.
Me encanta ver programas de corazón en la tele.
Es que me parto. Todos los días, cuando vengo machacada de mi trabajito precario.
En mi barrio pegan carteles para que las marías vayamos en autobús a una tele de Madrid de público, como un acontecimiento con mucho éxito.
Yo nunca voy. La rara soy yo, claro.
Siempre me dieron asco esos programas del corazón, de manera visceral.
Y ahora sé por qué:
SU éxito supone MI fracaso.
BASURA.
Vivo independiente en mi pisito con mi trabajito.
Todos los sábados llevo CUATRO bolsas de basura al contenedor.
Luego voy a comprar y traigo CUATRO bolsas de comida a mi pisito.
Así cada semana. Cada mes. Cada año.
Qué asco. Y el mundo gira gira gira gira gira.
Y nadie puede hacer nada.
Anteriores reflexiones de Carla:
La perla de Carla (Drag, Pensiones, Mantero y Lluvia)
La perla de Carla (Fariña, bragas y el cambio de hora)
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