La nueva estrategia de seguridad de Japón es desconcertante

Japón da un giro en su política de seguridad nacional y califica a China como un «desafío estratégico sin precedentes».

En los tres documentos de seguridad y defensa que Japón adoptó el pasado 16 de diciembre, se describió a China como «un desafío estratégico sin precedentes», lo que marca un cambio importante respecto a hace nueve años, cuando se describió a China como un «socio estratégico» en las directrices de estrategia de seguridad nacional que Japón lanzó en 2013.

¿Qué significa este cambio y qué hay detrás? China no ha hecho nada para justificar tal reacción por parte de Japón. Los líderes de China han reiterado una y otra vez que solo buscan un ascenso pacífico, como lo demuestra lo que ha estado haciendo: la Iniciativa de la Franja y la Ruta y varios tipos de asociaciones que ha buscado para la cooperación económica con otros países. Ha sido el mayor mercado de exportación de Japón y su mayor socio comercial durante años.

Es natural que los dos países tengan diferencias en una amplia gama de temas. También es natural que China, la segunda economía más grande del mundo con la población más grande del mundo, tenga una capacidad de defensa que sea compatible con su condición de país importante y adecuada para los tiempos.

Fue Japón el que invadió muchos países durante la Segunda Guerra Mundial, y fueron las fuerzas invasoras japonesas las que cometieron horribles atrocidades en China y otros países. Si existe alguna amenaza potencial para la paz en el este de Asia, debería ser el resurgimiento de la mentalidad militarista en la mente de los políticos japoneses.

Describir a China como «una amenaza sin precedentes» es solo un pretexto que el gobierno nipón está usando para expandir su ejército. Eso explica por qué el primer ministro japonés, Fumio Kishida, a principios de este mes estableció un nuevo objetivo para el gasto militar durante los próximos cinco años de 43 billones de yenes (318.000 millones de dólares), un aumento de casi el 60 por ciento sobre la cifra de 27 billones de yenes entre 2019 y 2023.

Estos datos indican que China no representa una amenaza para Japón sino que existe en realidad una ambición de convertir a Japón en una potencia militar fuerte.

Al expandir rápidamente su capacidad militar, Japón se está embarcando en un camino que es contrario a su llamada Constitución pacifista, que los políticos derechistas de Japón han tratado de revisar. La expansión de su poderío militar es la revisión de facto de la Constitución, lo que garantiza la vigilancia de sus vecinos en el este de Asia contra el ascenso del militarismo japonés.

Cuando se trata de los lazos entre China y Japón, etiquetar a China como «un desafío sin precedentes» va en contra del espíritu de los cuatro documentos políticos firmados entre los dos países y también socava la confianza política entre las dos naciones.

Dada su historia de invasión de varios países en el este de Asia, la expansión de la capacidad militar de Japón sin duda representa una amenaza potencial para la paz en la región, y sus vecinos tienen suficientes razones para sospechar de la motivación detrás de su nueva estrategia de seguridad expansionista.


Editorial del periódico China Daily

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